lunes, 4 de septiembre de 2017

JUAN LAMELA ¡El de la Argentina Gaucha!

Cuatro décadas atrás, recuerdo, en una imprevista mesa de libros usados y otros que eran remanentes de viejas ediciones, por la ilustración de tapa compré un libro de un autor que desconocía, pero me había gustado el motivo: un paisano a caballo, emponchado, llevando un carguero a la par, en medio de una ventisca que se adivinaba patagónica. Por los trazos uno intuía que era “un Lamela”, que por otro lado la firma certificaba. Era el título del libro en tapa, “El Prófugo”, que abriéndolo, en su portada se agregaba: “Novela de ambiente histórico de la Patagonia sur”. El autor, del que nada sabía, Carlos Molina Massey. Lo leí y me asombró el escritor, el tema y su desarrollo, al punto que “dentré” a averiguar quién era ese hombre, y “rastriando” pude reunir su obra, toda mayúscula.
Pero ese es otro asunto, al que me llevó, sin quererlo, una obra de ese artista gaucho que fue Don Juan Lamela, el que falleció hace ya más de un cuarto de siglo, el 18/08/1989 en Mar del Plata, descansando sus restos en el porteño Cementerio de La Recoleta. Y el tiempo, implacable, parece querer olvidarlo, haciendo que pase desapercibido, aunque quizás, allí también se atraque algo de nuestra desidia por la memoria y la falta de reconocimiento por los valores de nuestra propia cultura.
Pocos deben saber -y los platenses seguro lo desconocen-, que Don Juan nació  13/04/1906 en La Plata (entonces joven ciudad aflorada en “las lomas de la Ensenada” para Capital de la Provincia), siendo sus padres América Peltrich y Máximo Víctor Lamela, matrimonio que fructificó en ocho retoños, siendo el mayor de seis varones y el tercero en el orden general, como que estuvo precedido por dos mujeres.

Comparte con el gran Benito Lynch, la circunstancia de ser hijo de unos de los fundadores del diario El Día de la capital provinciana, dado que Lamela padre era periodista.
En realidad su estancia platense fue muy breve, como que tras su nacimiento prontamente la familia se estableció en la ciudad de Santa Rosa, capital de la Provincia de La Pampa, donde transcurre su infancia y adolescencia.
Pero la temprana desaparición del padre lo acercará ahora a la Capital Federal; está en los 13 o 14 años, corre 1920, y diez años después se graduará como Profesor de Dibujo en la porteña Escuela Nacional de Bellas Artes, coronando lo que como afición ya había despuntado en años de la escuela primaria.
Ya abocado al arte, en la década del 30 abre su atelier en el piso 14 (“cerca del cielo”) de la Galería Güemes, de calle Florida 165. Sitio que andando el tiempo se haría un concurrido espacio, lugar de charlas y encuentros de distintos representantes del arte, y donde organizara las entregas de la distinción “Orden Pampa”, premio podríamos decir, de su creación.
Quizás su momento de mayor difusión se dio allá por el primer lustro de la década de 1970, cuando por la pantalla de Canal 7 se emitía su micro programa “Estirpe”, espacio en el que, mientras explicaba algún tema de la cultura criolla, lo iba reflejando en ágiles trazos, sobre una hoja de papel que tenía en su caballete de pintor, obra que concluía simultáneamente con el fin de su relato. Por este programa, recibió en 1975 el popular Premio “Santa Clara de Asís”.
Unos años antes -1966/1967-, había ocupado una página de Clarín Variedades, ilustrando la publicación semanal (días jueves) del Santos Vega de Ascasubi.
Diez años después, del mismo modo que otros pintores costumbristas ilustraron almanaques, tarjetas y hasta cajas de fósforo, Lamela reprodujo sus trabajos decorando 500 juegos de porcelana para café y otros 500 para vino. Toda una originalidad.
Podemos evocar que el 6 de noviembre de 1967, en la Galería Velázquez (Maipú 932, C.F.), se organizó una exposición con los trabajos que daban cuerpo a la carpeta “Estampas Gauchas” al tiempo que se presentaba la misma; contó entonces con el auspicio del Círculo Diplomático Argentino, organizándose el acto dentro de la “Semana de la Tradición”, cuando aún no existía la Ley Nacional que aludiera a tal fecha.
Por 1973 da a conocer otra carpeta titulada “Argentina Gaucha – Litografías Originales del Maestro Juan Lamela”.
Transpuestos los 60 años, ya afianzado y reconocido, comienza a viajar por el mundo, recorriendo distintos países de Europa y de América, aprovechando para exponer y dar charlas sobre “Costumbres del Campo Argentino”.
El famoso Quinquela Martín, colega y amigo,  refirió que “La obra del Pintor Lamela es la expresión verdadera de la emoción Argentina”.
Podría decirse sin temor que ha sido un pintor de llanuras, de campos tendidos y escenas pampeanas, más allá que en algunos momento reflejó paisajes y personajes de otras regiones. Reafirma ésta primera impresión la observación del autor de “Trenza Nativa”, el Dr. don Gregorio Álvarez, quien sentenció que Lamela plantó sus creaciones “en su auténtico escenario: la pampa profunda y misteriosa”, y respecto del verismo que reflejan sus trabajos, Julio Días Usandivaras explicó: “Su autenticidad proviene del estudio psicológico que nuestro artista da a sus personajes. (…) El fuerte realismo infunde a sus modelos una vitalidad desconocida”.
Sus obras no solo se reflejaron en las telas, sino que también fue muralista, ilustró libros, e inclusive sirvió su saber para asesorar en proyectos cinematográficos.
Casi sobre el final de su existir se radicó en Mar del Plata donde finalmente falleció, momento a partir del cual podríamos decir que ¡injustamente! lo emponchó el olvido.
El pasado mes de abril se cumplieron 110 años de su nacimiento, y hemos entendido una obligación de nuestra parte, acercarlo al tiempo que vivimos, refrescar su obra y su memoria, y por qué no, darlo a conocer a los más jóvenes, con la esperanza escondida de despertarles la curiosidad por conocer más de este artista que gustaba embanderarse tras una frase que le calaba hondo: “Argentina, tierra gaucha”.
La Plata, 24 de julio de 2016

