LR 11
– Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 142 –25/01/2014
Con su licencia,
paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor
luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y
otras yerbas”.
BATALLA DEL CARRIZAL DE
MEDINA – El 13/12/1928, la valiente espada de las guerras
de la Independencia, el héroe de Ituzaingó, el Gral. Juan Galo de Lavalle,
comete las imprudencia que lo arrojará a un derrotero de 13 años que culminará
con su muerte; ese día, ¡ha fusilado a Cnel. Manuel Dorrego!
Las
provincias reaccionan ante este atropello, y la Convención Nacional reunida
justamente en Santa Fe, designa al Brigadier Estanislao López jefe de un
ejército nacional que debe escarmentar a esos rebeldes, que han cometido “un crimen de alta traición contra el
estado”.
Ante
esa situación, Lavalle decide incursionar sobre Santa Fe, la provincia de
López, a la que ingresa en 03/1829, tomando la ciudad de Rosario. Quiere
imponer su política sobre el litoral, y para ello debe dominar al Caudillo.
Antes
de morir, Dorrego le ha escrito a López: “Mi
apreciado amigo: en este momento me intiman a morir dentro de una hora. Ignoro
la causa de mi muerte, pero de todos modos, perdono a mis perseguidores. Cese
usted por parte todo preparativo y que mi muerte no sea causa de derramamiento
de sangre”. No conocerá el Brigadier la existencia de dicha misiva.
Quiere
Lavalle tomar la provincia por las buenas y le escribe a López tratando de
convencerlo, pero éste le responde que habiendo cruzado el Arroyo del Medio ha
entrado con tropas a su provincia, y ya las cartas están jugadas.
Las
fuerzas de Lavalle se respaldaban en los veteranos de la Guerra con el Brasil,
donde habían obtenido triunfos memorables; las del Brigadier López -también él
soldado de las guerras de la Independencia-, se conformaban con las montoneras
gauchas. Privados ambos de infantería, la suerte de estas contiendas las
definían las caballerías.
Sabedor
López del coraje y guapeza del enemigo, sintiéndose quizás en inferioridad de
condiciones, no presenta combate franco, limitándose a hostigar y retroceder,
cediendo la iniciativa; y así, en ese tire y afloje, lleva al enemigo hasta las
vecindades de la Cañada del Carrizal de Medina al caer de la tarde, cesando el
asedio al retirarse totalmente. En tal situación, considerando el sitio propicio, Lavalle ordena hacer
campamento. Y cuál no sería la sorpresa, cuando a la mañana siguiente, la
desesperación de sus oficiales, le hace saber que de la caballada, la que no
está muerta, agoniza.
Sin
disparar un tiro ni chocar lanzas, la sabiduría criolla de López y sus
baqueanos, habían llevado al enemigo a un campo poblado de “mío-mío”, el
venenoso romerillo. La sapiencia gaucha, derrotó a la estrategia de las armas.
Finalmente, el 25/04/1829, Rosas le dará a Lavalle la estocada final en Puente
de Márquez.
Para redondear esta historia, aprovechamos un verso que escribiera este poeta de Cañuelas
QUEBRAYÓN
“-¡Ta lindón lo que ha contao…!
(se burló el “Manco”
Vidal)
¡Yo estuve en El Carrizal
esa güelta que ha mentao!
¡Jui un
hombre d’Estanislao
y puedo hablar con certeza…!
El gaucho alzó la
cabeza,
bajó la vista el
pulpero.
“-¡Lo que pa’usté’s de rastrero
más bien yo yamo viveza!.
Un silencio de tapera
a los presentes ganó
pa’ que aqueyo que
vivió
Vidal se los
refiriera:
“-¡Yo estuve en la montonera!
¡Junto a López la pelié!
¡Por eso les contaré
sin escatimar detaye
cuando Juan Galo Lavaye
quiso tomar Santa Fé!”.
“-Al general unitario
Güenos Aires lo mandaba
pa’ ver si el lugar limpiaba
de algún federal contrario.
Por la Viya del Rosario
pasó con toda arrogancia,
con soldaos en abundancia
rechazó fácil y altivo
alguno que otro furtivo
ataque sin relevancia”.
“-Sin juerzas pa’ redotarlo
López ve mal la cuestión
pero ducho y quebrayón
se prepara pa’ engañarlo;
simula juir, p’arrastrarlo
a Lavaye hasta su ruina
que sin saber se’ncamina
cebao por el gran caudiyo
al yano de romeriyo
del Carrizal de Medina”.
“-Al Carcarañar cruzar
como ya poco se vía
va que Lavaye elegía
justo ese plan pa’campar;
bicho que ayí ha de pastar
de seguro que revienta,
y su cabayada hambrienta
encuentra demás sabroso
a’quel yuyo venenoso
que al rato lo hará osamenta”.
“-Rindiendo por áhi honor
a esa frase memorable
que hace ya un tiempo apreciable
pronunció el “Libertador”,
López siendo vencedor
no desenvainó su espada,
pero vio esa madrugada
cargando a los Coraceros
sombre’l hombro, los aperos
marchando en la retirada”.
Versos de Néstor
Enzo Mori
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