AM
1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA”
Micro Nº 27 – 17/01/2018
Antes de salir
“campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en
el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos unas “astillas” al “Fogón de
los Poetas”.
Hablábamos en el
encuentro pasado de desfiles y sortijas, por eso viene a cuento recordar las
pilchas con que ensillaba Pedro, que no eran moco’e pavo pa’ poder entreverarse
a la gente de Avellaneda con la que se reunía compartiendo tradiciones.
Tras su muerte las
mismas fueron compradas por el Sr. Debiaggi, dueño de la “Empresa de
Transportes DADA S.A.” -casualmente de Avellaneda-, para su hijo Gustavo; esto
lo podemos contar pues don Julio Secundino Cabezas, en su libro “Recostao en la
Tranquera” de 1980, publica dos fotos, que aunque no muy nítidas, permiten ver un
pingo ensillado con esas prendas, y a su entonces jovencísimo dueño Gustavo
(estamos hablando de 37 años atrás).
Cabezas, que no lo
conoció a Risso, al conocer sus gauchas pilchas le escribió un verso que tituló
“Tu Apero Está En Buenas Manos”, el que remata diciendo: “Vi su emprendao el domingo / -me lo imaginé al paisano- / y entre un
golpetear de manos / pude escuchar este grito: / Qué en paz descanses Pedrito,
/ ¡tu apero está en buenas manos!”.
Por la segunda mitad
1966, cediendo a presiones de familiares y amigos, y quizás… como dice su
prologuista Etulain: “cuando seguramente
advirtió que la hora del trance final se le aproximaba”, comenzó a
seleccionar a su criterio los mejores versos con la intención de darle forma a
un libro, y a principio de febrero de 1967 se los hizo llegar a al citado
Osmildo Etulain, pero la muerte lo sorprendió el 11/02/1967, con jóvenes 51
años.
Ante esta situación,
familiares y amigos reunieron sus versos dispersos, y compiladas 116
composiciones, ordenadas y revisadas por Etulain, se dieron a la tarea de ver
como concretar la publicación. Fue así que arreglada la impresión en los
Talleres Gráficos Cadel SCA, ubicados en Sarandí, los amigos organizaron una
suscripción popular, cuyo aporte era el valor de un ejemplar, financiándose así
una edición de solo 500 ejemplares que vio la luz en el mes de octubre de ese
año ’67, con registro de su esposa, Alicia A. T. de Risso, bajo el título que
el propio autor eligiera: “De Mi Marca”,
que se distribuyó exclusivamente entre aquellos que habían aportado el valor de
uno, dos o tres ejemplares. Motivo éste que explica por qué, nunca estuvo a la
venta, y también por qué, es tan difícil en la actualidad encontrar un
ejemplar.
El mismo lleva en tapa
el motivo de una marca que auna las dos letras de su nombre, la “P” y la “R”, y
en pag. 6 una obra de Marenco que alude a su tema “¡Qué Ocurrencia!”.
Cerramos con una
reflexión de su amigo Etulain: “El libro
en sí constituye un canto permanente al hombre de campo argentino de la llanura
pampeana, de quien exalta sus virtudes, relata sus costumbres y describe además
de su idiosincrasia, con lujo de detalle (…) la indumentaria y las prendas todas de sus aperos y herramientas, de
los que tuvo que valerse en el medio en que le tocó actuar, para trabajar,
luchar y divertirse”.
Ilustramos con “Los
Diez Hermanos Rosales”. (dichas décimas se pueden leer en el blog "Antología del Verso Campero")
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