Se sacudió la Asociación, sus cimientos se estremecieron. Y no es que haya pasado un huracán. Peor aún: ha fallecido Roberto Coppari, padre espiritual de “la criatura”, numen creador que no escatimo esfuerzo por darle vida.
Hombre de bien, siempre antepuso el logro institucional al éxito personal, que su bajo perfil no le permitía ir por delante de sus sueños, sino apuntalándolos de atrás, que si ellos se afirmaban y sacaban pecho, una satisfecha sonrisa le florecía en la cara. Solo eso señalaba su logro.
Acostumbrado a darse en beneficio de los demás, tenía en el gaucho y el aborigen el altar en el que alzaba su plegaria por el bien de la Nación, ya que es posible que el peregrinar terruñero de sus primeros años le marcó una dimensión de Patria que lo caló hasta el tuétano.
Hijo de padres italianos (Da. Cesira Negozi y D. Juan Coppari), nació en Córdoba, en la localidad de Oncativo, el 1º de mayo de 1924; antes del año de vida, con su madre se traslada a la santafesina población de Casilda, donde permanece hasta los 18 años de edad en que se establece en La Plata; en ésta tendrá varias radicaciones, destacándose los años vividos en Avda, 19 esq. 73, y los transcurridos en la zona de “El Rincón” en Villa Elisa, donde tuvo al alcance de su vista un paisaje más afín con el de sus años de estancia.
Ocurrió que al quedar huérfano de madre a los 6 años, pasó a vivir con sus hermanas por parte de madre, Josefa y Olga, ya que la primera con su esposo, eran tamberos en la “Estancia El Mirador”; allí será “apoyador” y “boyero”, y a pesar de lo rudo del existir para sus escasos años, aprendió a querer la vida rural y a sentirse gaucho, como muchos de los peones del establecimiento.
A falta de establecimiento escolar, conoció los rudimentos básicos de leer y escribir, sumar y restar, de la mano de Olga y su cuñado. Muchos años después y ya radicado en la Capital bonaerense cumplirá el sueño de realizar estudios regulares, habiendo completado los cursos hasta la mitad del nivel secundario, asistiendo siempre de noche, después de una ardua jornada laboral, y muchas veces también, de haberle dedicado horas a la construcción de “su rancho”. Que así era el hombre: puro empuje y tezón.
Niño aún esbozó sus primeras rimas encerrándolas en una cuarteta, como aquella que rumiaba un día al encerrar el tambo y que a falta de papel, escribió con un alambre en la tabla de una tranquera.
Ya en la ciudad, por 1948 se arrima a la gente de la Asociación Interamericana de Escritores, en Buenos Aires, empezando a codearse con gente de letras, aunque no justamente del “gauchesco”, que era su rumbo, pero de allí siempre recordará a su presidente, D. Sebastián V. Datzira Copello (al que llamará “Tata espiritual de mi inquietud de soñador”), a quien acude para el consejo y asesoramiento cuando en 1950 publica su primer libro.
En La Plata participa de la fundación de la Agrupación Nativista “El Alero” y de la hoy Escuela de Danzas Tradicionales “José Hernández”; luego se vinculará a la Federación Gaucha Bonaerense durante la presidencia de Dalmiro Otero Rossi; más adelante, en épocas de su estadía en “El Rincón”, crea junto a otros lugareños, la Agrupación Tradicionalista “El Tala” de Villa Elisa; también es asiduo colaborador en los orígenes de la Comisión Permanente de la Tradición, como así mismo de las “Gauchadas para el Hospital de Niños Sor María Ludovica”, donde siempre estuvo para trabajar eludiendo el momento de la foto.
Pero hay dos hitos en su actividad cultural que lo hacían sentir orgulloso: la fundación, el 25/03/1984, de la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, a la que presidió por varios períodos, y la creación en 09/1985 (junto a Oscar Lanusse y Carlos Risso) de la Revista Mensual de Temática Costumbrista “Pa’l Gauchaje”.
