martes, 12 de marzo de 2024

JUSTINIANO DE LA FUENTE - EL "BÁSICO" GAUCHO


“La Tradición

no es palabra para todos,

porque no todos pueden hacerla rezo

en la fatiga cotidiana”.

J. de la F.

Parece mentira, pero… ¡que pocos registros -casi nada diría- han llegado hasta nosotros de este hombre que tanto hizo para organizar el movimiento tradicionalista!

Algunos por ahí han dicho que era de la Ensenada, pero esa relación quizás provenga porque -aparentemente- fue funcionario de Puerto La Plata.

Tenemos en la memoria como una vaga referencia de nuestra niñez, que vivía en las inmediaciones de Plaza España (Avda. 7 y 66).

“Básico” de la primera hora, fue en lo que llamaban “el rancho criollo de Justiniano”, por Punta Lara, donde el 13/12/1937 se habló por primera vez de hacer algo para institucionalizar una fecha como “El día de la Tradición”.

Se lo estimaba con un gran orador, de palabra pronta y precisa, sin necesitar de un papel para dirigir la palabra a la concurrencia de un acto.

Supo vestir las prendas criollas con naturalidad y recato, así como ensillar prolijo y saber pasearse sobre el lomo de un pingo. Tenemos conocimiento que algunas de las pilchas que lucía -por ejemplo, una hermosa rastra- eran propiedad de un señor de apellido Richardson, de Ensenada, que supo ser Comisario allá en lejanos años.

Mientras que los “Básicos”, por ejemplificarlo de algún modo, eran todos hombres ‘de saco y corbata’, Justiniano fue el único que se engalanaba con las pilchas criollas, y eso hizo que al declararse el “Día de la Tradición”, fuese el que estuviese adelante en todos los actos, homenajes y desfiles que al respecto se organizasen.

Y cuando “Bases”, ante la magnitud de los fastos en La Plata, de 1940, vislumbra que la organización de los mismos escapan a sus posibilidades, propugna la creación (04/1942) de la Federación Gaucha Bonaerense, la que se engalana con la presencia de Don Santiago Rocca que será su primer presidente, aunque más no sea durante el primer año, y allí se destaca el ímpetu y la capacidad organizativa de De la Fuente, quien ya a partir de 1943 será su presidente, cargo que desempeñará hasta 09/1950, siete positivos y fructíferos años.

O sea que la tarea de fomentar en las distintas localidades bonaerenses, la creación de centros abocados a la defensa y difusión de la tradición -puntualmente: la creación de “los fortines”-, corrió exitosamente bajo su férrea dirección. ¡Pavada de tarea!

Antes de la Federación solo existían: “Leales y Pampeanos” de Avellaneda (de 1932) y “El Rodeo” de Santos Lugares (12/1939). Sáquense cuentas de lo efectivo de esa gestión.

Nada sabemos de su nacimiento (ni fecha, ni lugar), y tampoco de su fallecimiento; conocemos que tenía un hermano, Ginés, que fue capataz en los primeros desfiles, y un hijo de su mismo nombre (un niño entonces) que participaba de las fiestas; pero SI sabemos cómo pensaba:

La Tradición, no obstante la opinión de ciudadanizados teorizantes que bastardean el concepto, constituye el pasado glorioso de la Patria sobre cuya base inconmovible se asienta, se amasa y se elabora la grandeza y el porvenir de la Nación. Por eso, y a pesar de los argentinos intelectualizados con pujos de extranjería en su conciencia, nosotros venimos trayendo en el tamboril de los cascos, la resonancia magnífica de los tiempo nuestros.” (el subrayado nos pertenece).

En el libro de 1940, evocativo de lo que fue la primera celebración del Día de la Tradición en La Plata, se dice de él: “Fervoroso cultor de nuestra tradición, de la Fuente fue un singular animador de esta fiesta, en cuya organización y desarrollo tuvo una actuación descollante, lo que nos hacemos un deber destacar en estas breves líneas”. (el destacado nos corresponde).

