domingo, 23 de febrero de 2014

COMBATE DE PATAGONES - Gesta Gloriosa

Monumento erigido en el Cerro de la Caballada
ANTECEDENTES

Sin ser historiador -bueno es dejarlo aclarado-, ya que se cumplen 185 años de un suceso que impidió se fracturara el territorio nacional y que hoy resulta poco conocido por la ciudadanía en general, es que trataremos de evocar “El Combate de Patagones”, hecho acontecido el 7 de marzo de 1827.
La población que hoy conocemos como Carmen de Patagones, según cuenta Emma Nozzi, “se llamaba Río Negro por su situación geográfica, Carmen por su Patrona, y Patagones por los indígenas pobladores de la región, y había sido fundada un 22 de abril de 1779 por Don Francisco de Viedma…”. Dicho puerto y población (“el último Fuerte de la Patria), estaba en la banda norte del Río Negro, con la fortaleza en lo alto de esa barranca, a unas siete leguas de su desembocadura en el mar, y casualmente por éste, era casi exclusivamente la comunicación con “la gran aldea”, ya que por tierra era una travesía azarosa y dificilísima.
La banda sur, pleno valle, era ocupado por las chacras, quintas y alguna población desperdigada. En 1878, la población de ese sector daría lugar al nacimiento de la Ciudad de Viedma.
Pero volvamos a la historia. En diciembre de 1825 se había declarado la guerra con el Imperio del Brasil, el que a partir del 10 de diciembre pone bloqueo al Río de la Plata, impidiendo por lo tanto el movimiento comercial al puerto “porteño”.
El 20 de febrero, el ejército republicano al mando de Carlos María de Alvear como General en Jefe, sometió a una dura derrota a las fuerzas imperiales en la “Batalla de Ituzaingó”, para nosotros, o “Paso del Rosario”, para ellos.


PROPÓSITO DE BRASIL

Impedida toda actividad en el Plata donde solo se aventuraba el osado Brown, quien -aunque siempre en inferioridad de condiciones-, tuvo más de una sorpresa victoriosa; a mar abierto, el gobierno alentó la “guerra de corsos”, la que asestó tantos y efectivos golpes de mano al comercio mercante del Imperio, que obligó a éste a desplazar una flota hacia Patagones, puerto de asiento y operaciones, y seguro refugio de aquellos intrépidos marinos que actuaban en sus correrías con patrocinio de las autoridades de  las Provincias Unidas.
El convoy, al mando del Capitán de Fragata James Shepherd (inglés al servicio de Brasil), estaba integrado por las corbetas “Duquesa de Goyaz” e “Itaparica”, con 22 cañones cada una, el bergantín goleta “Escudero” de cinco cañones y la goleta “Constancia” de tres bocas de fuego. Total: 52 cañones.
El mando de éstas estaba a cargo de: Guillermo Eyre (inglés), Luis Pouthier (corsario francés) y Joaquín Marques Lisboa, éste -de solo 19 años- serías más adelante el famoso vizconde de Tamandaré. A estos se sumaban 32 jefes y oficiales y 581 hombres de tropas, de los cuales 250 eran mercenarios, mayormente ingleses y norteamericanos, a los que hay que sumar la tripulación de los cuatro navíos.
En contraposición, la guarnición local, bajo la comandancia militar del Cnel. Martín Paulino Lacarra, soldado de las guerras libertadoras, estaba formada por una compañía de infantería de unos 150 hombres, de los que 43 eran veteranos del fuerte, 100 eran negros liberados por el corsario Fourmantín, y otros 9 milicianos al mando del soldado de la independencia, Cnel. Felipe Pereyra, habían llegado como refuerzos aproximadamente 9 meses antes, trayendo consigo 150 fusiles, 50 carabinas, 50 sables y munición para las armas.
La artillería, escasa y de poco calibre, se componía de 4 cañones en la batería próxima a la boca del río; dos piezas en el Cerro de la Caballada, y otras, que se desmontaron de la goleta “Chacabuco” -surta en el puerto por averías-, instaladas en el fuerte.
Ilustración de Carlos Casalla
Por otra parte, la noticia de las intenciones brasileñas, movilizaron a los vecinos que conformaron una milicia de caballería de entre 80 y 100 hombres, al mando del mendocino Sub Tnte. Sebastián Olivera, donde se encontraba el gaucho José Luis Molina y sus veintidós compañeros.
En el río, a órdenes del galés Capitán de Fragata Santiago Jorge Bynnon que acondiciona la sumaca “Bella Flor” (aprisionada por los corsarios), se improvisa una flotilla, con las balleneras “Hijo de Julio” al mando del corsario francés Francisco Fourmantín e “Hijo de Mayo” con el corsario inglés Jaime Harris, ambos artillado con un cañón, el bergantín “Oriental Argentino” con el francés Pedro Dautant, más las goletas “Chiquiña” con Juan Soulin y “Emperatriz”.
La población general del Carmen no llegaba al millar de habitantes.

