LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 012 – 29/01/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si compartimos “Decires de la campaña”.
CARDO
Uno de los motivos clásicos en nuestra platería criolla, es
“la flor de cardo”, por lo general
centro de magníficas rastras de plata. Pero si nos ponemos a hilar fino, y a
ver de dónde proviene “el cardo”,
elemento que utiliza el orfebre para su obra, nos encontramos que no nos
pertenece, que no es planta nativa de las Américas.
Pero… cómo puede ser…? cualquiera se pregunta, siendo que
una vasta variedad de “cardos”
encontramos por doquier en la campaña pampeana.
Entre nosotros se destaca “el cardo castilla”, originario de la cuenca del Mediterráneo
europeo, planta exótica e invasora que quizás llegó a nuestros lares en la
bosta de aquellos setenta y dos caballos que sobrevivieron a la dura expedición
conquistadora de Don Pedro de Mendoza allá por 1536, donde además deben haber
hecho su aporte cerdos y gallinas que también traían, como así mismo, los
lienzos o las bolsas en que contenían el alimento para la larga travesía
marítima.
Las feraces llanuras fueron el ámbito apropiado para su
proliferación. Y es así que hemos vistos matorrales de “cardo ruso” con una altura de 2 mts., como así también albardones
o pequeñas lomas cubiertas en apretados racimos por el “cardo castilla” o “de castilla” como sería la denominación
correcta. Éste es considerado comestible, ya que se pueden aprovechar sus
pencas, y así fue que en años muy lejanos y en la Vieja Europa, cultivándoselo
en huertas, con el cuidado y la atención del hombre, al dejar de ser silvestre
evolucionó y de él derivó “el aucalcil”.
Lo que muchos no saben, es que esa “flor de cardo” que resulta para nosotros tan criolla, es, desde el
1260 aproximadamente, la flor nacional de Escocia; al menos así lo entendió su
pueblo cuando dicho cardo los salvó de una invasión nórdica (mas esa es otra
historia que escapa a nosotros).
(Pero para que vamos a preocuparnos si “el cardo” es
nuestro o no, si allá en el Reino Unido, desde 1911, nuestra Marcha de San Lorenzo se utiliza oficialmente cuando se
entroniza un rey, como así también se ejecuta ante cada cambio de guardia en el
Palacio de Buckingham).
Nunca me olvidaré (y aún hoy evoco), aquel yogur criollo
-en tiempos en que en el campo no había heladera-, que mi abuela preparaba con
leche gorda, recién ordeñada y bien azucarada, que cortaba con la acidés de los
filamentos de la “flor del cardo
castilla”, que envueltos en un trapito blanco bien limpio, previo
machacarlos un poco, introducía en la fuente que contenía la leche. ¡Con que
gusto salía al campo a buscar dos o tres de las flores más grandes que cortaba
con mi verijerito! Nunca comí potaje tan sabroso.
Curiosamente para nosotros, la voz “cardo” tiene su origen
en el latín provincial de Cártago, en el norte de África, lugar que actualmente
ocupa Túnez.
(Las décimas de "El Cardo" de D. Roberto Reparaz se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")
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