domingo, 1 de julio de 2018

SULQUI


LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 77 – 01/07/2018

Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

Ha sido el transporte más utilizado en la campaña, desde fines de la centuria de 1800 y hasta más allá de la primera mitad del siglo pasado, fundamentalmente entre la gente del pueblo común, siendo muchas veces el medio de transporte ideal para las mujeres de la casa.
De origen europeo, llegado a estas tierras sufrió modificaciones en su construcción, pero nunca perdió su identidad de vehículo liviano.
Con respecto a la escritura, ésta varía entre “k e y griega” (sulky) o “q e i latina” (sulqui). Curiosamente no recoge dicha palabra -con el sentido que nosotros le conocemos-, el Diccionario de la Real Academia Española, que solo la vincula a vehículos para carreras. Pero sí la aborda el notable Diccionario de Argentinismos, del español Diego Abad de Santillán; éste define: “Carruaje liviano, de dos ruedas grandes, divulgado en el campo para viajes rápidos. Tiene un solo asiento y puede llevar capota. Lo tira un solo caballo”.
En “Historia Saladillo”, Marcelo Pereyra cuenta: “Por sencillo, cómodo y ágil, pero también por su elegancia, el sulky fue el medio de transporte más popular a finales del Siglo 19. / Los sulkys han dejado sus huellas en nuestros caminos, en nuestra historia, en nuestras vidas”. Y agrega: “Los había con capota o sin capota; con faroles o sin faroles; con asientos tapizados o solo de madera”.
En cuanto al tamaño de las ruedas no había uniformidad, ya que para zonas bajas los había de ruedas altas, y para parajes de campos altos, las ruedas solían ser más bajas. Los fabricantes brindaban las opciones.
El tradicionalista e investigador Alberto Martín Labiano, 20 años atrás, escribía en La Nación con relación al sulqui: “Versatil, fuerte, liviano, de costo accesible y relativamente cómodo, sirvió tanto para afrontar un largo viaje como para llevar a cada día los chico a la escuela. Su único motor era un caballo, por lo general un animal de silla, que por su mansedumbre había sido iniciado en el arte del buen tiraje con el mismo sulky. / Los hombres mayores, que por excedidos en años y en kilos habían abandonado el recado de los tiempos mozos, recorrían su campo en sulky;…”.
Acertadamente en los versos de “Tata Nica” el poeta Julio Migno, versificó: Cambió cabayo por sulky / de los noventa p’arriba, / y “El Tero”, su tranquiador, / lo acarreaba al lanciador /  chiflando pa’ su guarida.”
Recuerdo haberle preguntado a mi abuelo Desiderio Espinel -que era nacido en 1900-, si cuando era chico había conocido a algún hombre que usara chiripá, y tras un momento de ordenar recuerdos me respondió: “Uno solo, que era hombre viejo y muy pobre: usaba chiripá de bolsa, y andaba en sulqui, siempre acompañado de un chico para que le abra las tranqueras…” .
Siguiendo en el rumbo de lo anecdótico, recuerdo a mi abuela Rosa Castagnaso y una o dos me mis tías, salir en sulqui de la chacra al pueblo, una o dos veces al mes, por las compras de almacén y alguna que otra cuestión pueblerina; siempre con las piernas cubiertas por alguna frazada o manta. Lo mismo para ir al cementerio, llegar hasta la ruta y allí dejar caballo y sulqui, hasta que dos o tres horas después, ya de regreso, revisar los aperos y emprender al regreso a un trotecito rendidor.
Algo de esto evoca Berho, cuando en “Sulky Viejo”, dice: “…y las mujeres sencillas / saludando a la pasada, / cuando con una frazada / se tapaban las rodillas.”
No lo vi, pero lo sé por tradición, que cuando mí tía Cuca Espinel comenzó a ejercer el magisterio en la Escuela del Paraje San Martín, lo hacía en sulqui, y por el camino iba levantando a los chicos que caminaban rumbo al edificio escolar.
El poeta de Jáuregui, Arnoldo Daniele, también le cantó a este vehículo, en las ocho décimas que tituló “Sulki”. (se pueden leer en el blog "Antología del Verso Campero")

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