Variadas y de diverso origen fueron las
causas que desembocaron en la Revolución de Mayo, y dos fueron las corrientes
ideológicas que se manifestaron en sus hombres.
Entre las primeras las hubo de origen
local, americano y europeo, pero simplificando, tiene fundamental importancia
el resultado de las Invasiones Inglesas y la abdicación del monarca español a
favor del dominio político-militar de Bonaparte.
En cuanto a la ideología, hubo criollos
decididamente revolucionarios dispuestos a cortar con España, y otro grupo
dispuesto a gobernar por sí, interinamente, hasta tanto sea repuesto en el
trono el monarca depuesto. Se los llamó “patriotas” y “realistas”.
Como expresión testimonial de la época,,
tomemos la referencia de Juan Ignacio Gorritti, cuando dice: “La revolución de América no fue un suceso
repentino que debía sorprender a un sujeto medianamente pensador. (…) La
defensa que logró Buenos Aires en 1807 contra el formidable ejército británico
que la invadió, fue un rayo de luz que advirtió a toda la América cuanto puede
un pueblo resuelto a perecer antes que sufrir un yugo extranjero”.
Por otro lado, depuesto Fernando VII,
había quienes, como el Obispo Lué, sostenían que estando España ocupada debían
tomar el mando en América los españoles residentes, y que ese mando solo podía
pasar a manos de sus hijos cuando ya no hubiese vivo un solo español.
Mientras que Juan José Castelli
recordaba que para las leyes de la monarquía, América pertenecía al Rey y no al
pueblo español, y que faltando el monarca, la soberanía quedaba vacante y debía
ser asumida por el pueblo americano.
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En los acontecimientos previos, la
Ensenada estuvo asociada a los sucesos. Así nos encontramos que Santiago de
Liniers, jefe de la escuadra naval, en mayo de 1806 recibe del Virrey
Sobremonte, la orden de hacerse cargo de la defensa del Fuerte de Barragán;
finalmente los invasores desembarcan en Quilmes, y avanzan sobre Buenos Aires.
Ante esto, Liniers decide organizarse en
Montevideo, y hacia allí parte acompañado de jóvenes ensenadenses “que constituyen el primer plantel del
ejército de la Reconquista”.
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Cuando la segunda invasión, el Fuerte se
encontraba desmantelado, situación que aprovecha el jefe inglés -Whitelocke-
para desembarcar en estas costas, y ahora sí, será un vecino, Pedro Duval,
quien juega un papel principal. Según el insigne don José María Prado que
documentó el acontecimiento, fue Duval, quien a riesgo de su vida le indicó al
enemigo que el mejor camino para llegar a las barrancas era cruzar el bañado,
al tiempo que con un chasque, remitía al Cabildo la información que permitiría
la defensa.
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Sin estar estrictamente vinculado con
este “pago chico”, hay una relación de cierta vecindad con uno de los miembros
de la Primera Junta de Gobierno, nos referimos al Presbítero Manuel Maximiliano
Alberti. Había nacido en Buenos Aires, casualmente un mes de mayo del año 1763.
En la Universidad de Córdoba se graduó en 1785, de Dr. en Teología, ordenándose
sacerdote en 1786.
Tiempo después al quedar vacante el
curato de la Magdalena, fue nombrado “cura vicario interino”, cargo que ocupó,
aproximadamente, por cuatro años.
Al iniciarse el año 1802 es designado
cura de San Fernando de Maldonado, en la Banda Oriental, sufriendo vejámenes
por parte de los ingleses en 1806, quienes sostenían que actuaba de informante
de sus movimientos, y lo obligan a refugiarse en Montevideo.
Al producirse los sucesos de Mayo, se
desempeñaba en la Iglesia de San Nicolás de Bari, en Buenos Aires; participaba
de las reuniones en casa de Rodríguez Peña, y su voto en la asamblea del día 22
fue francamente revolucionario, y se destaca en él “la liberalidad y decisión
con que había abrazado la causa de la Patria”.
Intimo de Mariano Moreno, fue su
auxiliar en la redacción de la “Gaceta”. En la Primera Junta de Gobierno Patrio
fue el único sacerdote, donde se destacó por su esclarecido patriotismo.
Falleció en Buenos Aires el 2 de febrero de 1811.
No deja de ser un orgullo que su voz
resonara habitualmente en la Iglesia de la vecina Magdalena, en un templo que
no es el que se erige frente a la Plaza.
La Plata, 18 de Mayo de 2004
Bibliografía
-Apuntaciones
Históricas sobre Magdalena, de Andrés Calcagno (1930)
-El
Fuerte de Barragán – Revista “Centenario” N° 1 (1/1981)
-Historia
Argentina, dirigida por Vicente Gesualdo (Ed. Oceano 1985)
-Revolución
de Mayo, de Elba T. Cosso (Ed. Atlantida, 1960)
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