LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 38 – 06/08/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si compartimos “Decires de la campaña”.
En plena época del gaucho, allá por la centuria del 1800,
“la riña” era uno de los entretenimientos más afianzados en la campaña, junto
con las corridas de sortijas, la taba y las cuadreras; se ha dicho que fue “pasión y vicio, en el que se dejaba la
plata con ganas, mucho más que en la taba y las cuadreras”.
Es una manifestación milenaria, difundida -por lo menos- en
Asia, Europa y América. Por ejemplo en Europa, más precisamente en lo que hoy
es Gran Bretaña, la cría de los gallos de combate fue introducida por el año
50, y en el período medieval (época que ya hemos señalado marca el tiempo que
va entre el año 300 y el 1500), las riñas fueron muy difundidas y populares.
En nuestra América, el conquistador español Hernán Cortes
fue uno de los que introdujo la especie, y dedicó tiempo a su reproducción, ya
establecido en México.
Para saber que pasó entre nosotros, recurrimos a un
ejemplar de la Revista “Martín Fierro” de Avellaneda de 01/1951, y allí leemos:
“Desde la época colonial, las riñas de
gallos fueron una de las diversiones favoritas del pueblo. En Buenos Aires eran
contadas las casas de los suburbios en las que los propietarios, a manera de
potrillo de pura sangre, no tuvieran su correspondiente gallo atado de una pata
y en condiciones de enfrentar y ‘darle cara’ al del vecino en el reñidero del
barrio. Muchísimos eran los hombre que como única ocupación tenían la de ser
galleros. En los ‘circos’ se jugaban miles de patacones, y no pocas veces
corría tanta sangre humana como de los aguerridos gallos, a raíz de disputas y
grescas originadas por un mal fallo del juez”.
Hay constancias que “el
primer reñidero público de Buenos Aires fue instalado en el actual barrio de
Montserrat, por José Alvarado, en el año 1767”.
Básicamente las razas originarias son: la “Aseel o Calcuta”
de la India, criada en sus orígenes por la nobleza de ese país, de donde pasó a
China e Indochina; otra es la llamada “Brujas”, propia de Bélgica y norte de
Francia; y otra más, la “Inglesa”.
En la India, hay documentos que hablan de los gallos de
riña 1400 años antes de Cristo, o sea unos 3400 años atrás.
Al lugar donde se desarrollan los combates se lo denomina
“reñidero”, y consiste en un redondel “construido
en madera o chapa, desarmable, forrado en arpillera o paño, de tres metros y
medio de diámetro por ochenta centímetros de altura”.
Un reconocido personaje de nuestra historia, el Brig. Gral.
Manuel Hornos, fue un entusiasta criador, al punto de haber logrado su propia
raza de gallos de combate.
En uno de los libros más criollos de Uruguay, “Diez Años
Sobre el Recao”, don Wenceslao Varela incluye y describe un personaje que anda
los caminos con sus gallos de riña.
Para ilustrar lo hablado recurrimos al poeta entrerriano
Daniel Elías, y sus décimas "El Batará".
(Las décimas se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")
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