miércoles, 7 de junio de 2017

ASTILLAS DE WENCESLAO (Charla 10 - final)

AM 1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA”
Micro Nº 10 – 7/06/2017

Antes de salir “campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos al fogón de los versos, unas “astillas de Wenceslao”.

Con estas palabras comenzamos a dar el postrer tranco de los 10 que le hemos dedicado al “poeta de América”, deseando haber aportado alguna cosita para el conocimiento de su persona y su obra.
El gran Abel Soria, cuando el 18/02/1989 se le realizó un homenaje en el 16° Festival de Durazno, expresó: “No hay dudas que Don Wenceslao es el primero de los poetas gauchos, siendo también paradójicamente, el último”; respecto de esto último -valga la redundancia- podemos no estar de acuerdo con Soria, pero sí compartimos que haya sido quizás el último tan grande.
Otro gran oriental, Sandalio Santos, versificó en la Revista “El Fogón” N° 1, de 3/1956, cuando el poeta no había cumplido aún 50 años: “Que siga firme Varela, / con su ronda de canciones / dándonos criollas leciones / en esa su gaucha escuela, / y que aflore en su espinela / el encanto del relato, / al par que el ensueño grato, / y la verdad del consejo / y aprenda el niño y el viejo / con el cantor maragato.”.
Y si lo dicho no alcanza, recurramos entonces a su autodefinición, cosa que no podemos discutir: “Yo ensillo con mi recao / pilchas sin plata y sin oro / y como que ando en mi moro / ando siempre bien montao! / Ni poncho pido emprestao / aunque me muera de frío, / mi listao, hasta en estío / lo está pasando el sereno, / más prefiero a poncho ajeno / andrajos del poncho mío”.
Más allá de conocer su pensamiento, hemos traído estas rimas para compartir una reflexión: no sabemos en realidad si tuvo un “moro” para su silla, pero siempre habla de él como si lo tuviese allí a mano, en el palenque, o atado a la sombra del árbol más próximo al rancho. Ahora bien, Varela era un ferviente admirador de Hernández y su canto reivindicador del gaucho, y, pregunto: ¿en qué pingo andaba Fierro cuando lo destinan a la frontera…? En un “moro”! ¿Casualidad o intencionalidad de identificarse con el poeta argentino?
Muchas distinciones y homenajes recibió Varela en vida, uno ya lo citamos al remitirnos a Soria, pero vale recordar que el 6/05/1965, en el Estudio Auditorio del Sodre, Osiris Rodríguez Castillo ofreció un recital “sintetizando un movimiento popular en homenaje al poeta Wenceslao Varela”.
En su San José natal, en la década del ’70 se había constituido la “Peña Nativista Wenceslao Varela”, creada en su homenaje y con la “principal finalidad, la edición de (el libro) ‘Diez Años Sobre El Recao’”, objetivo que -por suerte para nosotros-, alcanzaron.
En 05/1988, el Honorable Senado uruguayo había aprobado por unanimidad un gran homenaje al poeta, la edición oficial de todas sus obras publicadas hasta entonces, y el otorgamiento de una pensión graciable, pero… tenemos la sensación que tal resolución quedó boyando en aguas de borrajas.
Si bien en la primera charla lo apuntamos, recordemos que había nacido el 25/05/1908, falleciendo en el sanatorio de su pueblo, aproximadamente a las 20hs. del sábado 25/01/1997, a los 88 años de edad, siendo sepultado en el Panteón Policial del Cementerio de la Ciudad de San José, siendo acompañado hasta allí por un cortejo de gente del pueblo e instituciones de a caballo.
Tras su muerte, la Intendencia Municipal de San José adquirió la casa en la que vivió el poeta y la transformó en el Museo Tradicionalista Wenceslao Varela, designando también con su nombre, la calle que pasa a su frente, siendo entonces la dirección: Calle Wenceslao Varela N° 267, con horario de visita, de martes a domingo, de 10 a 12  y de 15 a 19 hs..
También en la vecina ciudad de Florida, por Decreto Municipal N° 22 del 7/08/1988 se designó con su nombre la vía pública que va de Maestra Ana Fonsalba hasta la Avda. José P. Varela; y por si lo dicho no alcanza, el escenario de la “Sociedad Criolla Manuel Artigas”, sobre Ruta 3, en San José, también lleva su nombre. Todos testimonios, estos, de la valorización de un pueblo que lo ama
En su último libro, “Albardones”, presentado en un acto homenaje del Gobierno Nacional y Municipal, expresó: “…lo único que siento como propio es el gaucho y su destino. Y, cuando un poco cansado ya, de andar entre albardones, hago un repaso de lo pasado y pienso que, quizás pueda dar éste mi último homenaje al que, con humildad y coraje, contribuyó a forjar esta Patria que hoy tenemos.”
Agradeciendo a Daniel Líneas y su programa “Campo Afuera” por esta oportunidad de comunicarme con su audiencia, disculpen la vanidad, pero quiero cerrar éste ciclo con la última décima del verso que escribí y feché  el 29/01/1997, al enterarme de su desaparición:

Pienso al fin… que no se jué…
sacó a retozar su empeño
pa’encontrar el duro ceño
de aquel indio “Yyazuiré”…
Por siempre en su San José
su nombre… será un anhelo,
y cada vez que’n mi suelo
busque’l sentir de Varela
“Mis Manos” se hará vigüela
y canto, con Claudio Agrelo.


(Los versos de “Déjenmé en Tierra” se pueden leer en el blog “Antología del Verso Campero”) 

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