domingo, 13 de mayo de 2018

DÉCIMA


LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 72 – 13/05/2018
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.
Cuando el conquistador desembarcó en tierras de América y comenzó a posesionarse del vasto territorio, su dominio fue aplastante: “a sable y mosquetón, o a crucifijo” no respetó cultura preexistente e impuso lo que traía y conocía. Y si bien es mucho y valioso lo que se llevó, al fin de cuenta, pasado el tiempo…, podemos recapacitar que nos dejó la lengua, la guitarra, el caballo, algo de su equitación y mucho de la poesía.
Si bien los períodos histórico/culturales no tienen fechas puntuales de inicio y fin, puede decirse a grandes razgos, que el Siglo de Oro Español se inicia cuando el descubrimiento de América, se extiende por todo el S. 16 y la primera mitad del 17, o sea hasta 1650, por poner una fecha algo caprichosa. Durante el mismo florecen y se difunden las artes: la pintura, la música, la escultura, el canto coral, la novela, la poesía…, dentro de ésta queda definida la “décima”, la que si bien ya existía, adquiere la estructura con que hoy la conocemos y cultivamos, y los méritos de ese logro se los lleva el sacerdote Fray Vicente Espinel, el poeta de Ronda, llamado en realidad Vicente Gómez Martínez Espinel, quién además, músico y cantor, le agregó la 6ta. cuerda a la guitarra.
Entre los cantos que aquellos conquistadores trajeron como parte de su cultura, para su entretenimiento y distracción, estaban las poesías escritas en estrofas en décimas, y éstas, sin darse cuenta, sacaron carta de ciudadanía americana. Y a pesar de ser la décima (junto al soneto) la forma más compleja de construir poesía por responder estrictamente a métrica y a rimas consonantes, prendió en el pueblo anónimo y analfabeto, no siendo esto último impedimento para expresarse por décimas, con la particularidad que andando los años, alejándose de los decires españoles, comenzaron los “poetas” nativos a cantarles a las cosas y sucesos vinculados a su diario vivir, adquiriendo -el contenido- de ese modo, una particularidad y personalidad propia que la diferencia de las décimas generadas por el resto de los pueblos de América.
Durante el siglo 19, el siglo propio del gaucho, las “décimas” se cantaron por estilo y por cifra, y hacia el fin del mismo empieza la milonga a tener presencia y ganar terreno, al punto de haber llegado al presente como el canto más difundido, mientras que desapareció “el cielito” que era la melodía mas cantada en la centuria del 1800 y que no era en “décima”.
Tan difundida estaba ésta, que llegó a llamarse directamente “décima” a una composición, lo que sería como decirle a un cantor: “Cántese una décima, don…”, cuando en realidad el cantor desarrollaba un tema que podía tener 3, 4 o 10 décimas.
Durante el Siglo 20 podría decirse que el 80% de la poesía criolla se desarrolló en décimas, como así también se volvió la estrofa preferida de los payadores para la creación de su poesía oral.
Don Roberto Coppari le dedicó los versos que ahora ponemos a consideración: "A la Décima y su Autor". (Se los puede leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

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