Bibliografía

-. Santos Vega de Hilario Ascasubi. Diario Clarín Variedades (varios ejemplares 1966 y 1967)
-. Cartilla exposición “Estampas Gauchas” (11/1967)
-. Carpeta “Argentina Gaucha” (1973)
-. Dibujos de Juan Lamela para artesanía en porcelana, por Luis Rodríguez Armesto. Revista
   Folklore N° 273 (9/1977)
-. Biografía de Juan Lamela, internet “Tradiciones Argentinas S.A” (Bajado 30/08/2006)

(Artículo publicado en Pag. web de Revista "El Lunar", 07/2016)

13 comentarios:

  1. Gracias por mantener vivo el arte de mi amado abuelo Tata 🤗

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  2. Que honor que una nieta del maestro se comunique!!
    Te pareció bien el artículo? Encontraste algún error?
    Si no te parece mal, te pido tu mail, para escribirte, porque podría tener alguna pregunta referida al abuelo que pueda acrecentar mi base de datos. Pienso publicar un libro con una suma de artículos referidos a pintores criollo.
    Saludos

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    1. Podés escribirme a abrilcecilia@gmail.com Saludos y reitero mi agradecimiento

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  3. Tuve la oportunidad de estar varias veces en su atelier en un piso de la Avenida Santa Fe junto a Hugo Díaz, el Dr. Eduardo Lagos y otros artistas músicos y plásticos y recuerdo que tenía un una replica ce pulperà en el mismo espacio, donde nos reuníamos a charlar y escucharnos mutuamente

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  4. Un edificio de aquí, ciudad de Río Cuarto, lleva su firma! Muy linda historia!

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  5. Gracias por escribir. No tenía esa referencia. Gracias.

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  6. Yo tengo uno de sus platos de porcelana com borde de oro .de mañanita era de mi abuelo

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  7. Gracias por visitar el sitio.
    Envidio el asunto del plato.

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  8. La Jefatura de Policía en Santa Rosa ,La Pampa ,conserva sus pinturas gauchescas en la pared de entrada en tamaño grande.

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  9. Hola que tal. Yo tengo 3 cuadros. De los cuLes dos no existe imagen en internet. Tengo al vizcacha. Martin fierro tocando la guitarra y uno que se llama pelea de gallos. Mis papa los tenia en un cilindro. Y se que son originales por la firma y la calidad del papel donde se pintaron.

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  10. Hola, gracias por escribir. No me sale tu nombre.
    Creo que los motivos que me contás, están en una edición del Martín Fierro de gran tamaño, del año 1963. Entiendo que lo que tenés deben ser copias en buen papel, de los originales, que pueden estar firmadas. Si fuese la pintura original, indudablemente no estaría enrrollada porque se dañaría, se resquebrajaría la pintura.
    Va un abrazo.

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