lunes, 16 de septiembre de 2013

HÉCTOR DEL VALLE

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 26 – 17/09/2011

Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande, junto a la venta para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

La página de hoy es para HÉCTOR DEL VALLE, de quien, al igual que hiciéramos con Moreno Palacios, dejaremos de lado su virtuosismo guitarrístico y su lucimiento como cantor, para abocarnos a su faz de poeta criollo.

Nació en Sarandí, Avellaneda, a las 7.30hs. del sábado 12/09/1936 -por lo que el pasado lunes ha cumplido años-, siendo su familia nativa de Barracas al Sur. Por entonces era Avellaneda un emporio de la gauchería, con más de 600 reseros registrados, y con tropas llegando desde la llanura profunda con destino a los frigoríficos. Y su casa -que era casa de músicos, con un tío que cantaba antiguos estilos y milongas no menos-, recibía a menudo, reseros, cantores, payadores y verseadores, portadores de una expresión criolla que lo marcó, llevándolo -andando el tiempo-, a iniciarse en la composición de sus criollos versos.
Preocupado por hablar con fundamento, se nutrió en la lectura de buenos autores, y su profesión de cantor criollo que lo llevó a recorrer toda la provincia, le brindó el paisaje y el contacto con gente campera, completando así su aprendizaje.
La consistencia rítmica de su guitarra la trasladó a sus versos, y así, con un lenguaje popular mechado con expresiones camperas, le escribió a ranchos, pingos, pilchas, personajes, parejeros, tareas, boliches, por decir algo, pero su continua afición por la lectura de temas históricos, terminó por volverlo un entendido en la historia fronteriza de fortines y tolderías, y en estos temas, siempre al modo criollo, abordó la composición de su poesía, con asuntos e historias nunca antes referidas.
Del Valle es un buen poeta, conciso, claro en su expresión y original en su creación, y si durante mucho tiempo privilegió su condición de cantor relegando su realidad de poeta, finalmente le abrió las tranqueras, floreciendo así las siguientes publicaciones: “Hablando en Criollo”, “Entre los Talas”, “Cantando lo Mío”, “Bordoneando”; y con condición de revista publica en 2001 “Héctor del Valle con la historia Argentina”, que sería, de alguna manera, un anticipo de su más preciado libro aparecido en 04/2004, “Cosas de la Historia Chica”, de importante formato y con 422 páginas.

Entendemos que inéditos en condición de libro existen otros dos trabajos valiosos: “El Cacique Blanco” y “La Cautiva Julia Llanos”.

lunes, 2 de septiembre de 2013

EVARISTO BARRIOS

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 33 – 19/11/2011
 Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

BARRIOS, Evaristo. Nació  en el  hogar formado  por  Natalia Álvarez  y  Juan Pedro Barrios, en Abasto, partido de La Plata, el 26/10/1889; al quedar huérfano a los dos meses de vida, pasa a vivir con una hermana mayor, en la localidad de Atalaya, partido de Magdalena, donde reside hasta finalizar los estudios primarios. Tras realizar tareas rurales por distintas zonas de ese partido, en 1911 se establece en Ensenada ingresando a trabajar en un frigorífico.
A los 26 años de edad (1915), se casa con Alcira Lorenzini -convecina  de Atalaya-, con quien tiene tres hijos.
Vive por Cuatreros (Bahía Blanca) y Olavarría, continuando su labor de empleado de frigorífico y también carnicero.
Hacia 1917, ya identificado y dedicado al verso repentista, comienzan sus giras por distintas poblaciones bonaerenses, “logrando en poco tiempo -dice Víctor Di Santo- la aprobación del público que reconoció sus excelentes condiciones para el verso repentista, pues improvisaba en todos los metros estróficos y silábicos, a más de buen autor e intérprete.”
Por 1918/20 realiza giras con el también poeta y payador platense Enrique Boris.
El investigador Juan Cendoya informa que “A fines de los años ‘30 o comienzo de los ‘40 se radicó en Montevideo…” y allí contrae segundas nupcias con Costanza Barbato, unión que le da otro hijo.
Grabó con intensidad (aproximadamente 70 placas) y publicó abundantemente, tanto en revistas como “El Fogón”, “Alma Argentina”, “Revista Nacional” y “Antena”; o libros que según Di Santo “sobrepasan la veintena”; algunos títulos:
“Relatos Gauchos -versos camperos-” (1945) - “Santiago Miranda” (1946) - “A lo gaucho -versos criollos-” (1946) - “Campo abierto -relatos-” (1947) - “Juan Acero” (1947) - “Con tres tientos” (1947) - “El fogón de los troperos -poemas y versos gauchos-” (1949). Otros libros son: “La guitarra de Martín Fierro”, “Consejos Gauchos”, “El payador inmortal”, “La guitarra de los fogones”, “Mis Canciones”, “Nuevos Relatos Gauchos”, “Guitarra, Poncho y Facón”, etc.
Su deceso se produjo en el país hermano, el 8 de agosto de 1959, siendo inhumado sus restos en el Cementerio de Paso Molino. Tenía 69 años.

El 9 de agostó tituló un diario: Calló la guitarra rioplatense… este payador y poeta logró alcanzar una popularidad solo comparables a las de Gabino Ezeiza, Betinotti y Carlos Gardel…”.