miércoles, 5 de abril de 2017

ASTILLAS DE WENCESLAO (Charla 1)

AM 1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA” - Antes de salir “campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos al fogón de los versos, unas “astillas de Wenceslao”.

CANCIÓN A SAN JOSÉ
Alguna vez, y con muy buen criterio se lo llamó “El Poeta de América”, pero volando más bajo y en los documentos de la identidad, se lo denominó Wenceslao Varela, así a secas, aunque para los que amamos los versos de la gauchesca, tenga su nombre tantas sonoridades y esas frescuras de manantial en el que abrevamos la sed de la poesía.
Casi 109 años atrás, justo dos años antes del Centenario de la Revolución de Mayo, más precisamente el 25 de Mayo de 1908, como él contaba: “nací en la margen izquierda del Río San José, cerca del histórico Paso del Cautivo, pero estoy anotado, creo que el 4 o 5 de junio. Papá no pudo anotarme antes porque el río no daba paso para su cruce y poder hacer ese trámite”. El sitio corresponde al Departamento de San José, siendo su cabecera distrital, San José de Mayo.
En esa zona su abuelo tenía lo que define como “una media estancia”, y su padre ejercía el oficio de “ladriyero”, razón por la cual, contó: “cambiábamos mucho de residencia, pero aquel del nacimiento es uno de los lugares que más quiero”.
Fue el suyo un típico hogar criollo de campo, humilde y trabajador, en el que la madre lo puso sobre el rastro de las primeras letras, así que al llegar a la escuela (a la que según su recordar solo fue seis meses), aunque “con inmensas faltas de ortografía”, ya algo sabía escribir.
Casualmente cuando había comenzado a asistir, un hermano, un año y medio mayor que él, se accidentó en la estancia de las sierras en la que estaba peonando, motivo por el cual el patrón lo llevó a la casa de sus padres para que se reponga, y justamente para no perder ese puesto de trabajo, su padre lo mandó, a pesar de su poca edad, a reemplazar al hermano lesionado. Al tiempo, cuando volvió de aquella estancia cimarrona, venía aindiado y con larga melena.
Según contaba, tanto su madre como su padre eran capaces de componer unas rimas, de allí que la poesía no le fuera ajena, sino más vale cotidiana, y así tenemos que muy joven, entre los 17 y los 22 años -no podemos precisar el año-, publica su primer libro: “Nativo – poemas del terruño”, cuyos versos, ha dicho, los escribió “mientras andaba domando por las estancias.. era totalmente ignorante, redondo como cajón de fideos… (…) nadie me estimuló, lo hice solo”. Libro hoy rarísimo al punto que ni él tenía un ejemplar.
Cuando apareció “Nativo” estaba trabajando en un molino, en el pueblo, y recordaba que otro trabajador -en extremo amarrete- apodado “Machete”, se gastó 4 reales y medio en comprar un ejemplar, al que colgó de un gancho de alambre, en la “letrina” que usaba el personal. Reflexionó: “No me anularon porque tengo mucha fuerza de voluntad”.
Cerraremos cada una de estas charlas breves con un poema de Wenceslao, y para comenzar la serie, si el multifacético ruso León Tolstói dijo: “Pinta tu aldea y pintarás  el mundo”, comenzaremos con los 7 cuartetos que le dedicara a su pueblo.

("Canción a San José" se puede leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

No hay comentarios:

Publicar un comentario