LR 11 – Radio
Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 68 –
15/04/2018
Con su licencia,
paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor
luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.
El “chingolito”, ese pájaro tan camperito visible
en nuestra campaña, cubre un área geográfica de dispersión que va desde México
a la Patagonia, incluso ¡Islas Malvinas!
Para referirme a esta avecilla,
comienzo con éste recuerdo: para visitar a mis abuelos Doña Rosa y Don Santiago
Risso, mi padre me inculcó hacerlo de a caballo, y así resultó que desde muy
niño y hasta ya adolescente, de esa manera lo hice, llegando hasta la pequeña
chacra en lo que habían sido “campos de Gómez” (no muy lejos de la cañada), en
“La Ñata”, “El Indio”, “El Ciruja”, “El Yamador” o “El Mano Mora”, de los que
elegía una yunta.
Después de las
preguntas de rigor: cómo estaban por la estancia, cómo andaban los abuelos, mis
padres…, Don Santiago me buscaba la lengua para que le diga algún verso, y por
allí él se descolgaba con algo de lo que aún recuerdo un trocito: “Uteco uteco canta, o lluvia o viento, o
tiempo bueno o tiempo malo…”, esto dicho en una jerigonza tipo ‘cocoliche’,
una media lengua italiana, ya que era nieto de inmigrantes. Se reía, y decía
que ese “uteco uteco” remedaba el canto del “chingolito”, al que se le atribuía -humorísticamente- anunciar todo
tipo de cambio de clima.
Como se deduce, su
origen es netamente americano, y su hábitat general es el campo con cardales o
tupidas matas de pasto duro, a veces también en las maciegas vecinas a los
bañados y lagunas. Como es un ave muy confianzuda, no es raro verla nidificar
cerca de ‘las casas’. Su nidito se suele comparar con una pequeña tacita que
construye con cerdas o finos pastos; a veces suele disimularlo tapándolo con
yuyos o matitas de pasto suelto. En ese nido y en época de primavera la hembra
deposita cuatro huevitos blancos con pintitas y manchas rosadas.
Más de una vez se le
hizo un paralelismo con el “gorrión”, del cual amaga salir airoso el “chingolito”, porque aunque similares en
su tamaño y plumaje, parece que su collarcito al cuello de color canela y su
pintoresco copetito le dan cierto aire más vistoso.
Se dice que su canto difiere
según la región del país, o de sudamerica, en que vive; y al “uteco uteco” ya
descripto, podemos agregar el remedo que hace Leopoldo Lugones de “curí curí
quí quíooo…”, o el “biti bío bío bío” que reproduce Silva Valdés (esto según
nos lo recuerda Gloria Martínez desde “Rincón Gaucho” en La Nación), como se
ve, todos muy dispares, por eso, repitiendo lo que describen los ornitólogos,
decimos: “El canto que emite durante todo
el día y aún en la noche está compuesto por cuatro notas. Las tres primeras son
cortas y claras, y la última es la más alargada, a modo de gorjeo”. El
especialista Juan M. Raggio describe: “…es
un ave interesante, sobre todo por la
diversidad de dialectos que tiene su canto”. Podemos agregar según
opinión del notable escritor Eduardo Acevedo Díaz, que “es el único pájaro que no enmudece en los días de recio viento. Su
modesto canto está formado por una escala cromática de cuartos de tono,…”. Digamos
por último que su alimentación es diversificada, pues si bien es semillero, no escatima
ingerir bichitos, sobre todo cuando está alimentando una nueva familia.
Ilustramos con estos versos de Ricardo Codesido: "Chingolito Cantor" (Los versos se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")
No hay comentarios:
Publicar un comentario