domingo, 15 de abril de 2018

CHINGOLO


LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 68 – 15/04/2018
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

El “chingolito”, ese pájaro tan camperito visible en nuestra campaña, cubre un área geográfica de dispersión que va desde México a la Patagonia, incluso ¡Islas Malvinas!
Para referirme a esta avecilla, comienzo con éste recuerdo: para visitar a mis abuelos Doña Rosa y Don Santiago Risso, mi padre me inculcó hacerlo de a caballo, y así resultó que desde muy niño y hasta ya adolescente, de esa manera lo hice, llegando hasta la pequeña chacra en lo que habían sido “campos de Gómez” (no muy lejos de la cañada), en “La Ñata”, “El Indio”, “El Ciruja”, “El Yamador” o “El Mano Mora”, de los que elegía una yunta.
Después de las preguntas de rigor: cómo estaban por la estancia, cómo andaban los abuelos, mis padres…, Don Santiago me buscaba la lengua para que le diga algún verso, y por allí él se descolgaba con algo de lo que aún recuerdo un trocito: “Uteco uteco canta, o lluvia o viento, o tiempo bueno o tiempo malo…”, esto dicho en una jerigonza tipo ‘cocoliche’, una media lengua italiana, ya que era nieto de inmigrantes. Se reía, y decía que ese “uteco uteco” remedaba el canto del “chingolito”, al que se le atribuía -humorísticamente- anunciar todo tipo de cambio de clima.
Como se deduce, su origen es netamente americano, y su hábitat general es el campo con cardales o tupidas matas de pasto duro, a veces también en las maciegas vecinas a los bañados y lagunas. Como es un ave muy confianzuda, no es raro verla nidificar cerca de ‘las casas’. Su nidito se suele comparar con una pequeña tacita que construye con cerdas o finos pastos; a veces suele disimularlo tapándolo con yuyos o matitas de pasto suelto. En ese nido y en época de primavera la hembra deposita cuatro huevitos blancos con pintitas y manchas rosadas.
Más de una vez se le hizo un paralelismo con el “gorrión”, del cual amaga salir airoso el “chingolito”, porque aunque similares en su tamaño y plumaje, parece que su collarcito al cuello de color canela y su pintoresco copetito le dan cierto aire más vistoso.
Se dice que su canto difiere según la región del país, o de sudamerica, en que vive; y al “uteco uteco” ya descripto, podemos agregar el remedo que hace Leopoldo Lugones de “curí curí quí quíooo…”, o el “biti bío bío bío” que reproduce Silva Valdés (esto según nos lo recuerda Gloria Martínez desde “Rincón Gaucho” en La Nación), como se ve, todos muy dispares, por eso, repitiendo lo que describen los ornitólogos, decimos: “El canto que emite durante todo el día y aún en la noche está compuesto por cuatro notas. Las tres primeras son cortas y claras, y la última es la más alargada, a modo de gorjeo”. El especialista Juan M. Raggio describe: “…es un ave interesante, sobre todo por la diversidad de dialectos que tiene su canto”. Podemos agregar según opinión del notable escritor Eduardo Acevedo Díaz, que “es el único pájaro que no enmudece en los días de recio viento. Su modesto canto está formado por una escala cromática de cuartos de tono,…”. Digamos por último que su alimentación es diversificada, pues si bien es semillero, no escatima ingerir bichitos, sobre todo cuando está alimentando una nueva familia.
Ilustramos con estos versos de Ricardo Codesido: "Chingolito Cantor" (Los versos se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

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