“La Tradición
no es palabra para todos,
porque no todos pueden hacerla rezo
en la fatiga cotidiana”.
J.
de la F.
Parece mentira, pero… ¡que pocos
registros -casi nada diría- han llegado hasta nosotros de este hombre que tanto
hizo para organizar el movimiento tradicionalista!
Algunos por ahí han dicho que era de la Ensenada, pero esa relación quizás provenga porque -aparentemente- fue funcionario de Puerto La Plata.
Tenemos en la memoria como una vaga referencia de nuestra niñez, que vivía en las inmediaciones de Plaza España (Avda. 7 y 66).
“Básico” de la primera hora, fue en lo que llamaban
“el rancho criollo de Justiniano”, por Punta Lara, donde el 13/12/1937 se habló
por primera vez de hacer algo para institucionalizar una fecha como “El día de
la Tradición”.
Se lo estimaba con un gran orador, de palabra pronta y
precisa, sin necesitar de un papel para dirigir la palabra a la concurrencia de
un acto.
Supo vestir las prendas criollas con naturalidad y
recato, así como ensillar prolijo y saber pasearse sobre el lomo de un pingo.
Tenemos conocimiento que algunas de las pilchas que lucía -por ejemplo, una
hermosa rastra- eran propiedad de un señor de apellido Richardson, de Ensenada,
que supo ser Comisario allá en lejanos años.
Mientras que los “Básicos”, por ejemplificarlo de
algún modo, eran todos hombres ‘de saco y corbata’, Justiniano fue el único que
se engalanaba con las pilchas criollas, y eso hizo que al declararse el “Día de
la Tradición”, fuese el que estuviese adelante en todos los actos, homenajes y
desfiles que al respecto se organizasen.
Y cuando “Bases”, ante la magnitud de los fastos en La
Plata, de 1940, vislumbra que la organización de los mismos escapan a sus
posibilidades, propugna la creación (04/1942) de la Federación Gaucha
Bonaerense, la que se engalana con la presencia de Don Santiago Rocca que será
su primer presidente, aunque más no sea durante el primer año, y allí se
destaca el ímpetu y la capacidad organizativa de De la Fuente, quien ya a
partir de 1943 será su presidente, cargo que desempeñará hasta 09/1950, siete positivos
y fructíferos años.
O sea que la tarea de fomentar en las distintas
localidades bonaerenses, la creación de centros abocados a la defensa y difusión
de la tradición -puntualmente: la creación de “los fortines”-, corrió
exitosamente bajo su férrea dirección. ¡Pavada de tarea!
Antes de la Federación solo existían: “Leales y Pampeanos”
de Avellaneda (de 1932) y “El Rodeo” de Santos Lugares (12/1939). Sáquense
cuentas de lo efectivo de esa gestión.
Nada sabemos de su nacimiento (ni fecha, ni lugar), y
tampoco de su fallecimiento; conocemos que tenía un hermano, Ginés, que fue
capataz en los primeros desfiles, y un hijo de su mismo nombre (un niño
entonces) que participaba de las fiestas; pero SI sabemos cómo pensaba:
“La
Tradición, no obstante la opinión de ciudadanizados teorizantes que
bastardean el concepto, constituye el pasado glorioso de la Patria sobre
cuya base inconmovible se asienta, se amasa y se elabora la
grandeza y el porvenir de la Nación. Por eso, y a pesar de los argentinos
intelectualizados con pujos de extranjería en su conciencia, nosotros venimos trayendo
en el tamboril de los cascos, la resonancia magnífica de los tiempo nuestros.” (el subrayado nos pertenece).
En el libro de 1940, evocativo de lo que fue la
primera celebración del Día de la Tradición en La Plata, se dice de él: “Fervoroso cultor de nuestra tradición, de
la Fuente fue un singular animador de esta fiesta, en cuya organización y desarrollo tuvo una actuación descollante,
lo que nos hacemos un deber destacar en estas breves líneas”. (el destacado
nos corresponde).
