AM
1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA”
Micros Nº 12 y 13 – 13 y 20/09/2017
Antes de salir
“campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en
el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos unas “astillas” al “Fogón de
los Poetas”.
Creo que a este intento
de remitirnos a evocar el origen del género que habitualmente llamamos “gauchesco o la gauchesca” le deberemos
dedicar, al menos, dos emisiones o sea: dos miércoles. Y se hace obligación
informar entonces, que la primera vez que a ciencia cierta se sabe aparece en
un documento la palabra “gaucho”, ocurrió el 23/09/1771 (246 años atrás), en la Comandancia de Maldonado, en los
territorios que ya se aprontaba para ser el Virreynato del Río de la Plata. Y
subrayamos esto, porque para que exista una literatura que lo identifique,
necesario era que existiese ese ser social que se llamó “gaucho”.
El conquistador nos
había traído junto con la guitarra su cancionero, y en él la poesía “tradicional
española”, elaborada sobre las formas de cuartetas, romances y décimas, siempre
en la forma octosilábica o sea, de ocho sílabas. Ahora, es innegable que las
generaciones que iban naciendo en estas tierras, “mozos de pata al suelo”, “hijos
del país”, “mozos de la tierra” -sobre los que se erigirá el gaucho-, ya no
solo cantan o repiten aquel cancionero, sino que van gestando el propio
utilizando aquellas formas estróficas y diferenciándose del español, al cantar
a sus propias vivencias, sus sucesos cotidianos, sus cuitas amorosas…, pintando
sin darse cuenta su ámbito regional, gestando sin querer un nuevo género al expresarse en su habla rústica, donde perduran
voces del español antiguo, algunas deformaciones de vocablos, y muchas voces
nuevas necesarias para designar cosas que en la vieja España no existían,
generando un modo expresivo que hizo que el sabio Francisco Javier Muñiz -uno
de los primeros en prestar atención al lenguaje por acá hablado- lo definiera
como un “…lenguaje figurativo en que pintan
con exageración”.
Es importante decir y
recordar que hasta acá, era todo un cancionero y una poesía oral, ya que
entonces y por mucho tiempo más, el pueblo sería general y mayoritariamente
iletrado, sin escuela.
Redondeando, el
escritor e investigador Eleuterio Tiscornia, ha afirmado que la “poesía gauchesca”, es la que recibió
de la “poesía tradicional española” las formas métricas y estróficas (dicho de
otra manera: las cuartetas, décimas y romances, en versos de ocho silabas),
guardó voces del español antiguo -arcaicas-, una parte del fondo popular de las
ideas y emociones, y se apodera de la modalidad y los sentimientos de un tipo
nuevo, “el gaucho”, desarrollándose fecundamente en las llanuras y la región de
los grandes ríos, sin cuyo escenario no se explicaría bien la vida física y
emotiva del personaje. Es el mismo Tiscornia quien dice que a este nuevo
producto deberíamos llamar “tradicional gauchesco”, y no “tradicional o
tradicionalista” como comúnmente decimos.
No se conservan
composiciones de esa época, ya que eran solamente orales. Pero el religioso,
teólogo y abogado Juan Baltazar Maciel, nacido en Santa Fe en 1727 y fallecido
en Montevideo en 1788 (a los 61 años), dejó
un testimonio escrito donde ya se
vislumbra algo… del lenguaje gauchesco. En 1777 escribió:
CANTA UN GUASO
EN ESTILO
CAMPESTRE LOS TRIUNFOS DEL
EXCMO. SEÑOR DON PEDRO
DE CEVALLOS
abajo
de aquestas talas
del
maior guaina del mundo
los
triunfos y las gazañas,
del
señor de Cabezón
que
por fuerza es camarada
de
los guapos Cabezones
que
nada tienen de mandrias
hé
de puja, el caballero,
y
bien vaia toda su alma
que
a los Portugueses jaques
a
surrado la badana.
Como
á ovejas los ha arriado
y
repartido en las pampas
donde
con guampas y lazos
sean
de nuestra lechigada.
De
balde eran mis germanos
sus
cacareos y bravatas,
si
al columbrear á Cevallos
no
lo hubo así el come Bacas.
O
más aina: como gentes,
Vuestro
Don Pina Bandeira
salteador
de la otra Banda,
que
allá por sus andurriales
y
siempre de disparada,
huyendo
como avestruz
aun
se deja atrás la gamma…
Ya
de Santa Catalina
las
batatas y baranjas
no
le darán en el pico
aunque
más griten chicharras,
su
colonia raz con raz,
dis
que queda con la plaza,
y
en ella i cuando la otra
harán
de azulejos casas?
Perdone
Señor Cevallos
vi
vena silvestre y guaza,
que
las germanas de Apolo
no
habitan en las campañas.
Voces de estas tierras: Talas - pampas - lazos - guampas - lazos - bravatas - gama - avestruz
Guaina:
según Rojas, del quichua “huaina”, que significa “varón”
Mandrias:
hombre flojo, cobarde
Jaques:
perdonavida, valentones
Columbrear:
divisar, avistar
Come
Bacas: portugueses dedicados al contrabando de hacienda
Pina
Bandeira: un jefe contrabandista
"La gauchesca", hará su explosión
con los sucesos de las Invasiones Inglesas y las luchas de la Independencia.
