LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y
BLANCO”
Micro Nº 76 – 22/09/2012
Dedicado
a Héctor Del Valle
Con su
licencia, paisano!
Acomodado
en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos
un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.
Hoy
vamos a hablar de uno de esos buenos poetas, de los que poco se conoce y sabe,
y nos basamos para éste informe, en los datos que nos facilitara el amigo y
poeta Hugo Juan De Cos; que los méritos hay que adjudicarlos a quien
corresponde.
JOSÉ ALAIZ “El Dorreguero”. Nació en 1914, en Coronel Dorrego, en el hogar de un matrimonio español
allí establecido al despuntar el Siglo XX, siendo el segundo entre seis (6) hermanos,
cursando estudios primarios en la
Escuela N º 7 de aquellos pagos, que no terminó, para acompañar a
su padre en las tareas de pocero y otras que cuadraran.
Con
la práctica y la observación aprende de todo un poco, siendo alambrador, peón,
y hasta resero cuando se ofreció ese trabajo.
Si
bien no sabemos cuando comenzó a despuntar versos, debe haber sido por la
adolescencia, como que se han encontrado en viejas revistas “Canta Claro” y “El
Alma Que Canta” de 1932, algunos compuestos suyos. Tenía entonces 18 años.
Castello
Luro que lo conoció y trató, dijo de
Alaiz y sus poesías: “La vena poética
aflora sin rebuscamientos, podría decirse sin proponérselo, en forma natural,
transparente, sin figuras complicadas ni retruécanos innecesarios. Pero la
conformación paisana está siempre presente: tanto en el lenguaje como en la
intención”.
Si
bien llega a la publicación siendo hombre hecho, publicó bastante y bien. Su
primer título fue “Desensillando” en 1966; en el 69 dio a conocer “Con Todo el
Rollo”. “Sur Adentro”, su tercer libro, apareció en 1983, y cierra en el ’84
con “Desde Dorrego”.
José Alaiz fue un hombre de perfil muy bajo, tímido diríamos, que en las reuniones
de la Fiesta
de las Llanuras, se acercaba a ver, tratando de pasar inadvertido, más allá de
haber estado vinculado a la Peña Nativista
desde el principio, desde su creación.
Nos
ha contado De Cos, que el poeta no escribía sus versos, los componía en su
cabeza y luego se los dictaba a sus hermanas, o al propio De Cos, con quien
mantuvo fluida relación. Nos ha dicho éste, que llegó a tener 50 versos,
solamente en la memoria, sin llevarlos al registro escrito.
También
nos recuerda que era habitual ver a este poeta, modesto y sencillo, transitar
las calles de su ciudad, con paso ágil y rápido, bien requintado su sombrero, lo
que lo hacía reconocible desde lejos.
El
jueves 28 de septiembre de 1995, falleció en Coronel Dorrego a los 80 años de
edad.
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