LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 32 – 25/06/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si compartimos “Decires de la campaña”.
Artemio Arán, aquel escritor y político “sampedrino” que por
largo tiempo vivió radicado en Córdoba y que estuvo muy vinculado a la
Agrupación Bases y a los orígenes del Día de la Tradición, dijo del rebenque: “En las pulperías hizo percha del facón y
fue el primero en responder al insulto del borracho insolente. Es una adhesión
permanente a la hombría y muchas veces evitó una desgracia. En las domas amansó
rebeldías y en las cuadreras salvó la fama del parejero a puro chasquido de
aliento”.
El rebenque forma parte del apero y está asociado a la
ensillada, como que no se sale a caballo sin llevarlo pendiendo de la manija en
el dedo pulgar de la mano derecha, o del índice y medio; esto… si la persona es
diestra, ya que la zurda se ocupa de llevar las riendas.
Antiguamente, en la centuria del 1800, o sea Siglo 19, fue
muy usado el “rebenque de argolla”, y al respecto explica y aclara don Justo
Sáenz (h): “El antiguo ‘rebenque
porteño’, notable por su gran argolla de hierro o plata, terminado en un cabo
hueco a modo de pasador o ‘caño de estribera’, de no más de veinticinco
centímetros de largo y lonja ancha y doblando las dimensiones de éste, no es
exclusivamente original de la provincia de Buenos Aires, pues antes de 1880 era
popular en la Mesopotamia y otras regiones del país. Su azotera se hacía de dos
guascas cosidas y a veces enterizas, las que solían abrazar el aro referido a
través de dicho ‘caño’ y llevaba manija: de tiento o cadenilla de plata, pasada
por la argolla”.
En general y normalmente el rebenque se compone de cuatro
partes, a saber: manija, cabo, paletilla y lonja.
El rebenque que reemplazó al “de argolla”, y que es el que
actualmente se usa, tiene el cabo más largo que aquel, por lo general de entre
35 y 45 cm. siendo la lonja de la misma medida o un poquito más.
El cabo del rebenque de trabajo, el de todos los días o
todo andar, por lo general está retobado con el cuero de una cola de vaca
sacada en bolsa y bien lonjeada, que se coloca húmeda sobre el palo elegido, y
una vez seca queda firme dando una buena terminación con un frunce en la cabeza
del rebenque, y alguna sortija que pone la terminación en la paletilla.
Para la construcción del cabo se suele usar madera de
membrillo o naranjo, aunque muchas veces por ser planta típica se ha usado la
madera de tala, y si bien no todos los investigadores coinciden, de allí
proviene la denominación de “talero” como sinónimo de rebenque rústico.
Del mismo modo que no todos coinciden con el uso correcto
de la manija, nos quedamos -porque tenemos esa misma interpretación-, con la
opinión de Tito Saubidet y Miguel Etchebarne, que afirman que el rebenque no se
cuelga de la muñeca, ni se agarra del cabo para castigar. Por eso mismo, D. Bartolomé.
Gutiérrez, cuando evocó al escoses gaucho D. Roberto Cunninghame, dijo: “Mano de hombre de a caballo / la que saluda
cordial, / la manija del rebenque / suspendida en el pulgar”.
(Las décimas de "El Rebenque" de Miguel D. Etchebarne, se pueden leer en el blog Antología del Verso Campero)
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