Por esta época aún continuaba siendo poesía oral, pero habrá de ocurrir un
suceso que le afirmará la identidad y marcará -entre comillas- el origen.
Sucedió que en 1818,
Bartolomé Hidalgo, un montevideano que formó con Artigas y también supo ser
funcionario público, antes las dificultadas que pasaba su pueblo, cruzó el río
buscando un mejor presente en Buenos Aires, pero como acá continuaban sus
dificultades, se ganaba la vida vendiendo por las calles porteñas sus
composiciones poéticas, las que al estar impresas, posibilitó que muchas de
ellas se salvaran para la posteridad testimoniando el nacimiento del género.
Por esos años, en el
cancionero popular -como en el de hoy predomina la milonga-, tallaban los
cielitos, y alguno breve, de los que él compuso, decía:
“Los chanchos que Vigodet
ha encerrao en su chiquero
marchan al son
de la gaita
echando al hombro un ‘fungeiro’.
Cielito de los gallegos,
¡ay!, cielito del Dios Baco,
que salgan al campo limpio
y verán lo que es
tabaco.
Vigodet en su corral
se
encerró con sus gallegos,
y temiendo que lo pialen
se anda haciendo el
chancho rengo.
Cielo de los
mancarrones,
¡ay!, cielo de los potrillos.
Ya brincarán cuando sientan
las espuelas y el lomillo.”
Claro que Hidalgo no
estaba solo, y a más de los poetas orales que siempre estaban, podemos agregar
a Pedro Feliciano Sáenz de Cavia, Juan Gualberto Godoy, y José Prego de Oliver,
entre otros.
En forma anecdótica y
como cosa curiosa, podemos decir que si bien Godoy era mendocino, entre los
años 1817 y 1830 realizó varios viajes a Buenos Aires, residiendo un tiempo por
el Tuyú donde se da por hecho que tuvo pulpería, y que habría sido el payador que
derrotó a José Santos Vega, señalando su ocaso.
Con el género gauchesco
ya definido, aparecerán cultivando “la gauchesca”, Hilario Ascasubi -autor de
‘Los Mellizos de la Flor o Santos Vega’, quien también supo firmar con los
seudónimos de ‘Paulino Lucero’ o ‘Aniceto el Gallo’-, y Estanislao del Campo,
quien publicará ‘El Fausto Criollo’.
El broche de oro a la
poesía gauchesca del S. 19 lo pondrá el más gaucho de todos los autores: José
Hernández, el ‘tata’ del “Martín Fierro”.
En grandes trazos y a grandes
rasgos, podemos afirmar que así ha sido el nacimiento de la poesía gauchesca,
algo distinta a la que hoy cultivamos y que me animo a definir como “campera”
DIÁLOGO
PATRIÓTICO INTERESANTE
ENTRE JACINTO CHANO
CAPATAZ DE UNA ESTANCIA EN LAS ISLAS
DEL TORDILLO, Y EL GAUCHO DE LA
GUARDIA DEL MONTE, RAMÓN CONTRERAS
(fragmento)
CONTRERAS
¡Conque
amigo!, ¿diaónde diablos
sale?
Meta el redomón,
desensille,
votoalante,
¡Ah
pingo que da calor!
CHANO
De
las Islas del Tordillo
salí
en ese mancarrón:
¡Pero
si es trabuco, cristo!
¿Cómo
está, señó Ramón?
CONTRERAS
Lindamente
a su servicio…
¿Y
se vino de un tirón?
CHANO
Si,
amigo; estaba de balde,
y
le dije a Salvador:
andá,
traeme el ‘azulejo’
apretámele
el cinchón,
porque
voy a platicar
con
el paisano Ramón,
y
ya también salí al tranco,
y
cuando se puso el sol
cái
al camino, y me vine;
cuando
en esto se asustó
el
animal, porque el poncho
las
verijas le tocó…
¡Qué
sosegarse este diablo!
a
bellaquiar se agachó
y
conmigo a unos zanjones
caliente
se enderezó.
Viéndome
medio atrasao,
puse
el corazón en Dios
y
en la viuda, y me tendí;
y
tan lindo atropelló
este
bruto, que las zanjas
como
quiera las salvó,
¡Eh
p…! el pingo ligero,
bien
haiga quien lo parió!
Por
fin, después de este lance
del
todo se sosegó,
y
hoy lo sobé de mañana
antes
de salir el sol,
de
suerte que está el caballo
parejo
que da temor.
CONTRERAS
¡Ah,
Chano…! ¡pero si es liendre
en
cualquiera bagualón…!
Mientras
se calienta el agua
y
echamos un cimarrón
¿qué
novedades se corren?
CHANO
¿Novedades…? ¿qué se yo?
Hay
tantas que uno no acierta
a
que lao caerá el dos,
aunque
le esté viendo el lomo.
Todo
el pago es sabedor
que
yo siempre por la causa
anduve
al frío y al calor.
Cuando
la primera Patria,
al
grito se presentó
Chano
con todos sus hijos,
¡ah
tiempo aquel, ya pasó!
Si
jue en la Patria del medio,
lo
mesmo me sucedió;
pero,
amigo, en esta Patria…
Alcánceme
un cimarrón…
CONTRERAS
No
se corte, déle guasca,
siga
la conversaición,
velay,
mate: todos saben
que
Chano, el viejo cantor,
aonde
quiera que vaya
es
un hombre de razón,
y
que una sentencia suya
es
como de Salomón.
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