domingo, 8 de enero de 2017

TALA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 009 – 08/01/2016


Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

En el norte se enseñorea el algarrobo, el caldén en la pampa, y en Buenos Aires, más allá de aquello de que “la pampa tiene el ombú…”, talla el tala!
Cuando allá por 1580 el conquistador español comenzó a reconocer los campos al sur del Riachuelo de los Navíos, es muy posible que armase campamentos y fogones a la sombra y al reparo de los tupidos “talares” de las costas del Plata. Más que centenarias plantas se erigían majestuosas e ignorantes de lo que después vendría.
Cuando el español ya más seguro, comenzó a internarse en la pastosa e infinita llanura, al toparse con arroyos, riachos o lagunas, volvió a disfrutar de la compañía del “talar”, que no solo le ofrecía cobijo sino también valiosa leña de templada brasa. Valga por ejemplo, el tupido y muy añoso “talar”, próximo al sitio en que fue fusilado Dorrego, en Navarro.
El desarrollo del “tala” depende de las probabilidades del agua: donde tiene buena agua dulce al alcance de sus raíces se desarrolla como un árbol que alcanza una altura de 12 mts., pero también hay versiones de que pudo alcanzar los 20 mts.!, y este parecería el caso de los “talares” que fueron convertidos en carbón allá por Gral. Madariaga, a juzgar por la vieja foto de la zona de los “montes grandes” que publicó Alberto Mola en su libro “Hechos del Tuyú Viejo”,
Cuando nace en tierras secas y pedregales, con escasa provisión de agua, es un arbusto que anda entre los 2 y los 4 mts. de altura.
El tupido entramado del “talar” sirve de protección y amparo a otras especies que a ese monte se entreveran, tal el caso del espinillo, el chañar, el coronillo, la sombra’e toro y la cina-cina, todas ellas, plantas y arbustos de tipo espinoso nativas de la América del Sur. No obstante, hay autores que hablan que la dispersión del “tala” abarca desde EE.UU. hasta la llanura pampeana, o sea: por casi el todo el continente Americano.
Si bien su madera es muy buena, tiene por contra que al no tener un tronco alto y recto (y pasa lo mismo con las ramas), su aplicación está limitada a trabajos de reducida envergadura.
Pero hay una pilcha criolla que lo recuerda: ese rebenque de trabajo, a veces algo tosco pero de cabo con buen peso, que llamamos “talero”, donde ese trozo de rama de tala, va por general retobado en una cola de vaca.
Los teleros han aprovechado su raíz, que hervida, brinda un color castaño o café, que se fija firmemente y es muy resistente. Por otro lado se ha usado el te hecho con sus hojas para afecciones del pecho, los resfríos y las indigestiones.
Tan ligada ha estado su existencia a la vida del hombre de estas regiones, que en Uruguay y Argentina hay ciudades que se llaman “Tala”, y localidades como “El Talar”, y así mismo muchas son las estancias denominadas: “El Tala”, “El Talar” o “Los Talas”.
Poco se conoce que en 08/2015, en C.F. fue declarado por la Legislatura, “Árbol emblemático de la Ciudad de Buenos Aires”.

(Se ilustra con "Talita del Pedregal" que se encuentra en el blog Poesía Gauchesca y Nativista)

No hay comentarios:

Publicar un comentario