En los números 90, 91 y 92 estuvimos
escribiendo sobre esos “Lugares con Historia” que hemos conocido en nuestras
“andadas” y nos han enriquecido el conocimiento. Interrumpimos para evocar a
Don Lázaro Seigel (93) y Andino Álvarez (94). Y hoy retomamos el tema de la
historia menuda.
A fines de enero del corriente, estuvimos
visitando Viedma, Capital provincial de Río Negro, relinchándonos con cumpas
como Jorge Vega (El Decidor de Azul), el cantor Mario Tobares, Raúl Lorca,
Emilio Victorica, entre otros.
Pero estar en Viedma y no conocer en la otra
banda del Río Negro, la ciudad de Patagones -la población más antigua de la Patagonia norte-, es
imposible. En ella y su entorno convive la historia y su población está muy
orgullosa de la misma.
Vega y Jorge Muhape -un “maragato” por
adopción-, fueron nuestros guías; unas veces uno, sino el otro, nos hicieron
sentir tangible el pasado.
La población fue fundada en el período
colonial, el 22/04/1779, por D. Francisco
de Viedma y Narváez cumpliendo órdenes del Rey Carlos III, y su Fuerte era el
punto de defensa de aquellas costas solitarias. Su denominación oficial era
“Fuerte y Población Nuestra Sra. del Carmen”.
Estaba asentada y eran sus dominios, una lonja de
10 leguas de largo a contar de la desembocadura del Río Negro, y ocupaba el
ancho del valle. Y la particularidad reside en que esas tierras habían sido cedidas al Virrey Vértiz
por el cacique Chanel, en 1778. Vale acotar que en su paso por el lugar, el
naturalista Charles Darwin lo llamó “el último rincón de la tierra”.
Los primeros pobladores españoles, provenientes
de las provincias de Asturias y León, desembarcaron hacia octubre de 1779,
encontrándose con la novedad que allí no existían las viviendas prometidas.
Ante ese desamparo y aprovechando que las barrancas de las costas lo permitían,
se abocaron a cavar cuevas en que
guarecerse, muchas de las cuales han resistido hasta hoy, conociéndoselas como
las “cuevas maragatas”. la Casa de la Cultura , y otras a pleno
campo, a la vera del camino de tierra que une el “Cerro de la Caballada ” con la
desembocadura del río.
Algunas están dentro del casco histórico como las que
hay en los fondos del Museo Histórico Regional o en
Estas cuevas cavadas hace 230 años, con el paso
del tiempo sufrieron cambios, ya que algunas fueron recubiertas con grandes
ladrillos, y apuntaladas con gruesos maderos, dando lugar a verdaderas
habitaciones, mientras que otras, como la que está dentro del terreno de la Casa de la Cultura , siguen “al
natural”, sin ningún aditamento.
Ya que estamos en el Año del Bicentenario,
recordamos un hecho curioso y poco conocido: tras los sucesos de mayo de 1810,
se deportaron a Patagones a realistas que no aceptaban la nueva situación
política. Así las cosas, en abril de 1812 éstos tomaron el control del sitio
reintegrándolo a la Corona
española pasando a depender de la Comandancia de Montevideo. La situación se
extendió hasta el 13/12/1814 en que fuerzas patriotas recuperaron el poder
volviendo todo a la normalidad.
Pero el hecho que dá trascendencia al lugar,
quizás aún no reconocido en su verdadera dimensión, es la oposición que las
exiguas tropas oficiales y la población hacen a las fuerzas del Imperio de
Lusitano cuando en 1827, como consecuencia de la Guerra con el Brasil,
quieren por las armas tomar posesión del lugar. Ese hecho que se recuerda como
“El Combate de Patagones”, visto a la distancia que dan más de 180 años, tiene
un valor similar al de “La
Vuelta de Obligado” de 1845, en lo que hace a la defensa de
la soberanía.
De no haberse rechazado aquella pretensión
invasora, es probable que muy otro sería hoy el dibujo geográfico del país,
como que perdido el control sobre el Río Negro, la extensión patagónica hubiese
quedado desarticulada del estado Argentino, entonces haciendo pininos.
Estuvimos en el “Cerro de la Caballada ” sitio que
jugó en la acción un papel principal, actualmente coronado por un gran
monumento con forma de pirámide, que lo evoca. Desde allí se otea el río, y
mejor visión debe haber ofrecido en el ayer cuando no existían los árboles
ajenos a la zona que llevó la mano del hombre. Allí jugó un papel principal el
coraje y el ingenio del “Gaucho” Molina que dejó su impronta en los sucesos del
7/03/1827.
En el interior de la Iglesia Parroquial
de Nuestra Sra. del Carmen, en las paredes laterales al altar principal (donde
se destaca un gran retrato de Ceferino
Namuncurá), enmarcadas y bajo vidrio, se conservan dos de las banderas tomadas
a las tropas brasileras en la gloriosa gesta.
Ilustración alusiva al combate, de Carlos Casalla |
En la misma iglesia se erige el Mausoleo al
Comandante Luis Piedrabuena, que tanto hizo por la soberanía en las costas
patagónicas.
El casco histórico de la ciudad, compuesto por
unas 24 manzanas de irregular trazado, en el que se conservan varias construcciones
de la época colonial, fue declarado el 21/07/2003, como “Poblado Histórico
Nacional”.
Nos contaron que Patagones y Colonia del
Sacramento, en Uruguay, son “ciudades hermanas” por su común origen “maragato”,
y que en el despacho del Intendente de Patagones, comparten lugar la bandera
nacional y la de Uruguay.
En el Museo Histórico Regional “Emma Nozzi”,
dependiente del Banco de la
Provincia de Buenos Aires, instalado en lo que fuera la Casa
Sucursal , se encuentra reflejada no solo la historia
institucional, sino también la historia y vida de la región. Valioso aporte el
que hace el Banco cumpliendo una función que casi le es impropia.
También visitamos el museo privado “Gaucho José
Luis Molina”, creado por el guitarrista, cantor, recopilador y soguero Ángel
Hechenleitner, que aunque montado en un espacio reducido, se encuentra bien
presentado, a lo que hay que agregar la didáctica de su dueño para referirse a
las distintas piezas que allí atesora. Junto a dicha sala está su taller donde
trabaja en sogas, y no muy lejos andan las guitarras en que recrea los ritmos
que ha recopilado con paciencia y tesón.
Carmen de Patagones nos dejó el corazón
henchido de gozo y las vistas repletas de imágenes de sincera argentinidad.
(Publicado en Revista El Tradicional Nº 95)
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