Su actividad literaria fue prolífica y quedó plasmada en doce obras, a saber: “Rescoldo de Tradición – versos gauchescos” (1950); “Sueños Cimarrones – versos gauchescos” (1972); “Por la Patria y por lo Nuestro – versos gauchescos” (1972); “Patria Adentro – versos gauchescos” (1982); “Con los pies sobre mi tierra – versos gauchescos” (1985); “¡Siempre mi Patria! – versos gauchescos” (1997); “El Pasquín de un Patriotero – cartas y notas” (1997); “Sin mudar los sentimientos” (prosa, 2000); “Juan Sin Tiempo – relato en versos sobre hitos históricos” (2001); “Sin aflojar todavía – versos gauchescos” (2003); “¡Güena Suerte! Patria Mía – versos gauchescos” (2005), y “Juan Sin Tiempo – relato en versos sobre hitos históricos – 2ª parte” (2007.)
A estos debemos sumar la producción fonográfica “Rastrilladas” (1982), en la que Francisco Chamorro le pone música y voz a diez composiciones del poeta, mientras que el propio Coppari registra dos poemas.
Tampoco le fue ajena la actividad radial, siendo su primera participación a partir de 1962 como corresponsal en La Plata y evocando poesía gaucha, en la hoy mítica audición “Amanecer Argentino” de Mario Loruzzo.
Junto al también poeta “Coco” García tuvo su propio espacio en Radio Universidad Nacional de La Plata, y supo desarrollar micro-espacios por mucho tiempo en “Canto en Azul y Blanco” de Oscar Lanusse en la misma emisora.
Legó a su amada Asociación el local que ocupa como Sede, que desde la apertura de los cimientos y hasta el techo, levantó -silenciosamente- día a día, a su costo y esfuerzo, para entregarlo institucionalmente el 25 de Mayo de 1991, no pidiendo a cambio más que el regocijo de ver cumplido la obligación autoimpuesto.
El domingo 26 de Agosto, después de haber sufrido -en la madrugada del día 11- un accidente doméstico que le provocó una fractura de cadera del lado izquierdo, se apagó su vida de argentino enamorado de su Argentina, devoto del gaucho y hermano del indio.
Lo vamos a extrañar, “Patriarca”... ¡Cómo lo estamos extrañando!
La Plata, 4 de Noviembre de 2007Hombre de bien, siempre antepuso el logro institucional al éxito personal, que su bajo perfil no le permitía ir por delante de sus sueños, sino apuntalándolos de atrás, que si ellos se afirmaban y sacaban pecho, una satisfecha sonrisa le florecía en la cara. Solo eso señalaba su logro.
Acostumbrado a darse en beneficio de los demás, tenía en el gaucho y el aborigen el altar en el que alzaba su plegaria por el bien de la Nación, ya que es posible que el peregrinar terruñero de sus primeros años le marcó una dimensión de Patria que lo caló hasta el tuétano.
Hijo de padres italianos (Da. Cesira Negozi y D. Juan Coppari), nació en Córdoba, en la localidad de Oncativo, el 1º de mayo de 1924; antes del año de vida, con su madre se traslada a la santafesina población de Casilda, donde permanece hasta los 18 años de edad en que se establece en La Plata; en ésta tendrá varias radicaciones, destacándose los años vividos en Avda, 19 esq. 73, y los transcurridos en la zona de “El Rincón” en Villa Elisa, donde tuvo al alcance de su vista un paisaje más afín con el de sus años de estancia.
Ocurrió que al quedar huérfano de madre a los 6 años, pasó a vivir con sus hermanas por parte de madre, Josefa y Olga, ya que la primera con su esposo, eran tamberos en la “Estancia El Mirador”; allí será “apoyador” y “boyero”, y a pesar de lo rudo del existir para sus escasos años, aprendió a querer la vida rural y a sentirse gaucho, como muchos de los peones del establecimiento.
A falta de establecimiento escolar, conoció los rudimentos básicos de leer y escribir, sumar y restar, de la mano de Olga y su cuñado. Muchos años después y ya radicado en la Capital bonaerense cumplirá el sueño de realizar estudios regulares, habiendo completado los cursos hasta la mitad del nivel secundario, asistiendo siempre de noche, después de una ardua jornada laboral, y muchas veces también, de haberle dedicado horas a la construcción de “su rancho”. Que así era el hombre: puro empuje y tezón.