Su acendrado sentido de la identidad le hizo expresar:
“…las fuerzas morales de la Nación están
aquí, desde que gauchos fueron los que al mando de Pueyrredón defendieron
Buenos Aires, gauchos lo que atravesaron los Andes con San Martín y gauchos los
que al mando de aquel táctico intuitivo de los campos de Salta mantuvieron a raya
veinte invasiones realistas”.
Tentados nos sentimos de transcribir expresiones suyas,
pero haríamos muy largo esta evocación, no obstante no omitiremos la que sigue,
cuando hablando de los fastos y el desfile tradicionalista del 40, rememora en
voz alta: “Lo hemos hecho los hombres de
la Agrupación Bases, afiebrados por un ideal superior, porque queremos llevar
el convencimiento y la sensación al espíritu de los descreídos y de los que han
perdido toda fe en el ideal y el romanticismo de los hombres,, cómo y con
quienes fue posible se convirtiera en
realidad el ensueño de la libertad”.
Sabe una cosa Don Justiniano (¡qué lindo nombre!), los
que hemos venido atrás, mucho le debemos… le debemos mucho! Discúlpenos.
El poeta uruguayo, Don Tabaré Regules, que lo conoció
y lo trató, así lo describió en certeras décimas:
Inmensa pampa bravía
libre de mezclas extrañas
donde viven las hazañas
de tu raza y de la mía,
donde en tremenda porfía
vibra tu brazo valiente
y atajando la corriente
que se viene zolapada
tu nombre es una avanzada:
<Justiniano de la Fuente>.
Gaucho de ley, tu entereza
como tronco de quebracho
templa un corazón de macho
desbordante de nobleza;
alma de una sola pieza
transparente y cristalina
aferrado a tu Argentina
patria con garras de puma
y blando como la espuma
para querer a la china.
Cuando en hora bienvenida
pusiste pie en este suelo
trayendo un trozo de cielo
sobre una enseña querida,
una racha incontenida
se elevó desde la playa
y sin hallar una valla
corrió su dulce rumor
como una ofrenda de amor
sobre la tierra uruguaya.
Y en los montes y en los llanos,
en las lomas y cuchillas
fue cayendo la semilla
de los afectos hermanos,
los sentimientos paisanos
vibraron a un mismo son
y fundidos en la unión
de sus comunes destinos,
uruguayos y argentinos
son un mismo corazón.
Que vengan con sus tenaces
ímpetus lejanos vientos
queriendo romper los tientos
con que se ata nuestro enlace,
ahí está “Agrupación Bases”
guardián de la tradición
con ese gaucho tesón
que en hora de s honda ansiedad
nos trajo la libertad
en la punta de un facón.
Y llevando la bandera
que luce gallarda al frente,
Justiniano de la Fuente
muestra su figura austera.
Poco importa que severa
lo juzgue cierta opinión,
él tiene su convicción
enraizada en lo profundo
y si es chica para el mundo
es grande en su corazón.
Enfocando
la memoria en la lejana infancia, recuerdo que mi primer desfile fue en el año
1958, por lo que sigue debe haber ocurrido en 1960/1962.
Para aquella
vez primera no tuve recado; mi padre y un amigo, con dos matras y un cojinillo
me improvisaron el apero que se asujetó al lomo de un petizo zaino.
No sé
como, creo que mi padre se enteró que en el entonces nuevo Barrio Jardín, al
sud de la ciudad, se vendía un “recadito para un chico”. Y allí fuimos. Digo fuimos
aunque en realidad me llevaron mi padre y mi abuelo. Y me compraron dicha
prenda, que según lo informado era el que había ensillado el hijo de De la Fuente
en aquellas fiestas del inició de los 40.
No mucho
después yo ya andaba en caballos grandes, y no tengo idea si el mismo se desarmó
para usar los bastos y la encimera, o si se vendió completo. Por más que hurgo
en la memoria, no consigo aclarar el dilema.
Una pequeña
pincelada que me une a quien no conocí
La Plata, 12/Marzo/2024
De izq. a der.: J.
de la Fuente, el resero Julián Fernández de 116 años, y Ginés de la Fuente, el
22/08/1942 al comunicarle que el estado provincial le otorgó una pensión