Hace 123 años, el 16 de febrero de
1882, nacía en Merlo quien estaba llamado a ser un respetado y admirado poeta
popular: Julián Martín Castro.
Indudablemente aquel partido
bonaerense de hace más de un siglo, distaba mucho de éste actual que limita con
Ituzaingó, Morón, Moreno, La
Matanza y Marcos Paz, conformando una zona de muy alta
densidad poblacional. Entonces el campo señoreaba por sí, y así lo recuerda el
poeta:
“Nací en el pueblo de Merlo,
provincia de Buenos Aires,
disfruté de los donaires
y su
belleza rural;
aspiré el perfume agreste
de
sus pampas exquisitas,
de tréboles, margaritas
el
encrespado cardal.” (1)
(foto: aproximadamente 1902)
También diría en un reportaje: “...había
en el lugar unas pocas casas perdidas, la iglesia y la comisaría. Pero los
maestros eran prácticamente desconocidos.” (2)
Su núcleo familiar lo conformaban Don
Martín y Doña María Lecumberry Ypar, ambos
entrerrianos, siendo del mismo origen sus abuelos paternos -D. Rosendo y
Da. Elisa Ramírez-, mientras que por vía materna los abuelos eran de origen
vasco-francés.
La falta de maestros aludida más
arriba, y la necesidad de tener que trabajar desde muy niño (quedó huérfano de
padre hacia 1890), hicieron que llegara “a mozo sin conocer las cinco
primeras letras del alfabeto. Mucho me costó aprender lo poquito que sé; quizás
aprendí más en el andar de la vida que en los libros, pero no puedo desconocer
que por medio de las letras me he podido comunicar...”. (3) Y agregó en otra ocasión: “Nunca tuve maestros que
me enseñaran a leer ni a escribir, no fui un solo día a la escuela y eso no es
bonito. No es lindo decir que uno es ignorante, pero aprendí rodando por los
caminos. Aprendí solo y con mis amigos a leer y a hacer versos”. (4)
Sobre estos últimos supo recordar que
hacia los trece años pudo rimar sus primeros esbozos poéticos, sin saber muy
bien como los hacía.
También la guitarra fue su compañera
temprana, y al respecto alguna vez supo referir que fue su madre quien le
enseñó a tocar en ella el ritmo de milonga que lo acompañaría en sus
incontables presentaciones durante su larga vida.
De sus composiciones explicó que “...en
mis versos, nunca me he preocupado por la forma, que quedaran bien y que fueran
bonitos. Lo que siempre he cuidado, y a veces a expensas de la forma, fue la
idea. Mis versos eran ideas. Y así como tales, yo las cantaba acompañado de mi
guitarra.” (5)
Criado a campo, como que peonó desde
muy chico (peón de patio) en la estancia “La Choza ” de Bernardo de Irigoyen, en Gral.
Rodríguez, ya mozo, con la cuchara de albañil en una mano y la guitarra en la
otra, se avecinó a los suburbios y centros proletarios. Y supo cantarle a esos
dos paisajes, a esos dos mundos: evocó al gaucho y sus costumbres, cantó al
obrero y las injusticias; y supo ser preciso en ambos casos, se diría más:
auténtico.
“Hay una exacta alternancia entre
el campo y la ciudad; entre el cardo de las soledades gauchas y el yuyo de los
arrabales proletario. En su rebeldía une a ambos universos de desdichas.” (6)
Rebelde por la justa causa de ponerle
voz al drama de los oprimidos y desposeídos, adhiere al anarquismo, movimiento
en boga en las décadas iniciales del S. XX; él mismo evocaría: “He estado en
el anarquismo, entendí el anarquismo, y todavía lo entiendo hoy .(...) el
anarquismo exacto es como el cristianismo, pura bondad”.(7)
Dicen las mentas que el aviso de su
nombre en un bodegón, glorieta o salón popular, era suficiente para convocar al
público trabajador, el que entusiasta se congregaba “al solo anuncio de que
el “El Cantor del Pueblo” figura en el programa”. (8)
Y junto con el público era común se
hicieran presente un par de agentes de policía de la Comisaría de la zona, la
que casi con seguridad terminaría visitando como consecuencia de los reclamos
sociales de su canto, que como dijo Fermín Chávez “su obra se caracterizó
por sus preocupaciones sociales”, o como reafirmó Américo Barrios desde su
columna de Crónica, el 25/10/1971, evocando su desaparición: “Su verso se
adornaba de música pero contenía la pólvora de la rebelión social”.