Su acendrado sentido de la identidad le hizo expresar: “…las fuerzas morales de la Nación están aquí, desde que gauchos fueron los que al mando de Pueyrredón defendieron Buenos Aires, gauchos lo que atravesaron los Andes con San Martín y gauchos los que al mando de aquel táctico intuitivo de los campos de Salta mantuvieron a raya veinte invasiones realistas”.

Tentados nos sentimos de transcribir expresiones suyas, pero haríamos muy largo esta evocación, no obstante no omitiremos la que sigue, cuando hablando de los fastos y el desfile tradicionalista del 40, rememora en voz alta: “Lo hemos hecho los hombres de la Agrupación Bases, afiebrados por un ideal superior, porque queremos llevar el convencimiento y la sensación al espíritu de los descreídos y de los que han perdido toda fe en el ideal y el romanticismo de los hombres,, cómo y con quienes fue posible se convirtiera  en realidad el ensueño de la libertad”.              

Sabe una cosa Don Justiniano (¡qué lindo nombre!), los que hemos venido atrás, mucho le debemos… le debemos mucho! Discúlpenos.

 

El poeta uruguayo, Don Tabaré Regules, que lo conoció y lo trató, así lo describió en certeras décimas:

    A DON JUSTINIANO DE LA FUENTE


Inmensa pampa bravía

libre de mezclas extrañas

donde viven las hazañas

de tu raza y de la mía,

donde en tremenda porfía

vibra tu brazo valiente

y atajando la corriente

que se viene zolapada

tu nombre es una avanzada:

<Justiniano de la Fuente>.

  

Gaucho de ley, tu entereza

como tronco de quebracho

templa un corazón de macho

desbordante de nobleza;

alma de una sola pieza

transparente y cristalina

aferrado a tu Argentina

patria con garras de puma

y blando como la espuma

para querer a la china.

 

Cuando en hora bienvenida

pusiste pie en este suelo

trayendo un trozo de cielo

sobre una enseña querida,

una racha incontenida

se elevó desde la playa

y sin hallar una valla

corrió su dulce rumor

como una ofrenda de amor

sobre la tierra uruguaya.

 

Y en los montes y en los llanos,

en las lomas y cuchillas

fue cayendo la semilla

de los afectos hermanos,

los sentimientos paisanos

vibraron a un mismo son

y fundidos en la unión

de sus comunes destinos,

uruguayos y argentinos

son un mismo corazón.


Que vengan con sus tenaces

ímpetus lejanos vientos

queriendo romper los tientos

con que se ata nuestro enlace,

ahí está “Agrupación Bases”

guardián de la tradición

con ese gaucho tesón

que en hora de s honda   ansiedad

nos trajo la libertad

en la punta de un facón.

 

Y llevando la bandera

que luce gallarda al frente,

Justiniano de la Fuente

muestra su figura austera.

Poco importa que severa

lo juzgue cierta opinión,

él tiene su convicción

enraizada en lo profundo

y si es chica para el mundo

es grande en su corazón.

              Montevideo, 04/1942

 DEL ANECDOTARIO

Enfocando la memoria en la lejana infancia, recuerdo que mi primer desfile fue en el año 1958, por lo que sigue debe haber ocurrido en 1960/1962.

Para aquella vez primera no tuve recado; mi padre y un amigo, con dos matras y un cojinillo me improvisaron el apero que se asujetó al lomo de un petizo zaino.

No sé como, creo que mi padre se enteró que en el entonces nuevo Barrio Jardín, al sud de la ciudad, se vendía un “recadito para un chico”. Y allí fuimos. Digo fuimos aunque en realidad me llevaron mi padre y mi abuelo. Y me compraron dicha prenda, que según lo informado era el que había ensillado el hijo de De la Fuente en aquellas fiestas del inició de los 40.

No mucho después yo ya andaba en caballos grandes, y no tengo idea si el mismo se desarmó para usar los bastos y la encimera, o si se vendió completo. Por más que hurgo en la memoria, no consigo aclarar el dilema.

Una pequeña pincelada que me une a quien no conocí

 

La Plata, 12/Marzo/2024

 

 


De izq. a der.: J. de la Fuente, el resero Julián Fernández de 116 años, y Ginés de la Fuente, el 22/08/1942 al comunicarle que el estado provincial le otorgó una pensión