domingo, 22 de enero de 2017

LANZA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 011 – 22/01/2017

Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

LANZA
Si bien siempre se ha dicho que la Patria se hizo a caballo (idea a la que yo adhiero), habría que agregarle que esa historia se costureó a lanzazos, porque “la lanza”, hasta la aparición de los Remington, las ametralladoras Gotling y los cañones Krupp (esto allá por 1870 y tanto), fue el arma más al alcance del pueblo, la de menor costo y de más fácil construcción, la que enarbolaron las manos de aquellos 18000 gauchos que al llamado federal de López Jordán dieron cuerpo a la última gran patriada montonera que ya nada pudo contra la modernidad armamentista de Sarmiento y Roca.
Casi podríamos asegurar que es la herramienta y arma más antigua de la humanidad, que se mantuvo vigente siglo tras siglo mientras el armamento bélico, en el afán guerrero del hombre, se iba superando.
Todo palo recto y largo, o vara similar, en cuyo extremo se aseguraba una hoja metálica, fue considerado “arma de asta”, o sea una “lanza”. En sus orígenes el elemento punzo-cortante de su extremo fue una piedra tallada y también un trozo de madera dura bien afilado.
La “lanza de caballería”, de una extensión de 2.50 mts., lleva en un extremo la moharra, o sea la hoja punzo-cortante; y en el opuesto, el regatón. Dijo Yamandú Rodríguez en “Romance de Pumas”: “El regatón de las lanzas / va dando vuelta los muertos…”.
El gaucho, al llamado de su caudillo, improvisaba su “lanza” con una larga caña de tacuara enastada con un cuchillo viejo, o una media tijera de tusar, o un hierro puntiagudo; de allí que muchas veces con solo decir “la tacuara” se sabía que se hablaba de “la lanza”.
Todas las parcialidades indígenas la utilizaron en alguna de sus variantes. La de la región pampeana conformó un diestro guerrero enarbolando una muy larga, hasta de 6 mts. según lo refiere el investigador Mario López Osornio; construida con colihue, una caña maciza, propia de los Andes chilenos, que se da desde la zona de Talca (a la altura de Mar del plata) hasta la sureña Aysen (altura de Puerto Deseado), la que llega a crecer recta, sin ramasón, hasta los 8 mts.
El indio supo blandirla sobre su cabeza, practicando un molinete, que complicaba a los milicos poder entrarles a sable o con la lanza militar que era más corta, y a veces la cargó bajo el brazo en el momento del tremendo lanzazo. Esta arma pampeana, jamás fue arrojadiza, como se suele ver a veces en algunas representaciones, en las que indios bien montados, parados en los estribos, arrojan una lanza corta. Sí fue arrojadiza la de la región del chaco septentrional
Otra forma popular y común de denominarla fue “chuza”, y esta expresión quizás derive de la antigua expresión española “chuzo”, que designa a una lanza corta, arrojadiza.
Evocamos su gloria pasada con los versos que el entrerriano Arturo Berrotaveña titulara "La Chuza" (el verso se encuentra en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

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