miércoles, 8 de marzo de 2023

TUSO - TUSAR

     Voz anticuada que proviene de “tundir”, y ésta del latín “tonsus” (corte de pelo) o “tondére” (trasquilar, rapar, cortar), esto según el Diccionario de la Real Academia, que además, en la 3ra y 4ta acepción define que “tusa es acción de tusar”, voz propia de Argentina y Uruguay; y otra vez “tusa” para aclarar que es voz rural Argentina que refiere a las crines de los caballos. Con lo expuesto certificamos que la expresión nos llegó con el conquistador hace unos cuatrocientos ochenta y pico de años. A pesar de lo cual, el muy español Diego Abad de Santillán, dice que es un americanismo, sinónimo de “trasquilar”.

Queda claro pues que “tusar” responde a cortar el pelo, y entre nosotros, en la campaña, a cortar las crines de yeguarizos y mulares, y esto último queda certificado pues lo dice Don Justo P. Sáenz (h), en su libro “Equitación…”, y continuando con él nos enteramos que “Tenemos varias clases de tusos, como el ‘cabo de hacha’ (o tuso bajo, casi a ras de la crinera), el de ‘cogotillo’ (o de arco), el de ‘clavija’, ‘barquitos’, de ‘penacho’, etc.

Llámase ‘martillo’ a cierta parte más elevada de la crin que se permite sobresalir del resto del tuso, a partir de la cruz del animal, y ‘agarradera’, a un espeso mechón de cerda que, para facilitar al jinete el montar de salto, déjase crecer en la cruz”. En este punto nos llama la atención que Don Federico Oberti refiere que la expresión “de cogotillo” tan común entre nosotros, es uruguaya.

Lo que en la campaña llamamos “la crinera o clinera”, técnicamente es “la tusa”, y al hecho de recortar ésta, se le llama “tusar” y ésta si es voz de uso corriente en el ámbito rural.

El serio investigador oriental, don Fernando Assunçao, hablando del “tuse” y posiblemente refiriéndose a los tiempos más remotos, dice que se hacía “a cuchillo o con tijera especial…”, y acá se hace necesario aclarar que las “tijeras de tusar” eran las creadas para esquilar, que nuestro gaucho las integró rápidamente a sus enseres, aprendiendo a darle un uso especialísimo, fundamental para el arreglo del pingo.

Respecto del asunto tan particular de tener primorosamente “tusado” al caballo de andar, costumbre propia del Río de la Plata, ajena a otras culturas, llamó la atención del entonces jovencísimo pero ya atento observador Roberto Cunninghame Graham, quien describe a su llegada a Buenos Aires allá por 1870: “Las calles, con veredas de tres o cuatro pies de altura, estaban llenas de caballo de larga cola y crines recortadas, y ¡ojo!, que no estaba hablando de un pueblo de campaña. La costumbre “de buen gusto” era generalizada.

Y en este punto se hace necesario detenernos a leer al ya citado Oberti, cuando sesenta años atrás en su escrito “Los Oficios: El Tusador” (4/1962) expone: “En general, el gaucho de ayer, el que se preciaba de tal, desde niño aprendía a manejar las tijeras de tusar, conocía los tusos más corrientes, tenía noción de las horas adecuadas para hacerlo, los días sin moscas y el estado de la luna. Su tijera, herramienta de su privativo uso (…) ni la prestaba ni la ejercitaba en crines o cerdas gruesas o sucias, cuidando de ella como una alhaja…”.

Hablando del corte a cuchillo, vale recordar que en los encierres anuales de las manadas en las estancias, para “cerdiar”, estas se hacían a mansalva y a cuchillo, sin el uso de tijeras.

Dentro de los variados “tusos” reparemos en el muy particular “de penacho” usado en el yeguarizo al que se ha iniciado en el proceso de la doma, que: “en la parte media y superior se les deja un largo penacho, detalle sobresaliente que servirá para distinguir su especial condición de amansamiento” informa Oberti, y que deberá desaparecer del cogote del animal, cuando ya ha tomado el freno.

Nuestro hombre rural ha sabido usar muchas cuestiones referidas a los animales de su entorno, para darles un uso figurado señalando cuestiones humanas. Por ejemplo, Francisco Javier Muñiz, cuando allá por 1845 compila las voces de su “Vocabulario Rioplatense”, no le da a “tusar” el significado de cortar las “crines o clinas” del yeguarizo, sino que se queda con: “Cortar el cabello á una muger p® afrentarla. Esta baja y cobarde accion la ejecutan los gauchos con sus queridas cuando Zelosos, ó si despues de abandonarlas con causa ó por caprichos intentan volver á ellas y son repulsados no por el dolór de la pasada afrenta q ya paso, sino p® haber contraído un nuevo amartelam(to) la solicitada. (…) En el día, estos actos tan vergonzosos… son por fortuna menos comunes…”  (Se ha respetado la grafía original).

No nos puede faltar el decir de los poetas, y así tenemos que Gualberto Márquez le dedicó tres décimas, “El Tuse De Mi Pingo”, donde canta: “Naides podrá criticar / el tuse de cogotillo, / ni la altura del martillo / que siempre le sé dejar. / Y han de ponerse a mirar / cada pata bien pelada, / y la cola recortada / arribita del garrón, / a la cáida del jamón / bien abierta y cepillada”.

La Plata, 8/Marzo/2023