miércoles, 24 de octubre de 2012

OMAR MORENO PALACIOS


LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 24 – 3/09/2011

Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

OMAR MORENO PALACIOS. Hijo de Julia Josefa Palacios y Pedro Ponciano Moreno (en cuyo hogar anidaron 9 hijos, 8 propios y uno de crianza), nació en Chascomús el 5/09/1938, por lo que a la brevedad cumplirá 73 años.
Son conocidos los hechos de que fue discípulo del mentado guitarrista Mario Pardo, y que debutó a los 19 años en Radio Carve, de Montevideo, Uruguay, o que integró el conjunto de los Hnos. Abrodos por el breve espacio de 8 meses. ¡Ni que decir de su prestigiosa trayectoria como intérprete de canto y guitarra de la llanura pampeana!
Pero hoy queremos destacarlo como poeta, aspecto en el que poco se ha hecho hincapié. Por eso vale decir que Omar (o “Pancho”, como lo nombran sus amigos y allegados), es un notable y particular poeta criollo, al punto que lo ubicamos como uno de los escritores de mayor vuelo poético, preñado de conocimientos camperos y folclóricos, que bien acierta a reflejar en sus temas. A diferencia de otros creadores, es dueño de una metáfora muy brillante y a la vez clara, sin que por eso se aparte un jeme del decir campero. Por ejemplo cuando expresa: “El toro de los truenos / viene bramando, / pechando nubarrones, / negriando el campo…”. ¿Quién no reconoce allí el anuncio de una tormenta? ¡Y que camperamente dicho!, que no es forma propia de un autor de escritorio, sino la de un hombre del fogón, del que ha tranqueado huellas o cruzado campo al rumbo.
En “Agarrame el alazán”, versos cargados de criolla picardía, para hablar de los labios de su pretendida, reflexiona sobre la hora del amanecer y poetiza: “Eleva con vino amable / el horizonte, su copa, / para brindar con tu boca / con un rosa inigualable…”. ¡Qué inspiración!
En “Museo de barro”, habla al rancho, pone al viento de testigo y dice: “Si el Pampero hablar pudiera / dentraría en cavilaciones;/ implacable en sus sermones / que chiflan las casuarinas / yo soy corona de espina / para tus pobres horcones”. Le envideo el estro.
También en sus reflexiones y expresiones es muy criollo, y si no, veamos: “porque no conozco prenda / que no se parezca al dueño”. Justa la expresión, verdad?; o aquellos decires tan propios de hombres que andan trabajando de a caballo, como cuando dice: “¡Guarda!¡Guarda!¡Aifa toro. ¡Ta’ que rienda tiene el moro!”
Profundizar sobre su modo y estilo excede el espacio de ésta página, pero no podemos obviar decir que es además autor  cuentos criollos muy por el estilo de los de Wimpi, al que tanto interpretó y difundió, y con los que más de una vez amenazó que los iba a publicar.
Por lo expuesto digo, que “el Pancho”, nos está debiendo un libro de versos.
Un comentario final. Si bien hemos reconocido que Charrúa, Menvielle y Risso, nos marcaron por su forma de escribir, es imposible negar que entre los contemporáneos fue Moreno Palacios el que nos apistoló el ojo para encontrar las metáforas.

1 comentario:

  1. Atinado artículo. Si me podría explicar que quiere decir aifa toro, la escuché a la canción, pero esa frase no la entiendo

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