Por suerte, de aquellas detenciones
pudo salir indemne, ya que como contaba “Nunca me apalearon... mis versos me
salvaron... porque no había policía que no los hubiera leído...”(9)
Este pacífico revolucionario que
esgrimía el arma del canto, la guitarra y su verdad, fue un continuador del
reclamo hernandiano, o si se quiere, un precursor del posteriormente conocido
como ‘canto de protesta’; vale entonces leer lo que expresara Ernesto Sábato: “El
ha sido el gran payador anarquista de nuestro país. Un anarquista que, por
supuesto, canta -también- a la bandera azul y blanca. Como gran criollo que es.
¡Canciones de protesta! Creen que es una novedad... Pasa que los que antes la
hacían iban a la cárcel. Los que las hacen ahora, en cambio, ganan millones con
los discos.”
Y más allá del éxito de algunos de sus
temas (tal el caso de “El Huérfano”, que incluso se internacionalizó), siempre
vivió dignamente pero, con lo justo, producto de sus labores -entre otras- como
albañil, al frente de un corralón, o posteriormente de su empleo en Salud
Pública. Por eso dijo alguna vez: “Yo no he tenido éxito como poeta, he
tenido éxito como amigo” (10). Y vale aquí una
referencia a su amigo D. Justo Monroy: “Lo conocí por el barrio de Boedo
(...). Tenía una casa de forrajes, cinco chatas armadas con buenos fletes,
conocida en el Once, por ‘La
Tropa del Porteño’. En esos tiempos yo cantaba por glorietas
de Boedo; en San Juan y Colombres y Parque de los Patricios, etc. Un día vino a
verme y me dijo: He comprado dos lotes de terreno en Ciudadela y los he puesto
a su nombre, aquí tiene los papeles, yo le mando con mis chatas todos los
materiales y usted que es albañil, se levanta el rancho”. (11) Y esa fue la morada que habitó hasta sus últimos
días.
Poco dado a expresar preferencias
literarias, quizás, como le confiara a Lafuente, “Yo debo confesar que el
poeta Alberto Ghiraldo fue mejor que todos nosotros, que todos aprendimos de
él”. (12)
(13)
Asimismo, aunque afecto al canto
repentista del payador -en el que admiraba a Acosta García y a García Morel-,
no gustaba de trenzarse en contrapuntos, prefiriendo presentarse como solista;
es que del canto alterno opinó: “¡Es un arte muy difícil... y para no
hacerlo muy bien, más vale no hacerlo!
En cuanto al decir gaucho, estuvo en
la línea de los poetas de la primera mitad del siglo pasado, donde los dramas
rurales tuvieron amplia repercusión popular, tal el caso de su “Juancho el
desertor”, de “La Duda ”
o “Rastros que acusan”, por citar tan solo tres poemas.
Abundante ha sido su obra editada, que acá
reseñamos: “Armonías Libertarias” (1920), “Guitarra Roja” (1928), “Marlo y
Chala” (1939), “Camino del Payador” (1949), “Chispazos de Fogón” (1950),
“Versos de Martín Castro” (1950), “El Huérfano” (1952), “El Fogón de Don
Martín” (1964), “Los dos tocayos” (1970). Póstumos: “El Adiós de Don Martín”
(1973) y “La Vuelta
de Martín Castro” (1992).
A estos se suman “Los Gringos del
País” (con una 2º edición de 1967 que se llamó “Contrapunto”), “La Canción de los Mártires” y
“Versos del Pueblo”. También en Uruguay se publicó una obra suya bajo el título
de “Hachando los Alambrados”.
Muchos han sido los intérpretes de
sus versos que han quedado en el registro discográfico, desde Ignacio Corsini a
Horacio Guarany, pasando por Edmundo Rivero, Alberto Merlo, Oscar del Cerro,
Héctor del Valle o Curbelo-Ayrala, por citar tan sólo algunos.
