LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 42 – 10/09/2017
Ante la imprevista partida de este gran paisano, se me ha
ocurrido recordarlo, evocarlo, a través de dos anécdotas vividas con una
diferencia de casi 50 años entre una y otra.
Yo era un chico de unos 10 año por 1962; estaba en “Los
Ombues” de mi abuelo Espinel, y ese día -no recuerdo por qué motivo- habíamos
encerrado en el corral, un lote lindo de ternerones amagando a novillitos.
‘Tata’ me había hecho entrar al corral de a caballo, y a su indicación, iba
apartando del lote el animal que me señalaba, al que hacía entrar al ‘huevo’ de
la manga, y cuando éste estaba completo, allí entraba para hacerlos pasar a la misma.
Estábamos en esas tareas (cosas que tanto me gustaban),
cuando viniendo de las casas, costeando el alambrado, se fueron acercando
cuatro paisanos, los que al llegar se saludaron con mi abuelo, pero allí quedó
la cosa pues la faena no se interrumpió.
Cumplida la labor todos rumbeamos a las casas, donde ‘Tata’
con tres de esos visitantes, en una esquina de la amplia galería que envolvía
la casona por tres lados, se sentaron a matear, mientras que otro, uno alto y
flacón, bastante joven, se dedicó a recorrer la troja y un galponcito medio
abierto donde estaba la máquina de desgranar; por allí, en distintos ganchos,
lo mismo que en algunas horquetas de unos grandes ‘ligustros’, dormían un sueño
largo cuantiosos elementos de fierro, ya en desuso; cada tanto, ese paisano
levantando algún objeto pegaba el grito: “¡Don Espinel…! me lo llevo”, a lo que
mi abuelo asentía. Se repitió dicha situación por tres o cuatros veces.
Cuando las visitas se retiraron, comencé a preguntar; antes
no, porque los chicos no intervenían en las conversaciones de los mayores. Los
paisanos eran de “La Montonera” de Ensenada e iban con rumbo a la Magdalena, y
habían entrado al campo a pedir permiso para dejar uno de los caballos por un
problema que no recuerdo. El paisano alto que buscaba entre “fierros viejos” era
Pepe Ameghino, y cuando pregunté
para qué los quería, “Tata” me respondió que juntaba elementos antiguos para
hacer un museo. Ahí fue cuando le respondí: “Entonces
‘Tata’, todas las cosas viejas que ahora encontremos son para mí”, naciéndome
así el afán por atesorar piezas que me hablan del ayer rural.
Y otra cosa que me llenó de orgullo: Ameghino preguntó a mi abuelo “quién
era ese chico que se desempeñaba bien en el corral”; claro que no era por
mi habilidad, sino por la capacidad del pingo zaino que montaba, el inolvidable
“Ciruja”.
Casi cincuenta años después -corría abril de 2008-, estaba
en una jineteada en el Centro Tradicionalista Punta Lara, compartiendo con el
ex jinete Cacho Gomensoro, cuando se nos acercó Pepe y allí se quedó, conversando entre jineteada y jineteada,
hasta que en un momento, mirándome, me dijo “Por
qué usas alza prima en el cuchillo…?”. Cruzamos palabras al respecto, y
poco a poco se nos fue el domingo.
Como me había quedado con la espina en el ojo, en los días
siguientes me dediqué a observar fotos antiguas, en lo posible del S. 19, y
también pinturas de esa época; busqué en los libros, fundamentalmente aquellos
textos que describen indumentaria, y terminé convenciéndome que la “alza prima
en el facón” nunca existió, y es una moda, si se quiere: moderna.
En la niñez y en la hombría, dos anécdotas y dos enseñanzas
transmitidas por José “Pepe” Ameghino.
Allá por el año ’90, al escribir un verso, se me antojó
pensar que el paisano de mi compuesto podía ser él, y así fue que le dediqué lo
que dice “Por si las pulgas…”.
Valga lo escrito, como una evocación a ese gran
tradicionalista que nos dejó el 9/09/2017.
(El verso se puede leer en el blog “Poeta Gaucho”)
Recordatorio familiar
JOSÉ EDUARDO AMEGHINO
Y fue así un lluvioso 9 de septiembre de
2017, ensilló el bayo viejo, ató un redomón a la sidera, para esa alma que lo
iba a acompañar, montó en silencio sin dar órdenes; lo seguían el petiso oscuro
y su zaino, viejo miró pa’tras y salió con tranco cansino a la eternidad.
Lo esperaban Carmelina, sus hermanas, su
hija, sus tíos Juan y Abelardo, los caseros de La Montonera Doña Camila y Don
José, y algunos de sus amigos: Luis Carnagui, Nito Balda, Juan Brasioli, Luis
Ferrari, y una lista infinita de buena gente.
Seguramente lo estarán esperando con
unos amargos y una que otra ginebra para recordar cantidad de lindos días
compartidos, anécdotas, huellas recorridas, y como en un sueño el momento
estará acompañado por los acordes de una zamba de la mano de Santiago.
Y se fue por la huella de la eternidad
llevando toda su sabiduría, sus enseñanzas, su alegría; se fue un
tradicionalista, un amante y ferviente defensor de la tradición, a redomonear
otros campos apadrinando otras almas.
Hasta siempre al Gran Don José Pepe
Ameghino, gracias por tanto, tu nombre siempre será recordado entre el paisanaje
de tu querida Ensenada de Barragán.
Tu esposa, hijos, nietos y bisnietos.
(Diario El Día de La Plata,
28/09/2017)
No pude encontrar el verso sobre Ameghino
ResponderEliminarMe gustaría leerlo!, Gracias. Cristina
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