Micro Nº 22 – 20/08/2011
Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande,
junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver
si hablamos de “Poetas Criollos… y otras
yerbas”.
JULIO HÉCTOR MARIANO. Nació el
19/08/1957 (por lo que ayer ha
cumplido 54 años), en Verónica (entonces partido de Magdalena), siendo sus padres Juana Catalina Insausti y Julio Argentino Mariano. Se crió en la localidad de Álvarez Jonte donde los suyos tenían un pedazo de campo.
cumplido 54 años), en Verónica (entonces partido de Magdalena), siendo sus padres Juana Catalina Insausti y Julio Argentino Mariano. Se crió en la localidad de Álvarez Jonte donde los suyos tenían un pedazo de campo.
Terminó
la escuela primaria mientras domaba petisos en una estancia vecina a la que
inmediatamente entró a trabajar de mensual; en esa ocupación alambra, doma,
esquila, en fin, aprende y realiza todo tipo de trabajo rural.
Hacia
1974 se muda a La Plata
para dedicarse a la doma de caballos de salto, aprovechando para cursar los dos
primeros años del bachillerato.
Como
jinete participa activamente en las fiestas de destrezas camperas, llegando a
acumular unos cien premios, destacándose el ‘invicto’ que quitó en
Florianápolis, Brasil, después de 10 años de trayectoria, al reservado “El
Diablo”, en monta a “pelo limpio”.
Integró
la “Delegación Gaucha Argentina” que con motivo del Mundial de Fútbol, viajó a
México en 1986 con el patrocinio de Cultura de la Nación para hacer todo tipo
de exhibiciones junto a los “charros”.
Por
dicho año comienza a despuntar el vicio del verso; su decir es profundamente
campero; cargado de potables vivencias criollas, tiene la virtud de transmitirlas
al verso, y a veces, con notable vuelo. Así como maneja la décima con
suficiencia, puede expresarse también con soltura en medidas mayores o en la
simpleza de la cuarteta.
Sus
composiciones han sido publicadas en “El Pueblo” (Magdalena), “El Cronista” y
“El Argentino” (Chascomús), “El Tribuno” (Dolores), Revista “Pa’l Gauchaje” y
Boletín de la AAET
(La Plata ).
Temas
de su autoría han grabado Jorge Soccodato y Rómulo Nahuel, debiendo destacarse
las producciones hechas íntegramente con temas suyos, como p. ej.: “Arriando Versos” (1994), voz y
guitarra: Alberto Durán, “Voy a agrandar
el fogón” (1995) y “Resueyo” (1998),
ambos, voz y guitarra: Mario Triviño Montiel.
Ha
publicado los libros “Puerta Afuera” (1994) y “Por el rastro” (1995),
éste con prólogo del ‘oriental’ Don Wenceslao Varela, “el poeta de América”, y
también integra la antología “Diagonales. Tilos… y Poetas” (1995) y la “Antología 25 Aniversario – Versos y Prosas”
(2009). Las distinciones literarias más importantes, son: 1º Premio 3º y 4º Certamen
de Décimas Gauchas “Miguel A. Castagnino”, Municipalidad de Chascomús, en 1992
y 93, respectivamente y la Faja
de Honor “25 de Mayo” de la AAET
al libro “Por el rastro” en 1996.
Lemos
del poeta sus décimas “Resueyo”, que
es como un sentimiento compartido que tenemos con Mariano.
(la poesía se encuentra disponible en el blog "versos-camperos")
La Plata ,
8 de marzo de 1994
(la poesía se encuentra disponible en el blog "versos-camperos")
Presentando a “Puerta Afuera”
Para mi, que
-mal, bien… o más o menos- hace ya un cuarto de siglo que vengo borroneando
versos de pretendido sabor campero, es un gusto muy grande encontrar que en
este quehacer de defender las tradiciones gauchas a través de la palabra
escrita, hay un “lote” de hombres jóvenes de valiosas condiciones, bien
dispuestos para tomar la posta, y en ese “lote” viene abriéndose paso a tranco
firme y seguro, Julio Mariano.
No es el suyo
un nombre nuevo o desconocido dentro del movimiento tradicionalista, pues que
ya tiene bien ganado un prestigioso lugar en los campos de las destrezas
criollas, como jinete que ha sabido del halago del premio y el aplauso, no solo
en nuestra tierra, sino también en la “Orientala” y en la zona gaucha del
Brasil, amén de haber llevado las habilidades camperas hasta las comarcas del
charro mejicano.