En su larga vida de poeta y cantor
supo granjearse el cariño y el afecto del pueblo trabajador que siempre le fue
fiel, y que llevó a que Bernardo Verbisky lo denominara en 1955, desde las
páginas de Noticias Gráficas, como “El más completo de los poetas populares”.
A tres décadas de su desaparición
física, acaecida el 7/04/1971 a los 89 años, su nombre no sólo no ha menguado
brillo, sino que ha ganado prestigio, al punto que a la fecha tres calles
ciudadanas recuerdan su nombre.
Valga para cierre, su autodefinición:
“Lo que yo hice fue vivir una vida brava, pero dándole el frente; aún,
cuando iba preso, un día si y el otro también. He sido, todo lo que he sido,
que era lo que quería ser; si tuve coraje fue porque al miedo me lo comí
siempre.”
Notas:
(1) “Presentación” – El Fogón de Don Martín (27/10/1964)
(2) Nota de Diana Castelar
(3) El Fogón de Don Martín (datos en solapas)
(4) (12) “Martín Castro, el payador libertario”, por Miguel A.
Lafuente (Todo es Historia Nº
161 –
10/1980
(5) (7) “Autobiografía” (inédita)
(6) “Temas sociales de un poeta popular” – Crónica
20/02/1967
(8) Prólogo a “Guitarra Roja” (1928) por Fernando
Gualtieri
(9) “Martín Castro gran poeta popular” – Carlos
Echazarreta, Revista “Ñandubay” 15/01/56
(10) “Martín Castro a los 86 años” – Clarín 19/02/1968
(11) “La
Vuelta de Martín Castro”, por Numen Castro – Rev. Pal
Gauchaje Nº 51 (08/1991)
(13) Poeta rebelde nacido en 1875 en la bonaerense ciudad
de Mercedes, y fallecido en Santiago de
Chile el
28/03/1946, en la mayor pobreza.
(Publicado en El Tradicional Nº 57, 02/2005)
muy buen texto, saludos desde Colombia ^^'!
ResponderEliminarGracias por la comunicación y la caricia para el espíritu
EliminarA los que se quieran arrimar, los esperamos cada 7 de abril a las 11 horas, frente a la tumba que guarda sus restos en el Cementerio Municipal de General San Martín.
ResponderEliminarBuenas tardes .mi nombre es ariel y quisiera saber donde se encuentra hoy descansando sus restos del payador
EliminarAmigazo: sabes muy bien que Tata Dios y la circunstancias lo permiten continuaré sumándome !!
EliminarHola amigos tiene la letra y el audio del poema Hachando Alambrados? Donde podré conseguirlo?
ResponderEliminarHola amigos tiene la letra y el audio del poema Hachando Alambrados? Donde podré conseguirlo?
ResponderEliminarEstimado, la letra se la puedo conseguir, audio no porque no me dedico a las grabaciones.
ResponderEliminarLa busco y la pondré en el blog Poesía Gauchesca y Nativista.
Por las dudas le aviso que uno "fasebuque".
Carlos
ACLARO "que no uso fasebuque"
ResponderEliminardonde encuentro ,chispazo de fogon
ResponderEliminarEstimado David, como es un libro viejo que no se ha re editado, conseguirlo es muy difícil. Con paciencia, buscando en "librerías de viejo" en Capital, o bien consultando en Mercado Libre.
EliminarSaludos,
Carlos
Muy buenas estimados amigos les cuento que ya va para varios años, que con mi querido amigo Jorge Sombra en varias ocasiones hemos compartido está cita , juntos en recuerdo a Don Martín Castro !!
ResponderEliminarDe mi parte continuaré brindándole el merecido apoyo.
En esta oportunidad del Homenaje , por los 50 Años de su partida: Donaré una Obra con la imagen del "Payador Libertario"(p/ ser Subastada y lograr el aporte para la realización de su BUSTO !!
(Pintor Costumbrista, Muralista)
(Pte. "Asoc.Artistas Visuales de San Martín")
(Miembro Fundador de la " Asoc. Historiadores del Fondo de la Legua")
omarnbarea@yahoo.com
Estimado, gracias por comunicarse.
ResponderEliminarEl mensaje sale identificado como de UNKNOWN, no dice quien lo envía, pero por la dción. de mail, deduzco que es Omar Barea. ¿Estoy en lo cierto?