Por las huellas de algunas evocaciones
ancestrales, esperamos dejar algunos testimonios que puedan resultar de interés
general al lector.
Hace ya un tiempo, en distintas notas, nos hemos referidos a “El Mirador” de
Espinel, a “El Llamador y los Diz”, a
“Mis Caballos, una huella y su destino”, entre otras, que si bien pueden tener
un tono personalista, intentan hacer aportes sobre historias lugareñas y
personajes, que a la distancia, puedan pintar “un pago” y cuestiones de la
historia chica, esa que justamente… falta en los libros, por menuda nomás, no
por otra cosa.
Vamos entonces con algunos recuerdos
referidos a la estanzuela “San Miguel” de Espinel, actualmente tierras que
están comprendidas en el partido de Berisso, pero que a fines del siglo 19
correspondían al recién creado partido de La Plata, aunque para el vecindario
en general, seguían siendo del “pago de Magdalena”, como veremos más adelante.
Plano aproximado de "San Miguel" hacia 1900, según una carta Topográfica y Parcelaria |
Dicho establecimiento era propiedad de Demetrio
y Julián Espinel, hijos del matrimonio de Doña Feliciana Dadín, natural del la
Magdalena, y Don Miguel Espinel, hijo de Tomás Espinel, ambos de origen “canario”,
españoles por lo tanto. Dicho matrimonio tuvo un total de 10 hijos, de los
cuales los citados al principio, eran el cuarto y el sexto en el orden de
nacimientos, ocupando el quinto lugar, Pablo, nacido el 15/01/1855, éste…
resultaría ser mi bisabuelo, y esta historia tiene algo ver con él y uno de sus
hijos, mi abuelo.
En cuanto a los dueños de “San Miguel”, Julián,
estaba casado con Doña Bernardina Balerga, y según tradición oral, antes de
poblar dicho campo, habían estado establecidos en el Territorio de La Pampa, de
donde -por lo menos uno- habría vuelto por tierra con una tropa de yeguarizos,
a poblar en estos pagos. El otro hermano, Demetrio, era de estado civil
soltero.
Pablo Espinel, a la edad de 26 años fue
incorporado en calidad de “soldado” a la 1ra. Compañía del 1er. Escuadrón del 32
Regimiento de Guardias Nacionales de Caballería, de acuerdo a la Ley de
Enrolamiento sancionada por el Congreso Nacional el 5/06/1865 y la Ley de
Reclutamiento de 28/09/1872. Reza “la papeleta” oficial: “El Portador de la presente Pablo Espinel cuyas señas van designadas
al márgen, se halla alistado en la clase de Soldado con arreglo á la Ley
vigente dictada por el Congreso Nacional; y para su resguardo, se le espide
este documento, que le será entregado por el Cuerpo, prévia la anotación
respectiva. Magdalena Marzo 27 de 1881. – Reseñas: Provincia Bs.As. – Domicilio
Ctel 1° - Estado Soltero – Edad 26 años – Color Blanco – Ojos Berdosos – Nariz
Aguileña – Boca Regular – Pelo Rubio. Firma: Severo Villa – Registrado bajo el
N 640 de Archivo.” (textual del original).
"Papeleta" de incorporación a Caballería de Guardia Nacional, de Pablo Espinel |
Esta incorporación era obligatoria para
todo ciudadano Argentino, desde los 17 años y hasta los 45, para los casados, y
hasta los 50 para los solteros. ¿Qué pasó acá…? Lo desconocemos, pero lo cierto
es que no mucho después Pablo se casó con Lucía Isaías Gutierrez, y el
1°/12/1882 fueron padres de Mariano Pablo, quien más adelante se desempañaría
como resero. El matrimonio alumbró nueve (9) hijos más, el anteúltimo de ellos,
Desiderio -nacido el 15/02/1900-, resultaría mi abuelo.
Tempranamente, el 6/03/1908, a la edad
de 53 años, fallece Pablo, quedando Isaías con varios hijos menores a cargo. A
raíz de esto, sus cuñados Demetrio y Julián la visitan y le sugieren: “-Como tenés varios muchachos chicos para
criar, a éste nos lo llevamos nosotros”, y así Desiderio fue a parar a “San
Miguel”, a la sazón de 8 años.
Para ubicar al lector, un extremo de
“San Miguel” da sobre Ruta Provincial N° 11 (antiguo “camino real”),
recorriendo todo el largo de su lateral derecho (si nos ubicamos mirando hacia
el Río de la Plata), el Camino a la Balandra. Anecdóticamente agregamos que
dicho lugar, es el mismo que nombra el Chango Rodríguez en su muy difundido
tema definido como ritmo de “marea”, justamente titulado “La Balandra”, que
escribiera en tiempos en que residió en Berisso.