Hombre criado y
curtido en la dura vida rural, enamorado desde siempre del arte payadoril, se
animó no hace mucho -hacia 1986- a borronear sus primeros compuestos criollos,
y ha decir verdad que entró pisando con toda la pata, ya que animado a
participar en el Primer Certamen de Poesía Gauchesca organizado por la Asociación Argentina
de Escritores Tradicionalistas, supo alzarse con un “premio estímulo”.
De allí en más,
su superación no ha sabido de flaquezas, y hoy, a tan solo ocho años de aquel
comienzo, ya conoce el halago de un par
de primeros premios, entre otras distinciones, como así también de la
satisfacción de que sus temas anden en la expresión de los cantores criollos,
habiendo inclusive, llegado varios de ellos al registro grabado.
Y si en tan corto trecho ha habido tanta cosecha, por algo será, verdad?
¿Qué como es la poesía de Mariano?
Profundamente campera. Hombre cargado de potables vivencias criollas desde la
niñez, ha tenido la bendición de poder expresar todo ese caudal mediante la
palabra rimada, y por si fuera poco, con un notable vuelo lírico.
Mariano maneja los vaivenes
de la décima con eficiente soltura, gustando de adentrarse en los vericuetos
del diálogo rimado, como así también en las expresiones de giros admirativos y
exclamativos, revistiendo a su poesía con el rico ropaje que confiere la suma
de los elementos citados.
Y por si esto fuera poco, suele abandonar la décima para encaramarse,
confiado y seguro, a un cuarteto mayor, como descender de allí a la simpleza
popular de una cuarteta, para florearse luego en una sextina o una octavilla, o
jugarse confiado a trabar el pie de alguna estrofa.
Observador por naturaleza, con la ávida curiosidad del que quiere
aprender, no satisfecho con los conocimientos adquiridos en su propia
experiencia, busca el poeta la consulta oportuna en aquellas fuentes -vivientes
o bibliográficas- que él cree capaces de transferirle o develarle ya un nuevo
conocimiento, ya una punzante duda.
Pero claro, justo es decir que el hombre se viene puliendo, limando
asperezas, delineándose a sí mismo como escritor. Y si por allí pudiese
encontrarse un decir ripioso, como el hombre bien nacido aprende de sus propios
yerros, damos por seguro que el autor ha de sacar un nuevo aprendizaje.
Sin duda que hay Julio Mariano
para más, es decir que el poeta ha de seguir creciendo, y si nos ha sorprendido
el nivel alcanzado en tan corto trecho, no debe sorprendernos de ahora en más,
hasta donde pueden llegar sus camperas expresiones, sus pensamientos rimados,
sus sueños líricos.
Su pago, ¡la Vieja Magdalena !,
ha de tener en este joven valor, un motivo más de orgullo y un positivo
elemento para reverdecer los merecidos lauros de sus otros hijos: Pedro C. De
María, Delfor B. Méndez, Alberto S. Mederos, y por qué no, también Miguel D.
Etchebarne.
¡Bienvenido este “Puerta Afuera”!
nacido para andar las huellas del criollo decir, y por derecho propio dispuesto
a trascender el nombre de su autor, ese, a quien con la confianza que el trato
nos dispensa, le decimos:
-¡Adelante hermano, que un gaucho
sol te alumbra la huella y te entibia el futuro!
Palabras de
Wenceslao Varela, para “Por El Rastro”, segundo libro del poeta Mariano:
MI ADMIRACIÓN POR JULIO Y SUS VERSOS
Florecido
noviembre del ‘95
Conocí a Julio
Mariano, al leer el prólogo que sobre su clara y doblemente prometedora expresión
poética escribiera Carlos Risso.
Así era yo,
sentía tanta satisfacción al sentarme sobre el lomo de un potro como al
floriarme en una guitarra, echar un pial en la puerta de un corral, que darle
un beso a mi madre, tirarme sin ninguna necesidad a un río crecido que sentarme
junto al fuego con el mate entre las manos.
Se me hace que
Julio Mariano tiene ese sisagueante rumbear elegido ya.
El verso bien
logrado no le da trabajo, y no le cuesta redondear una estrofa, porque necesita
un adjetivo y le sobran tres, puede probar suerte en el difícil e ingrato campo
de la poesía.
Julio Mariano
le canta a lo que conoce plenamente, no se sale de lo suyo, de galopear en
campos con vizcacheras, tucutucos, hormigueros o tacuruces criollos, no entra
“ande” no sabe andar.
Quien así se
comporta, puede ensillar… y desensillar muy lejos.
Wenceslao
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