jueves, 12 de abril de 2018

ROBERTO COPPARI (Charla 3)


AM 1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA”
Micro Nº 38 – 11/04/2018
Antes de salir “campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos unas “astillas” al “Fogón de los Poetas”.

Aquel del “El Mirador” en el que estaba al frente su cuñado, era un tambo de dos ordeñes: el primero a la 1 de la madrugada, el segundo a las 10 de la mañana, luego de lo cual Roberto debía cargar las chanchas de 50 lts. en un carro de lanza para hacer unas dos leguas hasta la Ruta 33, donde trasbordaría sus tarros al camión de una cremería de Casilda, el destino final.
Por septiembre de 1942, cuando ya tiene 18 años, su hermana Josefa recibe una carta procedente de la Ciudad de La Plata, enviada por la esposa de un hermano de su madre Cesira, por la que les comunicaba el casamiento de la prima Julia, a la que no conocían personalmente. A Roberto le gustó la idea de viajar, pero un poco por vergüenza, otro poco por respeto, no se animaba a pedirle premiso ni al patrón ni al cuñado; si se lo comentó a sus hermanas Josefa y Olga, a sus sobrinas, a las hijas del patrón… y el rumor comenzó a caminar al punto que en unos día todo el personal de “El Mirador” estaba enterado.
Cosas de chiquilines sin la rigidez ni los protocolos de los mayores, las hijas del patrón -Florentina y Margarita- le pasaron el dato que Antonio había estado con su padre en el escritorio y que habían arreglado las cuentas.
El 19/09/1942, llegado el momento de las despedidas, momento de abrazos, saludos y lágrimas, al enfrentar a su cuñado Antonio -un hombre recto, severo, hecho al rigor del trabajo rudo-, éste, levantando el ala de su sombrero y disimulando la emoción, antes de estrecharle fuertemente la mano, le alcanzó “las cuentas” al tiempo que le decía: “$63.30, no conseguí más... ¡Que te vaya bien!”.
En primera instancia había pensado: “Por lo menos por dos años no vuelvo a mis pagos”, pero al desembarcar en La Plata el día 20, se sintió subyugado por todo lo desconocido que veía y por el movimiento de la ciudad, y un rato después, al conocer a los parientes (aunque sobre esto nunca refirió nada), el conocer a Julia la prima casamentera… algo le hizo ruido en la sesera. Me animo a enunciar esta teoría, porque ya viuda Julia, en noviembre de 1991, Roberto se casa con su prima. Habían transcurrido casi 50 años de la vez primera en que la había visto.
Pero volvamos a 1942. Después del casamiento y cuando se agotaban los días de permiso, aconsejado por “los nuevos parientes”, echando mano a los elementales conocimientos que tenía de cuando su padrastro lo hizo trabajar en una panadería, se conchaba en una prestigiosa empresa platense del rubro, donde ser hará un experto y será bien aconsejado para que se independice.
A siete años de su llegada, 1949, empieza a cumplir uno de sus sueños al iniciar la escuela primaria en horario nocturno; cumplido este paso, se inscribe para cursar el secundario del que hace los dos primeros años, pero… el trabajo en la panadería y las ocupaciones de albañil para hacerse su propio rancho o haciéndoselo a algún familiar, lo obligan a abandonarlos.
 Durante todo este tiempo ha estado escribiendo, y más ahora que añora el pago!, y tanto es así, que en 1950 publica su primer libro: “Rescoldo de Tradición”, del cual en la primera charla leímos las décimas de “Imagen Gaucha”. Hoy ilustramos con uno de sus versos más sentido, que gustaba decir cuando la ocasión se presentaba: “El Día”:
(Se puede leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

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