Criollo y Paisano, son dos voces que solemos usar -muchas veces- como sinónimo de “gaucho”, pero cada una de éstas tiene su origen y trataremos de analizarlo hasta llegar a ese uso actual. Creemos que el orden por aparición, es el de “criollo”, primero, y posteriormente “paisano”.
Comencemos entonces por decir que “criollo”, es voz que deriva del portugués ‘crioulo’, y ésta a su vez de ‘criar’.
Según el diccionario contemporáneo, tal
es la persona ‘hija o descendiente de europeos, nacida en los
antiguos territorios españoles de América o en algunas colonias europeas de dicho
continente’. Hacemos hincapié en ‘descendiente
de europeos’, lo que da a entender de una
pareja de españoles en el caso de nuestros conquistadores. Pero bien… hay
un inconveniente…
Cuando el conquistador hace visible su
presencia en esta parte de América, mayoritariamente son hombres, y no han
viajado con sus mujeres; si pueden haberlo hecho algunos jefes, pero son
contados con los dedos de una mano. Y ahí viene la pregunta: aquellos hombres
que gestaron “criollos”, con qué
mujeres los engendraron…? Sin palabras, creo que no hacen falta (Vaya esto para
que lo expliquen algunos ‘puristas’).
Visto esto, la definición del
diccionario debería cambiar (por lo que fue la realidad), a: ‘hijo de
europeo nacido en los antiguos territorios de América’.
En realidad era “criollo” cualquier hijo de conquistador nacido fuera de su tierra
original. (en América, en África, etc.).
A aquel hijo de europeo nacido en estas
latitudes se lo denominó además de “criollo”:
‘mancebo’, ‘hijo de la tierra’, ‘mozo de pata al suelo’, e inclusive ‘mestizo’
que sería la definición más apropiada. Casualmente éstos, que rápidamente se
hicieron de a caballo, fueron los que, como peones, se dedicaron a las tareas
pecuarias.
El mismo diccionario contemporáneo,
aclara que la expresión “criollo”
también refiere a aquella persona que actualmente conserva las cualidades
estimadas como características de su origen. Porque decir “criollo” es como citar al poblador originario, por lo menos de
nuestra civilización, de allí que se lo podría definir como “nativo hijo de europeo”.
Esto lo reafirma don Félix Coluccio
cuando define que es el “propio del país,
auténticamente
nativo, aunque a veces haya ascendencia extranjera. No se refiere exclusivamente al hombre. Se
aplica por extensión a los animales, a la vestimenta, al alimento, etc.”
En este mismo rumbo, el muy español
Diego Abad de Santillán que vivió entre nosotros y tanto trabajó por el bien de
nuestra cultura, lo definió: “hijo del
país y, más particularmente, el nativo
auténtico”.
“Martín
Fierro”, a quien siempre hemos considerado un “gaucho” que cuenta su vida y sus
pesares -que son los de todos sus pares-, varias veces acude a ejemplificar con
“criollo” las cuestiones que trata,
claramente identificable ese decir, con “gaucho”, que a sus vicisitudes remite.
Dice por ejemplo: “Mas ande otro criollo pasa / Martín Fierro ha de
pasar”, “hasta que venga algún criollo / en esta tierra a mandar”,
o “Pero diré, por si acaso, / pa’ que me
entiendan los criollos”, y vaya
si lo entendieron sus contemporáneos de la campaña argentina.
Uno podría preguntarse, por qué no usó
directamente la palabra “gaucho”?, pues bien, por la simple razón que no
denominaba a sus pares con tal voz, solo lo hacía en alguna plática, con dos
sentidos: de alabanza, como ser: “¡Que hombre gaucho Don Ataliva!”; o como
denostación o poniendo reparos: “Ese es gaucho de boliches y jaranas”.
Así tenemos “versos criollos”, “platería
criolla”, “telería criolla”, “pilchas criollas”, “aperos criollos”, “caballo
criollo”, “zapallo criollo”, “hacienda criolla”, “cocina criolla”, como
afirmando que es lo propio del lugar, lo originario, lo auténtico, lo que está
desde hace mucho tiempo.
Con el avance del Siglo 20, la palabra “criollo” cada vez más se asimila a “gaucho”, llegando a ser, casi casi, como un sinónimo, pero nunca un reemplazo cabal, porque no tiene ‘el peso significativo’ que incorporado tiene “gaucho”.
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“Paisano”, para el Diccionario Académico,
deriva del francés “paysan”, y éste a
su vez de “pays”, que significa “territorio
rural, país”, aclarando que
ese “país” no tiene el mismo
significado que hoy le damos a tal palabra, que sería “Territorio constituido en Estado soberano”; prestemos atención a la
aludida definición de “territorio rural”;
y el Diccionario define a “paisano”
como “Dicho de una persona: natural del
mismo país, provincia o lugar que otra”, que indudablemente es una
definición muy actual, poco acorde a lo que queremos demostrar.
