Y parecería ser que los jujeños tuvieran predilección por Tolosa. César Corte Carrillo nació en Jujuy el 9 de noviembre de 1922; de larga prosapia provinciana, como que un ancestro suyo ya andaba por Salta a fines del S. 15. Su padre, el Prof. Manuel Florencio Corte, fue rector del Colegio Nacional, Presidente del Consejo General de Educación y también vicegobernador de Jujuy.
Tras cumplir el bachillerato y cuando solo tenía 19 años, César, viajó a La Plata para realizar el Doctorado en Ciencias Naturales, carrera que abandonó casi al final, no así a la capital provinciana que adoptó definitivamente.
En la bohemia universitaria se vincula al movimiento literario de entonces -generación del 40-, despuntando sus inquietudes en cuentos y poemas, que incentivado por Carlos Albarracín Sarmiento, acercará al El Día y aparecerán en la sección “Prosa y Verso”, y con el tiempo, también en la Revista de la UNLP, revista “Nativa” de Díaz Usandivaras, diarios Nueva Provincia de Bahía Blanca, El Tribuno de Salta, La Prensa y La Nación de Capital, y revista Autoclub, entre otros medios.
Ya a su llegada -1941- participa junto a otros inquietos coterráneos de la fundación del Centro Universitario Jujeño, el que les ayudará, con música y canciones terruñeras a sentirse cerca del pago, y un lustro después forma parte de la creación del Conjunto “Achalay”, muy reconocido en el incipiente movimiento folclórico de entonces.
Laboralmente fue funcionario de la Administración Pública provincial, jubilándose como Director de Relaciones Públicas del Ministerio de Obras Públicas. De entonces supo contarle al Dr. Horacio Castillo: “Como funcionario batí un record: en los años 60 fui secretario privado de cinco ministros, a entera satisfacción”.
Solo se alejó de La Plata por un tiempo y por razones laborales, en la década del ‘70, cuando fue designado Director del Archivo General de la Provincia de Jujuy.
En 1961 aparece su primer libro “Jujuy en la Memoria” editado por el Ministerio de Gobierno de su provincia natal; en 1982, para el Centenario de La Plata, da a la prensa “Extravíos y Hallazgos” (libro que mereció la Faja de Honor de SEP), y en 1983 el Instituto de Historia del Notariado le publica la conferencia “El Primer Funcionario Residente en La Plata, Escribano Carlos A. Fajardo”. Permanecen inéditos: “Obra Bifronte” (prosa y poesía), “Evocaciones y Relatos” y “Aproximaciones al ensayo”. Composiciones suyas como “Canto a Jujuy”, “Nativo”, “Para una pastora”, “Romance de Aparecidos” o “Carnaval Quebradero”, nos hablan de su claro, puro y cálido decir provinciano.
Casado con Sofía Victoria de Urquiza, a principios de la década del 50 se afincó y para siempre, en Tolosa (Avda. 13 y 525); el matrimonio se prolongó en una hija, María Victoria.
Será difícil de olvidar su presencia en los actos literario, en muestras pictóricas y en los tradicionales homenajes al Éxodo Jujeño, donde era figura infaltable y donde muchas veces fue orador de palabra larga, como que se sabía cuando empezaba pero era complicado calcularle el final.
Recuerdan “veteranos” del centro platense, su sereno paso por la Avenida 7, de cuidada “chiva” cana y tocado de bastón en los últimos tiempos; era la suya una estampa patriarcal.
A los 84 años, el 3 de agosto de 2007, falleció en La Plata.
(Publicado en el Diario El Día, Suplemento Nuestra Zona)
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