Sobre dicho camino a la Balandra existía
por entonces un almacén de campo conocido como “de Barranco”, que los hermanos
Espinel mudaron hacia el frente del campo sobre el Camino Real, más o menos
equidistante entre la entrada a la estancia y el camino a la Balandra.
Entregaron
la atención del mismo a Elías Hortelá, quien estaba casado con una sobrina de
los dueños, Loreta.
La construcción primitiva era de madera,
del tipo de las llamadas “prefabricadas”, y estaba elevada del piso unos 20
cms., en su desarrollo, además del local comercial, tenía otras tres
dependencias habitacionales. A este lugar, como peoncito, fue destinado
Desiderio en el año 9.
Según sus recuerdos, el establecimiento
no era de ramos generales, sino un almacén de venta de comestibles, con
despacho de bebida y mesas, donde los parroquianos tomaban la copa o jugaban a
los naipes. Siempre recordó también, los fríos que pasó en ese tiempo, y el
desarraigo que sufrió.
Más adelante, por 1935, cuando ya
Desiderio no se encontraba allí, el almacén se edificó en material, con una
importante construcción, conociéndoselo como “San Pedro”.
De las labores en el almacén pasó ya más
crecido, a las tareas del campo, y finalmente al manejo del mismo, hasta que
hacia fines de 1923, en la fiesta de la Escuela del Paraje “El Pino” (hoy N° 14
“Manuel Belgrano”), conoció a una moza de esa zona con la que inició una
“relación”, pero como se acostumbraba entonces: había que formalizar. Así las
cosas, un día ensilló, y con una tropillita de seis caballos por delante, se
apersonó en “Santa Ana”, vecindades del pueblo de Bmé. Bavio, a Don Epifanio
Rufino Cepeda, padre de la moza llamada Ana Isabel.
(En otro momento nos referiremos a dicho
campo, cuando el apellido de sus dueños era Ponce de León y Cepeda).
Con un trato un tanto distante y seco,
dicho padre sentenció que si las intenciones eran buenas, sería recibido los
días jueves de tal hora a tal otra, y en un plazo de seis meses tenía que
formalizar el matrimonio.
Y así ocurrió. El 2/06/1924, en la
capilla anexa a la Catedral Platense (Avda. 53 e/13 y 14), formalizaron ante
Dios lo que ya habían refrendado en los papeles del civil. Cumplido estos
trámites, a familiares y amigos se participó de lo ocurrido (Ver ilustración
con sobre y tarjeta), y lo curioso es que en el remitente impreso en el sobre
se lee: “Estcia. San Miguel – B. Bavio – F.C.S.”, cuando en realidad el aludido
campo estaba dentro del partido de La Plata que ya llevaba 42 años de creado,
pero parece que la gente del común… lo ignoraba.
Sobre y tarjeta de participación del casamiento |
No mucho después, el joven matrimonio se
mudaría a la zona comprendida entre Arroyo Zapata y Paraje El Pino, donde
desarrollarían su vida hasta 1974.
Muy vecino a “San Miguel”, era el
establecimiento “El Carmen del Pescado”, propiedad de don Bartolomé Danerí,
quien lo había adquirido hacia 1892 al Berisso, que diera su apellido, a partir
de sus saladeros, a esa nueva población. A dicho campo nos hemos referido en la
nota “Mis Caballos, Una Huella, y Su Destino”, aparecida en El Tradicional N°
107.
Como dato pintoresco podemos agregar que
a la muerte de Julián, su hermano Demetrio desposó a la viuda y cuñada, no
existiendo hijos de ninguno de los dos matrimonios.
Dos acotaciones antes de cerrar esta
evocación. La primera, que en el libro “Berisso, un reflejo de la evolución
Argentina” (1972), su autora, Lía E. M. Sanucci, dice al respecto: “La única que se mantiene, por extensión y
actividades, es la estancia “San Miguel” sobre Ruta 11 y camino a La Balandra.
Fue de los Espinel y hoy, de uno de sus herederos, el señor Lewis, quien
mantiene la vieja casona de sus primitivos dueños, los que en los días serenos,
desde sus corredores podían ver los lentos barcos que llegaban a la costa”. (Personalmente,
pongo en duda esta última acotación).
La segunda, que parece ser que la idea
fundacional del lugar, fue constituir sobre la parte del campo lindante con el
Plata, una colonia con pobladores españoles, proyecto que no se consolidó. Sí
ha quedado, sobre unos de los arroyuelos que desagua al gran estuario, el reconocimiento
del mismo como “Arroyo Espinel”, en la topografía lugareña.
Un recuerdo del ayer cercano, que espero
pueda haber sido de interés de los lectores de El Tradicional.
Almacén "San Pedro" (Ca. 1960/70) Foto de Carlos Moncaut |
La Plata, 22/06/2015
(Publicado en Revista El Tradicional digital N° 136)
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