El autor de la nota, con Á. Papasidero - 6/12/2009 almuerzo en casa de Agustín López |
Con la gratitud propia del hombre de bien, Papasidero no deja de evocar a quien considera su primer maestro: el platero de Gral. Lamadrid, Enrique Borda. Era por entonces un niño (el siglo no había llegado a la mitad) y desde ese momento a la fecha, no ha dejado de acrecentar sus conocimientos y enriquecer sus artesanías. Y se Agregan a la lista de sus orientadores los nombres de plateros como Dante Venturielo, Luis Ulloa, Eduardo Achilli y Osvaldo Rodríguez.
Objetos
de elaborada platería criolla nacidos de sus manos, llámense cuchillos
verijeros, facones, rastras, mates, bombas y pasadores para juegos de soga,
etc., no solo se hallan dispersos por los cuatro rumbos cardinales del país,
sino que también -gratamente-, se han desperdigado por el mundo. y así
encontramos obras suyas en los Estados Unidos y en diversos países de Europa, y
si para muestra vale un botón, recordemos que valiosas creaciones nacidas en su
taller de Avellaneda engalanan vitrinas de la familia Real de España.
En
nuestro medio, su presencia habitualmente prestigia las muestras de la
Exposición Rural de Palermo, como así también las de Tiempo de Gauchos, que año
tras año rotan por distintos partidos bonaerenses, como así mismo el muy especifico
Encuentro Nacional de Plateros que por tres años consecutivos se ha realizado
en Salta y al que no ha faltado, como tampoco podemos olvidar su presencia en
la muestra que en 1981 se llevó a cabo en los salones del Ex Hotel Provincial
de La Plata, donde, a decir verdad, “fue apreciado en demasía” (amigos de lo
ajeno, que les dicen).
En
síntesis, los argentinos -y en especial los tradicionalistas- tenemos en Ángel
Papasidero un cabal exponente de la cultura de cuño terruñero.
La Plata, Septiembre/1997
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