Sabido que “el poeta del hombre”,
Don Pedro Palacios, nació en San Justo, pero también es cierto que cuestiones
laborales lo acercaron a La
Plata más de una vez, teniendo distintas residencias, siendo
la más recordada la casa donde pasó sus últimos diez años, que se encuentra
sita en la Avda.
66 N° 530 entre las calles 5 y 6.
Tras su muerte, acaecida en 1917, la
casa corría un destino incierto, lo que movilizó a un grupo de vecinos a
peticionar incansablemente ante las autoridades municipales, con el fin de
salvaguardar el bien y protegerlo, objetivo en parte cumplido cuando en 1921
fue adquirido en remate público por el municipio; pero su salvación total se alcanza
cuando constituida la “Agrupación Bases” en 1928 -quizás como un ramalazo
platense del Grupo de Boedo-, ésta obtiene la tenencia precaria de la casa (a
partir de 5/1929), a cambio de constituir el museo y la biblioteca
“Almafuerte”. Y así las cosas, cumpliendo con lo expuesto, es también su sede y
el lugar donde realizan sus actos y reuniones.
La casa, una modesta construcción de
barrio con frente de ladrillo a la vista, responde al modelo vulgarmente
denominado “chorizo” y corresponde según datos de catastro, al año 1885, lo que
la remonta a la época, casi fundacional de la ciudad.
En la década de 1980 se reconstruyó
el interior volviendo a la distribución original, ya que la misma se había
alterado en época de Bases para dar cabida a la biblioteca, reubicándose ésta
en otro edificio. Solo faltan las puertas interiores que comunicaban cada
ambiente.
Tras la cocina (ver ilustración con planta del
edificio), se encuentra restaurado y bajo techo, el horno de barro en
el que el poeta cocinaba el pan que compartía con su “chusma”.
Por Ley 4412/39 la casa fue declarada
Monumento Provincial, y por Decreto 932/61 el Poder Ejecutivo Nacional la
nominó Monumento Nacional.
…………………..
En el patio lateral, hace ya muchos
años hice los primeros ensayos de una charla hablando sobre “Bases”, y más
adelante (30/04/87), en el patio techado que en la ilustración está indicado
como “Escuelita…”, tuve el honor de presentar el primer libro de Víctor Di Santo,
“El Canto del Payador en el Circo Criollo”, ya que su autor así lo quiso.
También recuerdo la emoción que
provocaban las marchas patrióticas ejecutadas por la Banda del Regimiento 7
-habitualmente, por entonces, invitada a los actos-, que en ese ámbito modesto
y silencioso adquirían sones especiales.
(Publicado en Revista "El Tradicional" Nº 90)
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