lunes, 25 de junio de 2012

SOBRE EL INDIO

           Tendría 13 años,  cuando en el campo, en “Los Ombúes”, casa de mis abuelos, me topé con una vieja edición de 1928, de “El Indio del Desierto – 1535/1879”, y si bien su autor, Dionisio Schoo Lastra, estaba muy vinculado a Roca -fue su secretario, esto lo supe, quizás, 20 años después-, la lectura me dio mucha información sobre la vida del aborigen en la región pampeana.
Por entonces, la información que recibía en la escuela hablaba de “salvajes” referido al indio, y de “primera dictadura” para referir a la época de Rosas.
No puedo explicar porque ambas cosas no me convencían, ni nunca las tomé en serio.
Amante del gaucho desde siempre, intuía también que gaucho e indio no eran “hermanos”, y sí más vale, “enemigos” por intereses de terceros que los enfrentaron.
A partir de 1492 la imposición de la conquista fue total, y así hoy cada nación de América tiene por lengua, la que era propia del que ejerció la colonización en cada región. En nuestro caso, el idioma español.
Todo nos impuso el conquistador, al extremo que son muy pocas la voces de pueblos aborígenes que pasaron al lenguaje habitual.
Ya que soy un hombre vinculado a las “letras”, tengo plena conciencia que todas las formas poéticas son hispánicas; nuestro mérito, o mejor dicho, el de los hombres que nos procedieron, ha sido darle identidad propia al contenido.
            Si bien no soy de los que se rasgan las vestiduras en favor del indio, tengo plena conciencia de que era el dueño universal de todo lo existente en este “nuevo mundo”, y que se cometieron atrocidades en nombre de la “civilización”, pero más que nada: en pro de la riqueza fácil.
            Quienes abrazan la “causa aborigen” como cuestión fundamental, primero tienen que tener en claro que en esta América nada les pertenece, ni el aire que respiran, y deben ejercer un renunciamiento total.
            Conceptualmente no llego a tanto, a pesar de lo cual he escrito cosas, como este triunfo “Pa’l Indio” que compuse a los 18 años, y que mucho después musicalizara Saturnino López Satur y grabara Alberto Durán:
                                                                                                  (*)
Pa’l Indio” 
(triunfo)
I
Pobre el indio ‘e mi tierra
tan perseguido,
¡qué digo siempre corrido!

Eran tan argentinos
como nosotros,
¡pero eyos eran más potro!

Viendo invadir sus tierras
las defendieron
¡qué digo que se ofendieron!

Dieron muchos malones.
¡Qué cabayadas!
¡Dejaban las rastriyadas!

Estribillo

Pero van los melicos
y los sablearon...
¡Mire como los dejaron

II
A los indios corrieron
hacia otras tierras,
¡que digo si los destierran!

Los “señores” contentos
por la ciudá,
¡miren que barbaridá!

Dispués dicen del indio
que son salvajes,
¡les dicen que son salvajes!

Y en vez de algo enseñarles
como argentinos,
¡los echan a otro destino!

Estribillo

¡Pucha, digo que cosa!
Indio tu mano
¡qué digo que soy tu hermano!

            Y no ha sido lo único que escribí, pero el paso del tiempo hace que lo valore, por la claridad de conceptos que tenían siendo tan joven. Unos diez años después escribí “Tubichaminí” (que forma parte del trabajo integral "Dos Evocaciones a un Pago: La Magdalena"), y creo que hay allí una síntesis de lo que fue la conquista, especialmente en esta región bonaerense que carecía de riquezas en oro y plata.

                        TUBICHAMINÍ

Cuando pisó Garay tus criollos lares
tomando posesión por su ‘monarca’,
la agreste soledad de tu comarca
ignota tribu secular poblaba,
y el cacique que la gobernaba
a su modo tribal, era el patriarca.

Dos mil indios de lanza más la chusma
tenía el pueblo de la nación pampa.
Su espectro por la zona aún acampa
y quizás mi recuerdo le salpique
a Tubichaminí, que fue el cacique,
la prestancia cobriza de su estampa.

Sometido por armas o palabras
(a sable y mosquetón... o a crucifijo),
todo el pueblo, de Dios, pasó a ser hijo:
primero ‘reducción’... Después ‘curato’...
Hasta que sabe Dios -no existe el dato-
el tiempo se llevó lo que bendijo.

¿Qué habrá sido de Tubichaminí?
¿De su pueblo diezmado... qué habrá sido?
¿O es que a pesar de haberse sometido
los tragó la ambición de la conquista?
Quizás que hoy al mentar, paso revista
de algunos hechos que tronchó el olvido.

¿Dónde andarán tus huesos, mi cacique...?
¿De tu pueblo diezmado... qué habrá sido...?


(*) "Pa'l Indio" fue grabado por Alberto Durán, en 1997

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