ARRIADOR. Arreador. “El arreador en sí fue usado con preferencia por estancieros, mayordomos de estancia, compradores de hacienda, capataces de tropa y jefes militares, lo que dio a esta singular prenda significado de mando”, tal lo definido por el serio y respetado José María Paladino Giménez, en nota en el diario La Nación.
Otro no menos
entendido en saberes criollos, Sáenz (h). lo describe: “Látigo de cabo de madera, plata, cuerno, verga, suela u otro material,
que lleva en su extremo superior una larga trenza de cuero crudo terminada en
una tirilla corta de lo mismo, llamada azotera. Es muy útil al jinete para
arrear otros animales, castigándolos desde cierta distancia con él”.
Porque corresponde
al tiempo en que el “arriador” estaba vigente, es muy importante saber que en
el Inédito Diccionario de Argentinismo (1875) que vio la luz recién en 2006, la
voz fue recogida: “látigo con cabo de
madera, como de tres cuartos de largo y azotera de lonja o trenza de 4 o 5
varas, de que hacen uso los acarreadores de hacienda y en general toda persona
del campo. Látigo que se usa para arrear.”
La breve
explicación nos brinda dos datos interesantes: medida de cabo y trenza. Convirtiendo
las varas y los cuartos, podemos inferir que los cabos andaban en los 60 cm. o
más, y la trenza en 3,50 m.
En cuanto a la
trenza, quizás sea más verosímil la que da Daniel Granada en su “Vocabulario
Rioplatense Razonado” (1890): “…de una
vara y media de largo. La trenza termina en una tira de una cuarta o más de
largo, a la cual dan el nombre de sotera.”, con lo que estamos hablando de
una trenza de 1.60 m. incluida la azotera.Obra de los artistas
artesanos Pablo Logiurato
y Nicolás Renni.
Tallador en madera,
desconocido
En cuanto a la
confección de los “arriadores” más rústicos, los de trabajo, en el extremo
opuesto a la empuñadura, el cabo tiene en esa punta “…un agujero que corresponde con dos laterales, por los cuales pasa
una guasca que queda en forma de ojal. A éste va asida una argolla, y a la
argolla la trenza”. En esa misma argolla de la punta se fija una manija o
anillo de tiento, para pasar allí el dedo índice o bien para colgar el arreador
del cabo del cuchillo, tal cual se hace
con el rebenque.
El actual
Diccionario de la Real Academia recoge la voz, y en la 4ta acepción explica: Arg,
Bol. Col. Par. Perú y Ur.: “Látigo de
mango corto y lonja larga, destinado a arrear”.
Don Aaron Esevich,
un estanciero que hizo su vida de a caballo, hablando de un personaje, escribe:
Como índice de atributo de mando, pendía
del hombro derecho de Don Andrade, un primoroso arreador esterillado con
delicada artesanía gaucha”.
Como no podía ser
de otra manera, en “La Vuelta” del Martín Fierro se utiliza la voz, y allí, el
hijo de Fierro dice hablando de Vizcacha: “El
hombre venía jurioso / y nos cayó como un rayo- / Se descolgó del caballo / revoliando
el arriador- / y lo cruzó de un lazazo
/ áy
nomás a mi tutor”.
Al igual que a
otras prendas criollas, muchos poetas le han cantado, por eso a modo de ejemplo
lo traemos al gran Etchebarne cuando en “La Yerra” escribe: “…restallan los arreadores // marcando la atropellada,…”, o como
este otro que no es manco, D. Osvaldo Andino Álvarez, que en “Capataz de
Tropa”, reafirma lo que expresamos al principio: “…y como un timbre de honor / o rúbrica de su mando, / del hombro le
iba colgando / el cabo del arreador.”
Hay un arreador muy
especial que si bien existió no fue usado por la gente gaucha, y ese es “el arreador con estoque”: en años donde se andaba a caballo, médicos,
comerciantes, consignatarios, etc, lo hicieron suyo, (…) daba tranquilidad en
las solitarias calles y caminos de la ciudad y suburbios, especialmente en las
horas de oscuridad reinante. (refiere a la Gran Aldea de Buenos Aires, en
la segunda mitad del S. 19). Sus cabos
huecos (para permitir alojar la hoja de estoque o estilete) fueron construidas
con fina malaca, ébano, guindo, caña, ballena y los de fina plata.” Así
describe Paladino Giménez en la nota citada al inicio.
Y como tantas
veces hemos recurrido a Hernández en su “Instrucciones del Estanciero”, ponemos
el punto final con su sentencia: “El
arreador es al capataz la señal de autoridad y ningún peón debe usarlo”.
La Plata, 14/02/2023
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