sábado, 4 de agosto de 2012

Del Poeta TITO URNISSA


Cuando en charlas con amigos cae al rodeo de la palabra el apasionante tema de la poesía gauchesca (o para ser más exacto “en estilo gaucho” como prefería expresarlo Don Fermín Chávez), siempre afirmo que cortando un lote de diez poetas que resulten representativos de los últimos siete lustros y que actualmente estén en la brega, yo tengo cuatro o cinco nombres que por su estilo “campero” no pueden faltar en esa lista. Y entonces nombro -sin que se de significado al orden- a: Julio Héctor Mariano (1957, Alvarez Jonte, Magdalena; radicado en La Plata), Carlos Alberto Loray (1949, Cañuelas), Alvaro Istueta Landajo (1938, Gral. Belagrano; radicado en Capital), Guillermo Alcides Villaverde (1941, Henderson; radicado en Ensenada) y Juan Ricardo Urnissa.
Y de esta nómina quiero en particular referirme al último, porque resulta que el pasado mes de noviembre ha dado a publicidad su nuevo libro: “Pa’ Que Mi Raza No Muera - versos criollos”.
Pago gaucho el de “Las Flores”, o por mejor decir y nombrar a su población principal, el del “Carmen de Las Flores”; y ¡qué lindo suena!, cuanta resonancia a campaña de ayer.
Y de allí es Tito Urnissa, porque al poeta en cuestión, los amigos y la gente del ambiente así lo llaman: Tito Urnissa.
Nació el paisano en 1945, en la estancia en que su padre era encargado, “Los Álamos”, ubicada en el Cuartel 3º y a unas cinco leguas del pueblo, en vecindades de las estaciones Newton y Rosas del antiguo Ferrocarril Roca, siendo sus padres Da. Manuela Algañaraz y D. Juan Gregorio Urnissa. Y casi por un cuarto de siglo hizo vida rural, hasta que en busca de mejores posibilidades desensilló en el pueblo (la Ciudad cabecera), donde aquerenciado alzó el rancho, formó familia y se prolongó en dos renuevos, que son ¿por qué no?, los que le hacen decir “pa’ que mi raza no muera” aquí les dejó un mandato.
Ya en 1988 había dado a conocer “Al Tranquito Por La Güeya”, pero el tiempo, que nada sabe de sentarse en la retranca, ponía cada vez más distancia con aquel libro, y al poeta, por más que quería, que deseaba y que ¡lo necesitaba!, se le hacía difícil volver a publicar.
Pero a veces a la justicia le sale un tirito para el lado de la gente, y la Dirección de Cultura Municipal encaró la publicación de la obra, dentro del plan de conmemoración del Sesquicentenario de la Ciudad. Y apareció en el mes de la Tradición, “Pa’ Que Mi Raza No Muera”.
Lindo libro. Leerlo nos trae aromas de campo; y se lo lee de un tirón, lo que significa que es ameno, interesante, bien escrito.
Tito Urnissa es un profundo conocedor de la vida rural, no porque la avistase en los libros, sino porque la vivió y es, aún hoy, un frecuentador de la misma. Entonces, hablar en verso de una varilla de alambrado, de un candil, de un boliche, del recado, del fogón o un cencerro, le resulta fácil, lo canta y lo cuenta con naturalidad, esa que muchas veces le falta a buenos poetas que bien escriben, pero lo hacen desde atrás de un escritorio. En cambio Tito, como sentado en la matera desgrana sus rimas.
Cuarenta y cuatro temas le dan cuerpo y contenido a las 110 páginas del libro, versos todos, que al mejor estilo de Pedro Boloqui los podemos dividir en dos grupos, casi en partes por igual, en “estilo nativista” (aquellos que desarrollan el tema siguiendo el habla habitual) y en “estilo gaucho” (aquellos que reproducen el habla de raíz gaucha).
Dice al modo primero, erigiendo la defensa del aborigen en “Indio Hermano”: “El indio, viril figura / de esta tierra americana / va con rumbo a ese mañana / donde espera la extinción, / debemos reivindicarlo / más allá de la memoria / porque no es como la historia / tantas veces lo mostró.”
Dice en “estilo gaucho” en “Fogón Muerto”: “Fuiste’scuela pa’l gauchaje / donde’nseñaba la vida, / la maestra más estruida / que ha’bido en todo el paraje, / ahura sos solo un tatuaje / con que un tiempo fue marcao / y aunque no te haiga rodiao / quien hoy este suelo pisa, / removiendo tu ceniza / ha de hayar nuestro pasao”.
Los versos de Tito han sabido alzarse varias veces con el Primer Premio en certámenes temáticos en el orden provincial, y el libro recoge cuatros de esos temas, a saber; “Fogón Muerto”, “Cencerro”, “Gaucho” y “Caye Cortada”.
Desde las “Palabras al Lector” que abren el libro, el autor nos habla de su sencillez y de sus simples versos camperos y las modestas páginas, pero bien dice con firmeza cuando enarbola el verso: “...ser modesto y saber algo / y no ser pura parada” (“De Tal Palo”, pág. 17), evitando de esa manera el problema de “...árbol de raíz cortada / cualquier viento lo voltea” (“Mal Rumbo”, pag. 53).
Opina que no por ser tradicionalista quiere entorpecer el progreso, al contrario, ¡bienvenido sea!, lo que no acepta es que el modernismo conlleve el olvido de nuestras costumbres y cultura, y por eso desde el verso reflexiona  “...se me hace al paso que vamos / que cuanto más avanzamos / somos menos argentinos”. (“Cencerro”, pag. 62).
En esos versos que rotula “simples”, sabe entreverar muy logradas figuras, de alto vuelo diría, y a modo de ejemplo destaco la que expresa cuando evocando el recado que ya no ensilla, entona: “...en más de un lomo matrero / de ariscas cruces bagualas / lo mismo que luces malas / habrá cruzao campo abierto / y hoy como un pájaro muerto / sus bastos pliegan las alas.” (“Ensiyando Recuerdos”, pag. 64); o aquella otra alusiva al viejo fogón campero que no se enciende, ante el que “...se arrodilla la tristeza / en la cruz de un asador.” (“Fogón Muerto”, pag. 60).
Buen poeta este Tito Urnissa de Las flores; el mismo que al modo de Fierro cuando dijo “No se ha de llover el rancho / en donde este libro esté.”, canta seguro:

“Aunque me guste vivir
 ya no le temo a la muerte,
al irse mi cuerpo inerte
del todo no he de partir;
siempre vivo he de seguir
con mis versos por ahí,
en los libros que escribí,
en árboles que planté
y en mis hijos dejaré
quizás lo mejor de mi”.
                                                                (“Sin Derecho Ni Revés”, pag. 70)
¡Bienvenido “Pa’ Que Mi Raza No Muera”!
Y a aquellos que quieran conocerlo les decimos que el teléfono del poeta es (02244) 45.1504.
La Plata, 31/12/06 – 1º/01/07
(Publicado en "Revista De Mis Pagos"  Nº 28 - 02/2007)

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