Niño aún esbozó sus primeras rimas encerrándolas en una cuarteta, como aquella que rumiaba un día al encerrar el tambo y que a falta de papel, escribió con un alambre en la tabla de una tranquera.
Ya en la ciudad, por 1948 se arrima a la gente de la Asociación Interamericana de Escritores, en Buenos Aires, empezando a codearse con gente de letras, aunque no justamente del “gauchesco”, que era su rumbo, pero de allí siempre recordará a su presidente, D. Sebastián V. Datzira Copello (al que llamará “Tata espiritual de mi inquietud de soñador”), a quien acude para el consejo y asesoramiento cuando en 1950 publica su primer libro.
En La Plata participa de la fundación de la Agrupación Nativista “El Alero” y de la hoy Escuela de Danzas Tradicionales “José Hernández”; luego se vinculará a la Federación Gaucha Bonaerense durante la presidencia de Dalmiro Otero Rossi; más adelante, en épocas de su estadía en “El Rincón”, crea junto a otros lugareños, la Agrupación Tradicionalista “El Tala” de Villa Elisa; también es asiduo colaborador en los orígenes de la Comisión Permanente de la Tradición, como así mismo de las “Gauchadas para el Hospital de Niños Sor María Ludovica”, donde siempre estuvo para trabajar eludiendo el momento de la foto.
Pero hay dos hitos en su actividad cultural que lo hacían sentir orgulloso: la fundación, el 25/03/1984, de la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, a la que presidió por varios períodos, y la creación en 09/1985 (junto a Oscar Lanusse y Carlos Risso) de la Revista Mensual de Temática Costumbrista “Pa’l Gauchaje”.
Su actividad literaria fue prolífica y quedó plasmada en doce obras, a saber: “Rescoldo de Tradición – versos gauchescos” (1950); “Sueños Cimarrones – versos gauchescos” (1972); “Por la Patria y por lo Nuestro – versos gauchescos” (1972); “Patria Adentro – versos gauchescos” (1982); “Con los pies sobre mi tierra – versos gauchescos” (1985); “¡Siempre mi Patria! – versos gauchescos” (1997); “El Pasquín de un Patriotero – cartas y notas” (1997); “Sin mudar los sentimientos” (prosa, 2000); “Juan Sin Tiempo – relato en versos sobre hitos históricos” (2001); “Sin aflojar todavía – versos gauchescos” (2003); “¡Güena Suerte! Patria Mía – versos gauchescos” (2005), y “Juan Sin Tiempo – relato en versos sobre hitos históricos – 2ª parte” (2007.)
A estos debemos sumar la producción fonográfica “Rastrilladas” (1982), en la que Francisco Chamorro le pone música y voz a diez composiciones del poeta, mientras que el propio Coppari registra dos poemas.
Tampoco le fue ajena la actividad radial, siendo su primera participación a partir de 1962 como corresponsal en La Plata y evocando poesía gaucha, en la hoy mítica audición “Amanecer Argentino” de Mario Loruzzo.
Junto al también poeta “Coco” García tuvo su propio espacio en Radio Universidad Nacional de La Plata, y supo desarrollar micro-espacios por mucho tiempo en “Canto en Azul y Blanco” de Oscar Lanusse en la misma emisora.
Legó a su amada Asociación el local que ocupa como Sede, que desde la apertura de los cimientos y hasta el techo, levantó -silenciosamente- día a día, a su costo y esfuerzo, para entregarlo institucionalmente el 25 de Mayo de 1991, no pidiendo a cambio más que el regocijo de ver cumplido la obligación autoimpuesto.
El domingo 26 de Agosto, después de haber sufrido -en la madrugada del día 11- un accidente doméstico que le provocó una fractura de cadera del lado izquierdo, se apagó su vida de argentino enamorado de su Argentina, devoto del gaucho y hermano del indio.
Lo vamos a extrañar, “Patriarca”... ¡Cómo lo estamos extrañando!
(Publicado en el Boletín de la AAET, en 12/2007)
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