LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 48 – 29/10/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si compartimos “Decires de la campaña”.
Aunque todos sabemos lo que es el mate
y disfrutamos de él, no está demás que le dediquemos algunas palabras tratando
de recordar su historia, y conocer por allí, alguna particularidad.
El uso y la costumbre ha hecho de que denominemos “mate” al recipiente
en que lo tomamos y al acto de tomarlo, aunque realmente tal es la infusión,
compuesta por la “yerba mate” secada
y molida, la que tiene por nombre científico el de “ilex paraguayensis”.
En el primer intento de un Diccionario de Argentinismos conformado allá
por 1877, se ve algo de lo que intentábamos explicar, ya que al abordar la
palabra mate define: “bebida hecha de la infusión de las hojas de
la Yerba Mate, con azúcar, y que se toma en una pequeña calabaza, por medio de
un tubo llamado bombilla”, y como 2° acepción agrega: “La vasija o calabaza en que se dispone esta agradable bebida”. Acá
se ve, como ya dijimos, que mate es
el todo: la yerba, el recipiente y el acto de ingerirlo.
Siguiendo la línea de los diccionarios, en el que escribiera Daniel
Granada allá por 1890, nos enteramos que “La
voz mate es originaria del Perú. Su
primitivo sentido fue el de la calabaza (…) usada como receptáculo, ya de
líquidos, ya de otros objetos”, pero, aclaramos, esas calabazas no eran
como las que estamos habituados a ver, pues por el contrario eran de gran
tamaño, y el mismo Granada explica que crecían donde estaba la comunidad de los
indios “paiconos”, a unas “veinte leguas
de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra”, y que eran unos “calabazos o mates muy hermosos a la vista, y hacen algunos de ellos á botija y
media y á dos botijas de agua; sirven para tener ropa en ellos.”. Aclaramos
lo de botijo diciendo que “es un nombre
vernáculo dado a un variado grupo de vasijas de
barro, por lo general de tamaño mediano, cuerpo esférico y de cuello estrecho y
breve”. Por último,
siguiendo al mismo escritor, repetimos con él: “Conservó en boca de los españoles, el propio nombre de mate, cuando
sirvió de vasija para tomar mediante una bombilla la infusión de la yerba…”.
Al inicio del libro “El Mate –
Bebida Nacional de los Argentinos” de Scutellá, uno de los prologuistas dice: “La vida del hombre de campo se ve
reconfortada por el mate, compañero silencioso de todos sus buenos y malos
momentos; durante el trabajo y el descanso, y también en sus vigilias”. Cabal
definición. Y aunque el mate es el mate en el trabajo, el descanso y las
vigilias, cuenta Scutellá que un viejo gaucho, en un anochecer provinciano, le sentenció: “Siempre
es el mismo mate, siempre… pero según los momentos tiene un sabor distinto”.
Tomamos unas interpretaciones del poético Artemio Arán: “Para mí, fue baluarte, poncho, daga, y
hasta coraza contra la pobreza. // ¡Si te habré succionado en mis desesperanzas,
hermanito mate!”
Ilustramos con unos versos de Evaristo Barrios: "El Mate"
(Las décimas de Barrios se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")
No hay comentarios:
Publicar un comentario