Don Rafael Darío Capdevila en su “El
Habla Paisana”, infiere por “país”: “Patria. Lugar de origen, de nacimiento”
y agrega, “En el S. 19 la gente decía
‘país’ cuando se refería al lugar de nacimiento de una persona”, y esto
rápidamente lo corroboramos con la Foja de Filiación de Juan Moreira, cuando
dice: “A saber: Patria, Buenos Aires. Edad y estado, 28 años soltero;…”. No
dice ‘Argentino, de Buenos Aires’. Ni en los papeles oficiales de entonces se
utilizaba como hoy lo hacemos.
Hacia el último tercio del Siglo 19
existía en Buenos Aires la Academia Argentina de Ciencias, Letras y Artes, que
entre 1875 y 1879 elaboró el primer Diccionario del Lenguaje Argentino, que se
mantuvo inédito hasta 2006, en que su continuadora, la Academia Argentina de
Letras, lo hizo público. Lo interesante para nosotros es que el mismo contiene
la voz “paisano”, y nos trae una
definición e interpretación de un tiempo que nos resulta primordial.
Nos dice de “paisano”: 1)
habitante y natural de la campaña 2)
gaucho, en su segunda acepción 3) natural de las provincias argentinas
del interior 4) los gauchos le dan
este nombre particularmente a los santiagueños.
Acorde a nuestros decires, vemos que tal
Academia, reemplaza el español ‘territorio rural’, por el más propio ‘natural
de la campaña’, y que inmediatamente asocia la voz a la de “gaucho”, ya que la
pone como un sinónimo. Recordamos que estamos en 1875 / 79, o sea que es una
interpretación de época, sin intermediarios.
Resulta curioso el punto 4), pues parecería que los gauchos son
solamente los de la región pampeana, pues convierte a los de otra provincia en “paisanos”. Resulta curioso -reiteramos-,
pues vayan por ejemplo a decirle a los salteños que no son gauchos…
Coincidente con esa definición de 1875 /
79, es la que Daniel Granada vuelca en su Vocabulario Rioplatense Razonado de
1890, cuando dice que “paisano” es
la “persona que es del campo. Su
prototipo es el gaucho”, y ya no hay medias tintas: para Granada “gaucho” y
“paisano” son lo mismo.
En nuestra percepción, “paisano” es el sucesor del “gaucho”, a
partir de las transformaciones que poco a poco trae el alambrado: conserva sus
usos y costumbres, su cancionero y bailes, sus mismas habilidades en las rudas
tareas de campo, etc., pero, perdida su ‘libertad e independencia’, se ha sometido
a la regulada vida de una estancia alambrada. Ahí se formaliza entre nosotros
la expresión “paisano”.
Y más o menos lo
mismo es lo que ha sintetizado el para nosotros muy respetado dolorense Eduardo
Acevedo Días (h), cuando explica que es la “persona de campo o (la) que ha seguido los usos y costumbres de la
vida de la campaña”, o sea que es “paisano”
el que siguió respetando los modos del “gaucho”.
El estudioso del vocabulario del Martín
Fierro, Francisco Castro, y el investigador Félix Coluccio, le agregan un
significado que particularmente no le he conocido, y es que se usa como
sinónimo de amigo, camarada, compañero, hermano. No lo encuentro en la
práctica.
No podemos desconocer que también hay
una significación ajena a nuestro uso, y es que cuando por ejemplo, dos
napolitanos, o dos catalanes (elegimos al azar), se encuentran lejos de su
tierra, se reconocen entre sí como “paisanos”,
porque son del mismo lugar, región o provincia, no porque son de Italia o
España.
Entre nosotros, especialmente en el área
pampeana, a los identificados como “indios mansos”, se los llamaba “paisanos”, y al respecto hay un libro
renombrado llamado “Nuestros Paisanos, los indios” de Carlos Martínez Sarasola.
Ese al que hoy vemos de bota, bombacha,
corralera y el resto de los atavíos típicos, al que el observador común llama o
ve vestido de “gaucho”, ese, ese es el “paisano”.
En la segunda mitad del Siglo pasado Atahualpa Yupanqui popularizó la expresión “Paisano es el que lleva el país adentro”, y es verdad que suena bien, pero allí esa expresión “país”, intuyo que no remite al lugar donde se nació o se reside, sino al “país” como estado soberano. O sea que es una expresión contemporánea y no del tiempo del “gaucho” donde hemos querido rastrear el significado.
La Plata, 16/09/2020
Carlos Raúl Risso E.-
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Carlos, en mi zona hay muchos árabes, y como bien pusiste el ejemplo de los napolitanos, entre ellos también se denominan paisanos.
ResponderEliminarSi señor, es así!
ResponderEliminarGracias por molestarte en escribir
Impecable lo suyo don Carlos, leerlo es enriquecedor y reconfortante, muchas gracias!.
ResponderEliminarAgradezco el elogio. Lástima que no se de quien viene.
ResponderEliminarHay palabras que nos empujan a insistir