domingo, 31 de julio de 2016

PEDRO BOLOQUI ¿será él...?

         
DON PEDRO BOLOQUI...

Hemos querido cerrar las notas del año, evocando -a nuestro humilde entender- a unos de los poetas más importantes del siglo pasado, nos referimos a Don Pedro Boloqui.
Así planteado el tema, informamos a nuestros lectores que el poeta nació el 30/06/1908 en el puesto “Las Cañas” de la Estancia “La Belén”, propiedad de Manuel J. Cobo, que unos años después sería el fundador de la localidad que lleva su nombre, entonces partido de Chascomús, hoy, de Lezama.

Fueron sus padres Josefa Fernández Goñi y Justo Lorenzo Boloqui, ambos de ascendencia vasca, siendo su padre uruguayo, quien por esos años se desempeñaba como ‘capataz de majadas’ en la citada estancia. Completaban la familia, tres hermanos más.
Sin dudarlo un instante, afirmamos que junto a Charrúa, Menvielle, Risso y algunos pocos más, integra un abigarrado grupo de poetas costumbristas, algo así como “la primera línea” entre los cultores de la expresión campera.
Acabado conocedor de la más mínima particularidad de la vida de la campaña bonaerense, Boloqui volcó en su expresión poética, todo el sabor, el colorido y el costumbrismo, en el más puro decir propio del habla del hombre rural de años atrás; decir que reflejó en el aspecto fonético, escribiendo la palabra para que suene tal cual la pronunciación campera.
A diferencia de los otros poetas antes nombrado, mayoritariamente cultores de la décima, Boloqui incursionó preferentemente en el verso de ‘arte mayor’ -casi siempre endecasílabo- haciéndolo con una soltura tal, comparable al fluido hablar de un buen charlista.
Volviendo a su vida particular, digamos de él, que contrajo enlace con Ana María Piccolo, el 6 de septiembre de 1956, de cuya unión nacieron tres hijos: en 1958 Ana María Luján, en 1959 Olga Susana y en 1962 Pedro Lozano.
Sus otros hijos, los de papel y tinta, se resumen en un total de cuatro libros. El primero, titulado “Viento Arriba”, fue publicado en 1940, impreso en “Baltar” de Ferretti Hnos. y Cía., de Chascomús, llevando carátula de Juan J. Molina Moggia, contando con un total de 40 versos, habiendo sido prologado (al igual que todos los restantes), por Don Santiago H. Rocca, introducción fechada en su Estancia “San Antonio”, en Pila, el 29/02/1940.
Sus otros libros se titulan “De Vuelta y Media” (1946), “Azulejos” (1953) y “Tropilla Sureña – poesías camperas” (1967), una antología de los tres anteriores, que dedicó a su admirado amigo Don Santiago Rocca, y que si bien éste lo prologó en agosto de 1962, no lo vio editado ya que falleció en agosto de 1966. Esta publicación contó con el apoyo de la Intendencia Municipal, a través de la Comisión Honoraria del Centro de Publicaciones Municipales.

Inconcluso quedó un quinto libro, el que habría de llamarse “Al Tranquito”.
Pero si algo hay que destacar, además, en las virtudes de este poeta, es que fue netamente un autodidacta, que mostró desde chico su inclinación al verso, no habiendo tenido por razones de distancia, oportunidad de concurrir a la escuela, recibiendo de su madre la base de la enseñanza escolar. Pero sagaz y despierto, a la par que se iniciaba en el  conocimiento del “habla gaucha”, del contacto con los hijos de los patrones y por su curiosidad, aprendía los rudimentos del idioma inglés.
Y más allá de la actividad literaria, fue dirigente, como que a su iniciativa se creó la Peña “El Cencerro”, en Lezama, de la que fue su presidente; también fue director -entre 1953 y 1955- del Museo Pampeano de Chascomús; fundador -el 5/10/1944- y primer Pro Secretario del Fortín Chascomús que presidía Fortunato Iseas; presidió la biblioteca Domingo F. Sarmiento de la misma ciudad, y el Club Atlético Independiente de Lezama.
Asimismo escribió para publicaciones de la época como: Diario “El Fomento” y Revista “Juventu” de Lezama.
Varios temas de su autoría han llegado al disco de la mano de intérpretes de la talla de: Omar Moreno Palacios, Alberto Merlo, Héctor del Valle, Chacho Santa Cruz y Julio Tomisaki, entre otros.
El 12/04/2008, en el “Rincón Histórico” de Lezama, se presentó la reedición del libro “Tropilla Sureña” que editó el gobierno municipal, y que fue declarado por la Honorable Cámara de Diputados de “Interés Legislativo”.
Hombre preocupado por su comunidad no anduvo de pasó por la vida, por eso sus compoblanos lo recuerdan, de allí que el Jardín de Infantes N° 907 del Bo. El Porteño, lleva su nombre, al igual que una plazoleta del Bo. Atepam.
En 1979, con motivo de celebrarse el “Bicentenario de Chascomús”, “El Cronista” publicó una edición especial, con distintos recuerdos y evocaciones, y allí no estuvo ausente la vida y obra de Boloqui; se dice de él: “Poeta de naturaleza fuerte como la estampa recia del criollo, de una sensibilidad exquisita y un espíritu romántico a pesar de la temática nativa, por naturaleza descriptiva, tuvo Don Pedro la rara virtud de usar de las métrica del verso con exactitud del matemático y captar las imágenes más puras, más perfectas, más vitales, con el señorío y la técnica de los vates consagrados”.
La existencia de Don Pedro Boloqui se tronchó el 11 de Febrero de 1971 (a los 62 años y 7 meses), en el Hospital Italiano de la Ciudad de La Plata, habiéndose depositado sus restos para el descanso eterno, en el Cementerio de Lezama.
Mientras tanto, para sentirlo vivo, cantores y verseadores siguen entreverando sus camperas composiciones, porque por siempre estará Don Pedro Boloqui, ese que bien supo hablar del amor criollo en “¿Será él?”, que tan lindo recreó Alberto Merlo.
                        La Plata, 21 de Diciembre de 2015

(Publicado en El Tradicional N° 140)

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