LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 23 – 16/04/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si compartimos “Decires de la campaña”.
PAREJERO
Si hay un entretenimiento ecuestre y criollo que junto con
“la sortija” se ha mantenido vigente en las costumbres rurales desde la época
de la colonia, es el de las carreras cuadreras, y éstas tienen su razón de ser,
en la participación de los “parejeros”
que las disputan. Nómbrase así a los caballos preparados de ex profeso para
competir, para correr, y aquello de “parejero” viene de que dichas carreras se
corren de a dos, o sea “una pareja” o yunta, la que la disputa.
Don Octavio Alais, que vivió entre 1850 y 1915 y nos legó
“El Libro Criollo”, nos cuenta: “Generalmente
eran parejeros, como se les llama, caballos criollos que demostraban cualidades
especiales o que se distinguían por su ligereza, a los que a veces se cuidaba
con especial dedicación para el camino, como se decía entonces…”.
Trabajo de Enrique Rapela |
Parecería ser que durante los años de gobierno de Don Juan
Manuel de Rosas las cuadreras tuvieron gran difusión y eso llevó a que
prácticamente quien más quien menos, a tapa y ración, o bien como “crédito” en
la tropilla, tuviese un animalito para despuntar el vicio, porque bien aclaró
Hernández que “siempre un criollo
necesita un pingo pa’ fiarse un pucho”.
En su reconocido trabajo “Conozcamos lo Nuestro”, Enrique
Rapela aborda el tema de los “parejeros”,
y dice: “Fue tal el auge en la Provincia de
Buenos Airess que era muy común ver en cualquier rancho, por pobre que fuera, un buen
parejero (entropetado y luciendo una
manta que era muy superior a cualquier prenda de vestir del paisano poseedor de
tal pingo) atado ‘alto’ bajo la bienhechora sombra de un árbol”.
Mientras que en los circos hípicos los puros que disputan
las pruebas son “enteros”, en las carreras de campo por lo general los “parejeros” han sido caballos castrados,
con lo cual de ser un gran exponente, estaba impedida la continuidad
representativa de esa buena sangre.
Ha existido la costumbre de “varear a estaca” y también la
más común de “varear montado” saliendo por tanto a la huella o el camino vecino
para hacerlo.
“Don Alejo Moreira,
viejo criollo oriental, nacido en Mercedes y llegado a la provincia de Santa Fe
en 1887, daba en Tacurú, dpto. de San Cristobal, en 1945, a los 94 años, la
información siguiente sobre el procedimiento para ‘preparar’ (o sea ‘componer’) un caballo de
carrera: después de purgar al caballo, durante 15 días se lo alimentaba
despacio, y luego se le daban 4 raciones diarias en verano y 3 en invierno,
completando 2 kilos de maíz y 6 de alfalfa. Después de cada ración se le hacía
caminar una legua de ida y vuelta a la madrugada (…) para estos paseos se le
ajustaba la cincha después de darle de comer, para caminarlo trecho a trecho
aflojándosela un rato y volviéndolo a cinchar después del descanso”.
Parejeros famosos fueron: “Guerrero” del Gral.
Ángel Pacheco, “Esperanza” de Lafone, “El Oscuro” de Hornos, “El Santarritero”,
“El Chuli”, pero el más célebre de todos resultó el invencido “Pangaré Buey”
del Cnel. Machado.
(Las décimas de "El Zaino Colorao" se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")
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