LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 24 – 3/09/2011
Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si hablamos de “Poetas Criollos… y otras
yerbas”.
OMAR MORENO PALACIOS. Hijo de
Julia Josefa Palacios y Pedro Ponciano Moreno (en cuyo hogar anidaron 9 hijos,
8 propios y uno de crianza), nació en Chascomús el 5/09/1938, por lo que a la
brevedad cumplirá 73 años.
Son conocidos los hechos de que fue discípulo del
mentado guitarrista Mario Pardo, y que debutó a los 19 años en Radio Carve, de
Montevideo, Uruguay, o que integró el conjunto de los Hnos. Abrodos por el
breve espacio de 8 meses. ¡Ni que decir de su prestigiosa trayectoria como
intérprete de canto y guitarra de la llanura pampeana!
Pero hoy queremos destacarlo como poeta, aspecto en el
que poco se ha hecho hincapié. Por eso vale decir que Omar (o “Pancho”, como lo nombran sus amigos y allegados), es un
notable y particular poeta criollo, al punto que lo ubicamos como uno de los
escritores de mayor vuelo poético, preñado de conocimientos camperos y
folclóricos, que bien acierta a reflejar en sus temas. A diferencia de otros
creadores, es dueño de una metáfora muy brillante y a la vez clara, sin que por
eso se aparte un jeme del decir campero. Por ejemplo cuando expresa: “El toro de los truenos / viene bramando, /
pechando nubarrones, / negriando el campo…”. ¿Quién no reconoce allí el
anuncio de una tormenta? ¡Y que camperamente dicho!, que no es forma propia de
un autor de escritorio, sino la de un hombre del fogón, del que ha tranqueado
huellas o cruzado campo al rumbo.
En “Agarrame el alazán”, versos cargados de criolla
picardía, para hablar de los labios de su pretendida, reflexiona sobre la hora
del amanecer y poetiza: “Eleva con vino
amable / el horizonte, su copa, / para brindar con tu boca / con un rosa
inigualable…”. ¡Qué inspiración!
En “Museo de barro”, habla al rancho, pone al viento
de testigo y dice: “Si el Pampero hablar
pudiera / dentraría en cavilaciones;/ implacable en sus sermones / que chiflan
las casuarinas / yo soy corona de espina / para tus pobres horcones”. Le
envideo el estro.
También en sus reflexiones y expresiones es muy
criollo, y si no, veamos: “porque no
conozco prenda / que no se parezca al dueño”. Justa la expresión, verdad?;
o aquellos decires tan propios de hombres que andan trabajando de a caballo,
como cuando dice: “¡Guarda!¡Guarda!¡Aifa
toro. ¡Ta’ que rienda tiene el moro!”
Profundizar sobre su modo y estilo excede el espacio
de ésta página, pero no podemos obviar decir que es además autor cuentos criollos muy por el estilo de los de
Wimpi, al que tanto interpretó y difundió, y con los que más de una vez amenazó
que los iba a publicar.
Por lo expuesto digo, que “el Pancho”, nos está debiendo un libro de versos.
Un comentario final. Si bien hemos reconocido que
Charrúa, Menvielle y Risso, nos marcaron por su forma de escribir, es imposible
negar que entre los contemporáneos fue Moreno
Palacios el que nos apistoló el ojo para encontrar las metáforas.
Atinado artículo. Si me podría explicar que quiere decir aifa toro, la escuché a la canción, pero esa frase no la entiendo
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