lunes, 30 de septiembre de 2024

1921: YA NO QUEDAN GAUCHOS

 

¡COMO CAMBIAN LAS COSTUMBRES CRIOLLAS!

 Don Eusebio Garayzabal, mayoral de galera, comisionista, distribuidor de encomiendas e intermediario en la compra venta de hacienda, en la zona de 25 de Mayo y en la época finisecular del Siglo 19, nos deja un relato sobre la liquidación de los múltiples rodeos de la Estancia “Fortín Luna” en Carlos Casares, para dedicar sus campos a la agricultura, esto cuando la sucesión de Don Vicente González, el viejo propietario.

El martillo en aquella liquidación estaba en las manos de Don Pedro Alchourrón, de la acreditada firma porteña. Don Eusebio, junto a sus amigos Santorufo y Dupero, salió de 25 hasta Bragado en auto; de allí a Casares en tren, y de esta a la Estancia nuevamente en auto. Recordemos que hablamos de 1921, y esto era todo una odisea, que en nada amedrentaba a quien había sido mayoral de galera.

“Estaba saliendo el sol cuando llegamos a ‘Fortín Luna’. Aquello era un hormiguero en plena actividad. Campo, cielo y vacas nomás se veía hasta donde alcanzaba la vista”.

Ese día “llegaron más 50 hombres con tropillas; unos buscando conseguir algún arreo de tantos lotes que habían de venderse, y otros, capataces de algunos compradores que ya venían con el firme propósito de comprar”.

Hombre campero él, se arrimó a la ensenada donde acampaban los paisanos con tropillas, lo que le permitió “observar aquel elemento tan distinto de otros tiempos”. Y aunque parezca mentira se refería a solo 25 años atrás (1896).

Describe: “Caballos de distintos tipos y pelos en cada una de las tropillas; hombres con indumentarias diferentes y raras; algunos de blusa corta, corralera, tirador bien recamado de chirolas, bota, bombacha y chambergo; muchos de jockey y breches y hasta con polainas y botín de elástico alguno. ¡Qué ridículo y que desgracia!

Tres solos de chiripá y uno solo de bota de potro; ese único que era el que estaba en su papel, resultaba un pájaro raro. Lo único que no ha desmerecido son los cencerros; al contrario; su eco es más sonoro y tan argentino como antes.”

Vale aclarar que don Eusebio Garayzabal publicó sus memorias en 1935, en un pequeño opúsculo en el que reunió una serie de artículos que previamente había publicado el periódico “El Imparcial” de 25 de Mayo. Los compiló bajo el título de “Recuerdos Viejos del Tiempo Antiguo”, y hoy 90 años después sirven para echar luz sobre esos tan interesantes tiempos idos.

La Plata, 30/septiembre/2024

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