LAS ACCIONES

El 25 de febrero se acerca a la boca del río una goleta que enarbola la enseña norteamericana, sin trasponer la barra, sin duda, en comisión de reconocimiento.
En la mañana del 28, avanzan las cuatro naves ¡enarbolando la bandera de Belgrano!, pero los nuestros no se engañan y abren fuego, el que es respondido por los poderosos cañones del “Escudero”, que barren el precario puesto de la costa.
Pero no todo es fiesta para el Imperio, ya que si bien “Escudero” e “Itaparica” ganan el río, la “Duquesa de Goyaz” queda varada en la barra, impidiéndole el paso a la “Constancia”; que el río no era fácil lo demuestra el hecho de que cuatro días después, la nave escora y es tragada por las aguas.
Finalmente, luego de otras escaramuzas y quizás presionado por la sorprendente situación que vivía, el invasor inicia el desembarco de tropas en las primeras horas del 7 de marzo con intención de marchar sobre la población, pero… mal guiados se extravían, demorando el avance, y al llegar al Cerro de la Caballada -sitio estratégico-, son atacados por la caballería del subteniente Olivera, muriendo en la acción inicial el jefe expedicionario Shepherd, provocando el desbande despavorido del enemigo que busca protección en los montes, los que son incendiados por Molina y sus gauchos, mientras que en el río -a pesar de la desventaja militar-, a favor del conocimiento del mismo, con la ventaja de navegar corriente abajo, las improvisadas naves de guerra, en arrojadas acciones de Bynnon y Harris, logran rendir y tomar los navíos imperiales.
Bamdera Imperial chica expuesta en el Templo parroquial
 Resultado: el triunfo de la soberana Carmen de Patagones fue total, rindiendo a las embarcaciones y el ejército.
En dichas acciones, los defensores tomaron 7 bandera al enemigo, de las que se conservan dos, ya que las otras “parecen haberse destruido en el incendio acaecido en la vieja iglesia”; las que se conservan -que han sido restauradas- se encuentran en el templo parroquial, siendo para la población local “no trofeos de guerra, sino uno de los más preciados testimonios que hacen a nuestra identidad histórica” (de las placas colocadas en la Iglesia Parroquial Nuestra Sra. del Carmen).
Digamos por último, que el 21/03/2003, el casco histórico (unas 24 manzanas de irregular trazado), fue declarado “Población Histórica Nacional”.
Tal cual La Vuelta de Obligado”, este “Combate de Patagones”, es un hecho para tener presente y reflexionar sobre la tenacidad de los defensores.
La Plata, 5 de febrero de 2012

Bibliografía

  • Reseña Histórica (s/firma) – Municipalidad de Patagones
  • La primera defensa de nuestra soberanía, por Ramón Giménez (Rev. Postas Argentinas Nº 409)
  • Carmen de Patagones y la fundación de Fortín Conessa, por Emma Nozzi (1970)
  • Historia Argentina, de Vicente Gesualdo -tomo 3- (1984)
  • El Combate de Patagones, por Bustos Jorge e Irusta Jorge (2009)
  • Carmen de Patagones, la soberana, por Carlos R. Risso (El Tradicional Nº 95 – 5/2010)
Publicado en Revista De Mis Pagos (digital) Nº 43

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