miércoles, 2 de enero de 2013

DELLA VALLE, ÁNGEL - apenas Un Grande

         Una centuria atrás, el 16 de julio de 1903, a la muy temprana edad de 47 años, fallecía Ángel Della Valle, probablemente el más notable pintor costumbrista de fines del siglo diecinueve, quien fiel a su vocación, al momento del adiós final, se encontraba en su atelier delante de sus discípulos dictando clase, formando futuros artistas.
         En un hogar de inmigrantes italianos -su padre era lombardo-, establecido en el porteño barrio de San Telmo, como tercer hijo de ese matrimonio, nació Ángel Domingo Juan del Sagrado Corazón de Jesús Della Valle, un 10 de octubre de 1855.
         Su padre, ejerciendo la profesión de constructor, levantó varios edificios en la Buenos Aires de entonces, permitiendo a su familia una vida sin apremios, al punto que el futuro artista pudo cursar sus primeros estudios en el Colegio San José, e iniciarse en pintura con José Bouchet, estudios que pronto enriquecería con otros maestros, y aunque su padre muere durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, el apoyo y decisión de su madre, hará que pueda en 1875, trasladarse a Italia (Florencia), a continuar estudios superiores en su materia.
         Tenía 20 años, y por espacio de otros 8 permanecerá en Europa. Época de estrecheses  y privaciones para madre e hijo, que no pudo doblegar las motivaciones y convicciones que le permitieron al joven Ángel llegar a ser un grande.
         Instalado en Florencia estudia con Antonio Ciseri, quien -según escribe Gutiérrez Zaldivar- había fundado “la Sociedad Cooperativa de Estudiantes. Una escuela en la que entre todos los alumnos cubrían los gastos del alquiler del local, de los modelos y de la enseñanza.”
         A su regreso de Europa -1883- la organización del arte en el país estaba en cierne, por eso no llama la atención que al hacerse la convocatoria para la fundación de “El Ateneo” se encuentre participando del movimiento desde su primera reunión -la noche del sábado 23 de julio de 1892-, junto a los más notables poetas, escritores, músicos y plásticos del momento.
         Antes del año, el l5/05/1893, “El Ateneo” inaugura la primera Exposición de Arte que conocería Buenos Aires, y en ella Della Valle, junto a Sívori, Mendilaharzu y Caraffa, entre otros, integró el “jurado de admisión”, a la vez que todos ellos participaron de la muestra; en la misma fueron alabados los retratos de Schiaffino, “El Tambo” de Sívori, y “La Corrida de Sortija” de Della Valle. Esta, que representa el juego ecuestre del título en un día de fiesta patria en una población indefinida del interior rural, aproximadamente hacia 1870/80, es un óleo de notables dimensiones: 123 x 210 cm.
         Sobre éste particular Juan José Cresto escribió no hace mucho: “es, en nuestra opinión, la obra más lograda y una de las que mejor representan la sociedad argentina del interior y quizás la más genuina pintura nacional de toda nuestra historia. (el destacado es nuestro).
         Volviendo a “El Ateneo” es de resaltar que por iniciativa de sus plásticos, nacerá en 1895 el Museo Nacional de Bellas Artes.
         A partir de 1896 lo encontramos a Della Valle integrando distintas comisiones directivas.
         Al publicar Luis Berisso en 1915 un poemario de su autoría, incluye los versos titulados “Recuerdos del viejo Ateneo”, en los que dedica una estrofa a tres de los artistas que en él descollaban; la misma -no exenta de humor- dice:

“Para hallar reputación
Schiaffino pinta a destajo.
Della Valle da “Un Malón”
para hacer reputación.
De la Cárcova al Salón
va “Sin Pan y Sin Trabajo”.
Para hallar reputación
todos pintan a destajo”.
     
         Desde 1885 es profesor de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes que funciona en el edificio Bon Marché, de calle Florida y Córdoba, actualmente Galería Pacífico. Ejerció allí la docencia por espacio de 18 años, en forma ad honorem.
         En el mismo edificio tiene su atelier, donde pinta retratos, importante medio de ingresos cuando la fotografía no era aún una cosa habitual. Antes, recién llegado de Florencia, había instalado su estudio en San Telmo, en la casa familiar.
         Su obra costumbrista, tema al que se abocó con preferencia, se destaca por un puntilloso realismo de tipo fotográfico, en el que, según Romero Brest “su romanticismo se manifiesta en la libertad de movimiento de los personajes y animales, así como en la fluidez de las pastas.”
         Es de hacer notar que en el aspecto costumbrista -como bien apunta Gutiérrez Zaldivar- “...hizo su gran aprendizaje junto a Juan Manuel Blanes, creo que el maestro uruguayo fue quien le dio la clave para encauzar la forma y el espíritu de su obra.”. Casi podría afirmarse que hay cierta sintonía entre la forma expresiva de Blanes y Della Valle.
         Las principales instituciones del país tienen en sus colecciones, obras de Della Valle, así el
-          Museo Nacional de Bellas Artes, posee “La Vuelta del Malón” y “El Juego de Pato”; y el
-          Museo Histórico Nacional, “Carga de Granaderos”;
mientras que otras se conservan en el Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori” y el Municipal de Arte Hispanoamericano “I. Fernández Blanco”.
         En estos últimos años, cierta revalorización de su obra y un volver la vista atrás, hizo que cuadros suyos fuesen “la estrella” de importantes subastas capitalinas; así, en mayo del 96, Bullrich, Gaona & Wernike ofreció su óleo “Estación de Lomas de Zamora”; en mayo de 2001 Roldán y Cía. remató otra obra, y en octubre del mismo año, la casa J. C. Naón subastó -procedente de Italia- el cuadro “Idilio Criollo”, en la friolera de U$S 96.400. Con anterioridad, entre el 29/4 y el 2/6/1999, la Galería Zurbarán, de Cerrito 1522, realizó una “Exposición Retrospectiva”, según su información “la segunda exposición individual de Ángel Della Valle; la misma constaba de diez obras, entre las que se hallaban “Corrida de Sortija”, “Incendio en la pampa”, “La Estación de Lomas de Zamora” y “Tren en la pampa”.
         Magnífica expresión gaucha y costumbrista la que ofrece la paleta de Ángel Della Valle, sin duda alguna, uno de los máximos exponentes de la plástica nacional; por eso retomando la palabra del ya aludido J. J. Cresto, decimos con él: “Fue un argentino cabal, que amó su tierra, que fue la suya, la que interpretó con sus grandes condiciones artísticas, captando la esencia de cada escena cotidiana de la vida rural.”
         Hace 102 años, un gran argentino se volvía historia.

Bibliografía

-          Roberto F. Giusti - Momentos y Aspectos de la Cultura Argentina (Cap. Vida y Empresa del Ateneo), 1954
-          Julio E. Payró - 23 Pintores de la Argentina 1810-1900 (Eudeba, 11/1962)
-          Catálogo “Della Valle – Exposición retrospectiva” (4/1999)
-          Juan José Cresto - El pintor de las pampas (La Nación, 27/11/1999)
-          Abad de Santillán - Diego, Gran Enciclopedia Argentina
-          Martín Fierro (Ed. Nuevo Siglo S.A. – Bco, Municipal La Plata – 1997)
-          Genios de la pintura argentina, carpeta Della Valle (Ed. Perfil, 06/2000 – I. Gutiérrez Zaldivar)
-          La Nación (26/5/1996 – 29/4/2001 – 2/10/2001)
                                                                                                                                          (Publicado en Revista "De Mis Pagos" Nº 19)