martes, 29 de diciembre de 2020

SIETE GRANADEROS VETERANOS

 Nadie puede negar que hoy por hoy, Internet se ha transformado en una herramienta infaltable en nuestras vidas, brindándonos todo tipo de información, desde el estado del clima a búsqueda de trabajo, pasando por resultados deportivos a textos de estudio, y mucho más. Y si bien nos facilita el acceso al conocimiento, tiene sus peros…, porque cualquier persona, con conocimientos o sin ellos, con preparación o sin ella, con buena o mala intención, puede “colgar” como se suele decir, cualquier escrito en ese inimaginable sitio para “los profanos” como uno, que es la “red o la web”. Y así resulta que se ponen historias apócrifas, porque no hay filtro alguno que lo pueda impedir. Ahí todos podemos ser escritores o investigadores sin haber leído nunca un libro. Pero también hay mal intencionados.

Así es que no muchos años atrás, comenzó a circular la historia, que en 1880, cuando el retorno de los restos del Gral. San Martín a la Patria, como renacidos de la nada, se presentaron en el puerto 7 Veteranos Granaderos a rendirle honores a su amado jefe amado. La historia está bien contada y resulta tocante por su contenido de respeto y admiración. Pero…

Cuando la conocí, en vez de recurrir a los libros para verificar, solo me puse a sacar cuentas, si: a sacar cuentas, para darme cuenta -valga la redundancia- que tal relato enmarcaba una historia apócrifa.

El Cuerpo de Granaderos se creó el 16/03/1812 y se fue ampliando en los años siguientes alcanzando su punto máximo por 1817, cuando ya estaban prestos a cruzar Los Andes.

Entre 1817 y 1880 median 63 años. Si a eso le sumamos los 20 años (que en promedio, aunque deben haber sido más), deberían haber tenido los granaderos al incorporarse, nos da que en 1880, esos sobrevivientes, rondaban, por lo menos, los 83 años.

Pero hay que saber que hacia mitad de la centuria de 1800 a 1900 (Siglo XIX), el promedio de vida, o de ‘esperanza’ de vida, era de solo 42 años, estirándose a 48 ya sobre el fin de ese siglo.

Qué gran casualidad sería, que justo esos 7 Veteranos Granaderos, hubiesen sido longevos. Pero hay algo más: el relato apócrifo dice que vestían con altivez uniformes harapientos, rotosos, deslucidos.

Claro, quien hace el ‘cuento’ se “olvidó” de contar que al regreso de los restos del Cuerpo de Granaderos al país, en 1826, remitidos al Cuartel del Retiro, disuelto el mismo, debieron entregar las armas y uniformes, siendo marginados de la vida militar.

Quien pergeñó la falsa historia, no hace aportes documentales, no da citas, no brinda referencias. Por lo pronto los diarios de la época que cubrieron tan importante suceso, nada dijeron de esos “7 fantasmas”, ni siquiera en un apartado como una anécdota de color.

Por otro lado, de haber ocurrido, Bartolomé Mitre, el primer panegirista de San Martín, con seguridad le hubiese dedicado un capítulo en su Historia del héroe.

 En realidad hay una historia con 7 Granaderos, pero es otra historia, que si la quieren escuchar, ya se las cuento.

Cuando San Martín se retira del Perú, cediendo toda la gloria y la responsabilidad de lo que quedaba por hacer, a Bolivar, ya no contaba con ningún tipo de apoyo ni respaldo político-económico del gobierno Central de Buenos Aires, y si bien el Cuerpo de Granaderos aún revistaba como “Granaderos a Caballos del Río de la Plata”, sus miembros -mayoritariamente- eran peruanos, ecuatorianos, colombianos; después de los acontecimientos del Callao, donde llegó a quebrarse la indoblegable imagen de los granaderos, con amotinamientos y traiciones, el Regimiento se encontraba para la etapa final de la liberación Americana, diezmado y reducido a su mínima expresión, no obstante fueron una tromba en Junín bajo el mando de Mariano Necochea, y sablearon en Pampa de Quinua, en Ayacucho, territorio del Perú, aquel 9/12/1824 de hace ahora 196 años, que marcó el triunfo definitivo de las armas patrias. Tal fue la actuación de los Granaderos en la ocasión, que su jefe de ese día, el paraguayo José Félix Bogado, fue ascendido a Coronel Mayor prácticamente sobre el campo de batalla.

Aquel día, la Caballería, a órdenes del Gral. Miller, ocupó el centro de la formación de ataque, integrada por el Regimientos Húsares de Junín, Granaderos de Colombia, Húsares de Colombia, y Granaderos a Caballo de Buenos Aires.

Tras esos sucesos, sin medios ni apoyos, Bogado recibe la orden de regresar ese Regimiento a su Cuartel en Buenos Aires; a los ponchazos podría decirse, eligiendo el camino del mar, logran llegar a Chile, desde donde, siempre a los ponchazos, tras desembarcar deben encarar el cruce de los Andes con el sentido inverso al que habían hecho en 1818. Febrero de 1826 los ve ingresar a la ciudad donde nacieran.

Gobierna Rivadavia, quien les ordena remitirse al Cuartel de Retiro, donde hace colocar una placa de bronce en su homenaje, al tiempo que les hace depositar sus armas y uniformes disolviendo, tras catorce años de victoriosa vida, el cuerpo que creara San Martín.

De aquellos pocos más de 100  soldados (al decir del Cnel. Yaben) que a Buenos Aires llegaron, solo 7 correspondían a la hora fundacional. Ellos eran:

Sgto. Trompa: Miguel Chepoya

Sargento 2°:    Damasio Rosales, Francisco Vargas, Patricio Gómez

Capitán:           Francisco Olmos

Sgto. Mayor:    Paulino Rojas

Cnel.                José Félix Bogado

 De acá viene la historia de que en las guardias y cambios de guardias, y custodia de los restos del Gral San Martín, en la Catedral porteña, siempre son 7 los Granaderos involucrados, pero NO porque fantasmagóricamente aparecieron en el puerto aquel día de 1880 en el que al Gran Capitán se le cumplió el sueño de descansar en su tierra.

La Plata, 19/12/2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario