Cuando se aproximaba el cumpleaños 80 del Maestro, le sugerí a Raúl Finucci, que habría que hacerle una nota, y éste aceptó, indicándome la haga. Hablé con Don Carlos, y como pidiéndole permiso le comenté que escribiría un artículo, y que él sería el primero en leer el original para ver si había que corregir algún dato erróneo. Así se hizo y tanto él como su esposa estuvieron muy contentos y agradecidos.
Revivimos ahora aquel escrito, seguros de poder llegar a nuevos lectores.
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Parecería que el nacer en una escuela le marcó un destino “de letras”,
y como esa escuela era rural, la particularidad le agregó “el amor por la
campaña”. Y decimos esto porque 80 años atrás, el 8/06/1927, en la Escuela
rural de la localidad de Ángel Etcheverry, partido de La Plata, nacía
Carlos
Antonio Moncaut, el mayor historiador de la vida rural bonaerense,
circunstancia que tras muchos años de arduo trabajo y seria investigación, le
valió ser incorporado a la Academia Argentina de la Historia, hecho acaecido el
9/04/2003.Foto Diario El Día 5/03/2000
Su padre, Carlos O. Moncaut, que era ‘azulero’ (como antaño se llamaba
a los originarios de “el Azul”), ya casado se estableció en Etcheverry, donde
en la escuela del lugar, Flora Castrillón, su esposa, era directora, maestra y
portera, como correspondía a una educadora de entonces. En ese ámbito dio el
futuro escritor sus primeros pasos.
Más tarde, radicada la familia en La Plata (Avda. 1 e/45 y 46),
cursaría los estudios secundarios en el célebre establecimiento platense
Colegio Nacional “Rafael Hernández”, y a esa época se remontan dos
determinaciones que serían constantes en el futuro: las excursiones a desolados
parajes bonaerenses en busca de contactarse con un ambiente natural e
incontaminado; y el interés por la historia no contada en los textos de
estudio.
Con cómplice sonrisa nos evoca los lejanos tiempos del Nacional cuando en compañía de un recordado condiscípulo, los viernes -después de clase-, abordaban un tren con rumbo a Cnel. Brandsen, descendiendo en Est. Gómez, y de allí tres largas leguas de caminata por perdidos caminos de tierra, hasta el sitio agreste elegido para el acampe, y una vez en él, abocarse a la observación de pájaros, bandadas, nidificación, como así también de las especies de la flora, que siempre ha sido un admirador de William Henry Hudson, el célebre escritor inglés, de quien, digamos, posee sus obras completas y ediciones originales.
Sus padres, aunque de condición modesta -como nos destaca- siempre buscaron la forma de poder excursionar con la familia por zonas agrestes, pletóricas de naturaleza, y así las costas del Plata, de Ensenada al Samborombón, fueron paisajes y tierras afines a sus correrías de chicuelo. ¿Y adónde correspondía esa zona? Al Viejo Pago de la Magdalena. Y casualmente en un periódico del lugar comenzaría su actividad de escritor.
Tenía 28 años cuando en el Semanario “El Pueblo” de Magdalena, el
6/08/1955 publicó su primera nota: un “Bosquejo Histórico” del Pago. A partir
de allí no solo nunca se interrumpió la actividad, sino que paulatinamente se
incrementó, y desde ese principio fue Moncaut un escritor que basó sus
trabajos en la investigación minuciosa y documentada, y un visitante de los
lugares sobre los que iba a escribir para tener una más acabada apreciación del
tema.
Estas investigaciones le causaron “encierros” imprevistos, como cuando
dedicado a recabar información para escribir la historia de aquel barquito que
había llegado a anclar en la laguna de Chascomús, abocado en la hemeroteca de
la Biblioteca de la U.N.L.P. a revisar
minuciosamente diarios de la época -1857- para reunir datos, desentendido del
reloj, no se enteró del horario de cierre como no se percataron los empleados
que en la sala quedaba algún lector, y allí debió pasar la noche... con todos
los diarios a su alcance y “obligado” a seguir investigando! hasta la
reapertura del lugar. (Y no debe haber sido la única vez que le pasó).
Al tanto de ésta tarea el Dr. Noel Sbarra, que por entonces dirigía LR
11 Radio Universidad Nacional de La Plata y lo había convocado a realizar un
espacio -“Voces y Refranes”, los días domingo-, prácticamente lo conminó a que
publicara, y así nació su primer libro: “Viaje del Vapor Río Salado del Sud,
de Buenos Aires a Chascomús en 1857”.
Una inalterable y respetuosa amistad unió a Moncaut y Sbarra
hasta el fallecimiento de éste.
Más o menos cuatro años después aparecería un libro sobre el personaje
de su admiración, “Reminiscencia del gaucho Guillermo Enrique Hudson y
breviario de sus pájaros del Plata”, y tras éste, en 1967, “Biografía
del Río Salado de la Provincia de Buenos Aires”, un libro curioso, raro,
propio de un investigador: la historia de un río.
Éste se imprimió en el mimeógrafo de un Centro de Estudiantes de la
Universidad, y sorpresivamente para su autor la edición se agotó, volviendo a
reeditarla y así, hasta cubrir cinco ediciones en el año. Todo un éxito para
una edición de autor, sin ningún aparato de difusión detrás.
Una década después aparecería su libro consagratorio: “Estancias
Bonaerenses – Historia y Tradición”. Si bien como se ha dicho el anterior
fue muy solicitado por el público, éste lo acreditó definitivamente en
el lector amante del tema del gaucho y su entorno, porque hay que hacer
hincapié en que D. Carlos encaró la historia de la vieja estancia
criolla, aquella en la que el patrón -argentino o no-, vivía en el
establecimiento compartiendo la dura vida del poblador con su peonada y
personal. De la estancia suntuosa, la de los palacetes y riquezas, que se
encarguen otros, ha sido sin duda su pensamiento.
Aún nos parece escuchar la característica voz y el agradable decir de
Luis Patricio Saraví, cuando por LS 11 Radio Provincia, en su audición “Buenas
y Santas”, como en una novela por entregas iba leyendo día a día, capítulo a
capítulo, el libro de las estancias, y ¡cuánto que esto ayudo a difundir la
obra!
Al igual que la “Biografía del Río Salado”, el de las estancias
obtiene la Faja de Honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP), a
lo que consagratoriamente la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) agrega su
Sello de Honor.
Reconocido por sus pares, ha comprobado que hay un público ávido por el
tema rural, y como es un trabajador tenaz, constante y ordenado, en 1978 da a
la prensa “Pampas y Estancias – Nuevas evocaciones de la vida pastoril
bonaerense”, obra que sabiamente se complementa con la anterior.
Conferencia 11/1993 - AAET |
Amante de los viejos caminos de tierra, de las pulperías, los boliches,
los ranchos añosos, los yacimientos arqueológicos, los vestigios de
construcciones indígenas, los montes de talas, los arroyos y cañadones, nos
cuenta que “siempre me aparté de los
caminos asfaltados y transité los reales, los de tierra. Encontré pulperías y
viejos almacenes que se mantienen iguales”.
Porque, consumado investigador no se quedó con lo que antaño otros escribieron,
no; fue a los repositorios y visitó los sitios, “que cada vez que me propuse
investigar algo ¡fui a la fuente!”
Moncaut, autodidacta en todo,
estudió por las suyas arqueología, paleontología, etnología, botánica,
zootecnia, artes plásticas, y a todas las ciencias las llevó a la práctica y todas le fueron útiles en sus
investigaciones históricas, y las que no, le sirvieron de solaz esparcimiento y
distención, como cuando se dedicó a pintar en sus ratos libres.
Pero no acaba allí su saber, porque también es bibliófilo y
coleccionista, y si bien siempre debió trabajar para sostenerse, invirtió sus
ahorros no en bienes suntuarios, sino en libros y antigüedades criollas, y así
hoy su biblioteca y hemeroteca ronda los 40.000 volúmenes, con textos
curiosísimos y ejemplares únicos. Testimoniamos su importancia con lo dicho por
Julián Cáceres Freyre en su libro “Bibliotecas que he conocido como estudiante
e investigador”: “Su
biblioteca no responde a la monomanía de mero acaparador de libros, sino que
constituye la herramienta de trabajo serio y eficiente para la divulgación del
conocimiento de la Historia, el Folklore y todo cuanto de noble ha tenido
nuestra pampa, que permitió a nuestro país figurar entre los primeros del
mundo”.
Como coleccionista, su bien poblado museo es un acabado muestrario de
la vida rural, destacándose su pulpería bien surtida de todos los elementos que
hacían a su diario existir.
Meticuloso y de trato afable, dado a la plática rica y sabrosa encontrándose a gusto, es un empedernido cultor del bajo perfil, que para destacarse está lo expresado en los libros.
En cuanto a su prosa, se desarrolla en forma amena, sabiendo mezclar la
anécdota que aclara y enriquece. Suele ocurrir que el libro de historia abrume
con su información, pero esto no ocurre con Moncaut, cuyos libros son
esperados tanto por el lector estudioso como por el aficionado, que lo suyo
puede leerse, gracias a su estilo sin “retórica”, sin que uno note el
transcurrir de las hojas atrapado por el devenir del suceso.
Tantos méritos le han valido distinciones y premios que lo destacan en
su ámbito. Algunos -que se agregan a los ya citados- son: Premio “José María
Rey”, de la Municipalidad de La Plata por su labor periodística (1970); Premio
“Payador” del Gobierno Bonaerense (1979); “Gran Premio Consagración” de
la SEP (1980); Premio “Cóndor” (1995) y “Cóndor de Fuego” (1999), de la Asoc.
Estampas y Memoria; Premio “Distinción Trayectoria” de la Asociación Argentina
de Escritores Tradicionalistas (1999), “Huésped de Honor” de la Municipalidad
de Magdalena (1999); “Ciudadano Ilustre”,
Municipalidad de La Plata (2005). Además, la A.A.E.T. bautizó con su
nombre, en 1994, la Biblioteca de la institución.
A los libros ya citados debe agregarse:
“Los más remotos orígenes de Ranchos” (1978); “Coronel Hilario Nicandro
Lagos – 1840/1895” (1979); “Reducción Jesuítica de Nuestra Sra. de la Concepción
de los Pampas – 1740/1753” (1981); “La Plata, crónicas de un siglo – 1882/1982”
(1982); “Andanzas y Aventuras entre gauchos de William Henry Hudson” (1991);
“Amanecer del Pago de la Magdalena” (1992); “Travesías de antaño, por caminos
reales, postas y mensajerías” (1993); “Estancias Viejas – Historia – Audacia –
Coraje y Aventuras” -2 tomos- (1996); “Un accidentado viaje de vacaciones entre
Mar del Plata y Tandil en 1880” (1999); “Pulperías, Esquinas y Almacenes de la
Campaña Bonaerense” -2 tomos- (2000); “Inundaciones y Sequías en la Pampa
Bonaerense – 1575/2001” (2001); “Ranchos y su Comarca – Desde su prehistoria
hasta 1851” (2005).
Conferencia en la AAET (521 e/14 y 15)
La Plata - 11/1993
- Epílogo
Desde El Tradicional no hemos querido dejar pasar este momento,
el del merecido reconocimiento a quien al cumplir 80 años, puede mostrar con
orgullo una obra encomiable, hondamente bonaerense, sentidamente argentinista.
Don Carlos Antonio Moncaut cumple
80 años y El Tradicional se siente conmovido de poder compartir con sus
lectores, esta semblanza de quien es escritor “por una necesidad espiritual
difícil de explicar”.
Publicado en Periódico El Tradicional N° 79,
del 07/2007
Excelente !!!
ResponderEliminarMuchas gracias
ResponderEliminarBuenas tardes , espero se encuentre bien junto a sus afectos ; paso para decir ¡presente! y agradecer por todo el gran trabajo que hace usted Don Risso y colaboradores ,¡Un gran abrazo desde Quilmes!!
ResponderEliminarGracias Tocayo, y Feliz Aniversario de vuestro pago!
ResponderEliminarCarlos estimado y admirado amigo, siempre es un placer y un enriquecimiento para el espíritu leer tus notas. Abrazo grande desde los cañadones de Las Flores.
ResponderEliminarMuchas gracias por la nota, trataré de conseguir alguna obra de Moncaut, he vivido en Ranchos cierto tiempo a fines del siglo pasado. Imborrable el recuerdo del fortín que allí conocí.
ResponderEliminarBuen día María. Si aún tiene algún contacto en Ranchos, en la Municipalidad debería haber ejemplares de "Ranchos y s comarca"!
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